JUSTICIA / El líder de la red Gürtel, Francisco Correa, todavía sigue creyendo en algo: en el Atleti

Si al menos Camps fuera del Atleti…

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Francisco Correa
Francisco Correa en el juicio de la red Gürtel. / Efe

A pesar de los nueve años que lleva señalado como cabecilla de la trama de corrupción que colonizó al PP en los años del aznarismo y vapuleó algunas de las administraciones públicas más importantes que gestionaba, a pesar de los 51 meses que ha pasado en la cárcel y los muchos más que le quedan, de los cientos de horas de tedio que ha tenido que superar en sus tres juicios vistos para sentencia y de la decena de causas pendientes que aún le aguardan, el líder de la red Gürtel, Francisco Correa, todavía sigue creyendo en algo: en el Atleti.

«Correa decidió contestar las preguntas del abogado del Estado, con el argumento de que, además de caerle bien, él también es del Atleti»

El juicio de la Gürtel valenciana explotó en el mismo momento en el que, desoyendo el consejo de sus abogados, Correa decidió contestar las preguntas del abogado del Estado, Edmundo Bal, con el argumento de que, además de caerle bien, él también es del Atleti. Bal entró donde no había querido asomarse la fiscal Anticorrupción Miriam Segura y le preguntó quién había dado la orden de que su filial en Valencia, Orange Market, cobrara los trabajos que había hecho para el PP con dinero negro y a través de facturas falsas que fueron giradas por empresas adjudicatarias de la Generalitat. Y como un atlético no le hace un feo a otro atlético, Correa le contestó: “Ricardo Costa”.

Tanto hablar de pacto con la Fiscalía y al final el pacto que se vislumbra en este procedimiento es el que parecen haber alcanzado los líderes de la red Gürtel con el exsecretario general de los populares valencianos, primero señalado pero después rebajado a la categoría de mandado de Francisco Camps y su vicepresidente tercero, Juan Cotino, a los que atribuyeron la financiación de las campañas de 2007 y 2008, que excedió en 3,4 millones de euros, según el sumario, los límites fijados por el Tribunal de Cuentas.

«Francisco Correa llegó a tener 25 palcos en los años buenos, seguía coreando cuando todavía resonaban los ecos del doblete de 1996»

Una puesta en escena en tres actos muy al estilo del cántico que la grada del Vicente Calderón, en el que Correa llegó a tener 25 palcos en los años buenos, seguía coreando cuando todavía resonaban los ecos del doblete de 1996, año doblemente triunfal para el líder de la Gürtel porque dos meses antes de que Jesús Gil paseara por las calles de Madrid a sus jugadores en 15 carrozas tiradas por caballos, con posición de honor para el mediático Imperioso, Aznar botaba en el balcón de Génova camino de La Moncloa. El cántico que tantas veces oyó Correa decía: “Arriba, arriba, arriba… Arriba Tomás ese balón, que Manolo la prepara, que Manolo la prepara y Caminero mete gol”.

Porque en el juicio de la Gürtel valenciana, Correa ha mandado la pelota al campo contrario confesando sus chanchullos con el PP local; su lugarteniente, Pablo Crespo, la ha acomodado revelando que fue Costa, número dos Camps, quien les pidió cobrar de forma ilegal y Álvaro Pérez, el hombre que hace un año se jactó de haber acudido con “un bigote espléndido” al enlace de los Agag Aznar, muy del estilo de los que lucían algunos futbolistas en los ochenta, le ha metido un gol por la escuadra al expresidente valenciano, que en otra vida ya lejana llegó a considerarle su “amiguito del alma”.

«Álvaro Pérez llamó a Camps para asegurarse de que el regalo que le había enviado a su mujer -pasándose “veinte pueblos”, según ella- le había llegado»

Eso fue en la más mítica grabación del caso Gürtel, fechada en enero de 2009, en la que Álvaro Pérez llamaba a Camps para felicitarle las navidades y asegurarse, de paso, de que el regalo que le había enviado a su mujer -pasándose “veinte pueblos”, según ella- le había llegado. “Tendrás mi lealtad durante muchos años”, le dijo entonces ‘El Bigotes’. “Durante muchos años no, hijo de puta, durante toda tu vida”, le contestó Camps.

La lealtad le ha durado a Alvarito casi diez años, los mismos que han pasado desde la campaña electoral de 2008, aquella en la que tuvo que conseguir “16.000 chubasqueros en media hora” por el diluvio que le cayó a Rajoy en la plaza de toros de Valencia. Los suficientes para que los delitos electorales, la malversación y la falsedad que se ventilan en este juicio hayan prescrito para el candidato que un año antes consiguió el mejor resultado electoral de la historia en la Comunidad Valenciana.

‘El Bigotes’, que en febrero pasado le confesó a Raúl del Pozo que pasaba “más tiempo en el banquillo que el utillero del Atlético de Madrid”, también sacó los codos en el área cuando se  preguntó ante un juez de los que no dejan jugar qué tenían que agradecer los empresarios al PP de Camps “cuando soltaban la mandanga”. Si otros testimonios fueran en esa línea y se pusieran al descubierto amaños de contratos públicos, cabría la posibilidad de  abrir una nueva investigación en la que el expresident podría ser imputado por delitos que no han prescrito, como la malversación continuada. Eso amargaría el futuro judicial de Camps, quien podría tener el favor de Correa y su todavía cohesionado núcleo duro si al menos fuera del Atleti. Pero no. Lo suyo es el Valencia. Y la Fórmula 1.

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