Las heridas abiertas en el pensamiento de izquierdas

  • "Los partidos de izquierdas sufrimos las secuelas de las heridas infringidas por la esterilidad del populismo"
  • "La destrucción del mapa intelectual de la izquierda causado por el populismo deja como refugio inmediato el pensamiento mágico del mito y eso sólo para los activistas, militantes, simpatizantes y creyentes"
  • "Hay que recuperar el acumulado de pensamiento y acción democrática de la izquierda desde su fundación y construir sobre él"

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Los partidos de izquierdas sufrimos las secuelas de las heridas infringidas por la esterilidad del populismo, que todavía hoy actúa de tapón, y lo hará durante el tiempo que tardemos en construir un proyecto de izquierdas, tal es el destrozo de esta década de soberbia, como todas las que prometen el mejor de los tiempos.

Lo que queda del Podemos original es tanto y tan poco como lo único que puede producir el populismo: liderazgo carismático, antagonismo, gestos sin contenido y la nostalgia del 15M como paradigma seminal de la movilización. Y es que el Podemos original albergaba su propia esterilidad y riesgo democrático, la ilusión la causaban agentes externos: crisis, esclerosis de la política…Podemos era una gran ilusión populista. El propio nombre era ya un gran mito en sí mismo, cuya sola conceptualización supuso un retroceso de la izquierda y la democracia, como un ingenio de difícil desarrollo. No hay un paraíso inicial degradado por la mala práxis, desde el principio Podemos no fue una buena idea.

La organización, como alguno de sus dirigentes denuncia, son un conjunto de cargos públicos y asalariados, con el monolitismo de la dirección y control férreo de una estructura raquítica con los pies de barro y con una ilusión a la baja, como consecuencia lógica y necesaria del momento populista.

La coalición con IU tampoco ha sido el complemento orgánico de sus debilidades, ni como músculo ideológico ni como estructura en el territorio. Un componente situado entre izquierdismo, el dogmatismo y la fidelidad al jefe. La llamada refundación de IU primero y la coalición con Podemos después inoculan pensamiento populista a esta fuerza política que abandona el compromiso con la democracia representativa que adquirió en varios tiempos desde el 56. Vuelve con ello al infantilismo de los años 20.

Sin embargo, la coalición cumple el objetivo de dejar un solo representante político electoral y el de infantilizar a IU para hacerla inoperativa. IU se entrega desde entonces al asamblearismo y al radicalismo democrático, pero deja de estar conectada directamente a la sociedad. En ese sentido la coalición ha sido un éxito al despejar el terreno electoral a la izquierda del PSOE a un único referente populista. Ni siquiera puede decirse que IU sea influyente en el seno de la coalición, pues asume los presupuestos ideológicos de podemos. Luego no existe coalición sino absorción aunque ésta no sea orgánica todavía.

A partir de la coalición con IU, el izquierdismo ha dado paso sin solución de continuidad al pragmatismo, merced al caudillismo populista, que ha hecho posible forzar elecciones para luego rebajar las condiciones políticas del pacto. El caudillismo disuelve las contradicciones con el posibilismo del gobierno de coalición, que lejos de un pacto de programa se trató de un reparto de gobierno. Sin solución de continuidad se pasa de denunciar a la casta a convertirse en parte del establishment.

Es por eso que tras el rodaje de un año, ahora se ve su vacío programático sustituido por las inercias del PSOE y las obligadas resistencias en el último minuto de Unidas Podemos en temas tan vitales como la reforma laboral o las pensiones. Por supuesto que otros temas estratégicos, como los problemas del modelo de Estado, el proyecto europeo o la política internacional no forman parte del pacto y en los que cada uno va por su lado. Da la impresión de que ni siquiera cuestiones sobrevenidas, tan prioritarias desde el inicio de la legislatura, como la respuesta a la pandemia o los fondos de reconstrucción, hayan pasado a formar parte de los acuerdos de mínimos de la coalición.

En definitiva, hoy se considera que el Gobierno de coalición es poco menos que inevitable y duradero ante el retroceso sufrido por la izquierda con la repetición electoral, pero no se dice nada de la estrategia a que responde, de las consecuencias políticas para sus componentes ni de la estrategia alternativa, si ésta fuese necesaria. El trasfondo de todo es el vacío ideológico, estratégico y político sustituido por la levedad de las declaraciones estridentes y los gestos.

Algunos, más críticos, dicen que participar en el Gobierno es subordinarse al PSOE, como si esto fuera inevitable y que fatalmente no se puede compensar ni siquiera con los mencionados gestos y la agitación del electorado surgido de la indignación. Vienen a concluir que todo se arreglaría mejor desde fuera del Gobierno. Otros proponen una asamblea para una amplia evaluación y reflexión sobre el Gobierno. Todo esto es fruto del choque entre mito y realidad. Hay quienes quieren volver al mito, al pensamiento mágico, a la pureza de la fantasía y no encarar la dura realidad: la complejidad del Gobierno democrático, la necesidad de organizaciones educadas en el pensamiento complejo, en el pacto, en el acuerdo, en la contradicción. A los compromisos, la exigencia y el horizonte de cambio permanente. Como si todo esto no viniera de antes y no estuviera en el ADN de Podemos. En su levedad ideológica, programática y de proyecto. Esta es la clave.

Recuerda las reacciones de la izquierda tradicional ante los malos resultados electorales. Volver al mito de la organización, a la base, al de la movilización incontaminadas para salirse de los acuerdos. Ahora ocurre entre una parte de la militancia y de los votantes de UP, la nostalgia avanza con la insatisfacción: vuelven los mitos del populismo ante la dureza de la realidad del Gobierno. Volver al proyecto, al movimiento y para ello salir del Gobierno.

Los últimos avances del Gobierno en materias significativas en el Parlamento, la más importante de ella los presupuestos, debería haber aportado orientación económica y tranquilidad a la mayoría parlamentaria. Sin embargo, el susto de los fondos europeos no parece apuntar en esa dirección. Lo que hace necesario revisar cómo deber ser la incorporación estratégica de los independentismos al proyecto democrático común, a la par que anuncia nuevas dificultades también en Cataluña. El populismo de podemos huye sin embargo de esta compleja reflexión, para refugiarse en la confrontación con Illa como candidato del poder.

Vuelve el discurso populista de impugnación del régimen de la Transición y con el la concepción del mundo de UP. Se la cuestiona en su esencia por ser la plasmación democracia realmente posible. Se la cuestiona desde el mito y por eso tiene una matriz de exclusión del opuesto, (del adversario que no debería existir), revitalizado ahora con los manejos del rey emérito, y el rechazo por ejemplo a participar en las reformas corona frente a la que sólo se es capaz de erigir la denuncia de la corrupción sistémica y la alternativa de un proceso constituyente y de un clima republicano sin política. Este populismo sólo puede vivir contra algo y en un clima bélico, por eso carece de república que es vivir con (cita de Camus). La monarquía ofrece un símbolo contra el que poder tomar consistencia cuando la inconsistencia les hace estériles en la república real, la de las contradicciones y el pacto cuya naturaleza no comprenden. Se pasa de los abrazos emocionados a las descalificaciones desordenadas porque sólo se confía en las capacidades del poder ejecutivo y de “la calle”, y en el medio, que es donde reside la república actuante, no existe nada. Ni el poder ejecutivo tiene la naturaleza que el populismo le presupone ni la calle es ese lugar mítico de pureza que se proclama.

Así se cae en el relativismo moral e intelectual propia del populismo de comparar deliberadamente exilios para instrumentalizar dentro de la estrategia equivocada de la plurinacionalidad y la táctica en el Gobierno de configurarse como el muñidor de la mayoría de investidura con los independentistas, aunque todo esto les deje sin espacio en los territorios históricos, pero se es incapaz de formular una propuesta federal.

Continúa el abandono de la tan elogiada participación ciudadana contrapuesta a la democracia representativa, la inexistencia de la organización y el centralismo - personalismo de la dirección con la degradación de las primarias como una fórmula más de limitación de la pluralidad, que se reduce a las cuotas de los viejos partidos y a los nuevos aliados territoriales en retroceso.

La destrucción del mapa intelectual de la izquierda causado por el populismo deja como refugio inmediato el pensamiento mágico del mito y eso sólo para los activistas, militantes, simpatizantes y creyentes. El resto se va.

En definitiva, no se quiere afrontar la intemperie de la realidad. No existe el mito participacionista, el ser humano sólo se le va a encauzar obedeciendo a su naturaleza (Bacon) que es plural, imperfecta, contradictoria…El populismo no sabe encajar una sociedad plural, por eso la solución a los problemas de relación con un PSOE mayoritario sólo cabe la huida al mito, la destrucción del acuerdo por impuro.

Necesitamos una izquierda que se desarrolle en democracia representativa y republicana. Una izquierda que aspire a transformar radicalmente desde la conciencia de la imperfección de la suya en primer lugar. Hay que recuperar el acumulado de pensamiento y acción democrática de la izquierda desde su fundación y construir sobre él. En el centenario del PCI y el aniversario de Atocha y próximamente del 23F conviene mirar desde ahí para no quedarse huérfanos ni ensimismados.

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5 Comments
  1. walletjc says

    Al igual que en Perlora las razones poco tenían que ver con el marxismo-leninismo ahora parece que lo mismo tienen que ver con el populismo. Pero bueno da para vender algún libro.

  2. cambo says

    para mito el populismo de drchas qe no se basa mas qe en exaltacion odio sensacionalismo en vez d evidencias , como el d la izda : hambre, paro, frio, etc etc …aunque la drcha se burle d ellos y lo niegue usando la posverdad ya qe en internet parece qe to es subjetivo

  3. cambo says

    hace falta reflexionar y poner en palabras nª realidad , compartida – descubierta , en informacion y ls posts d otras personas ( escribir ayuda a pensar + para mentir solo hace falta un poco d coñac ) .

  4. Pilar says

    No es posible aceptar este discurso si desde el primer párrafo aparece este error tan elemental : «las secuelas de las heridas INFRINGIDAS por la esterilidad del populismo,»

  5. Florentino says

    … Querer convencer con el enfrentamiento personal, esto solo lo pueden hacer personas «fracasadas», prepotentes y muy dañinas para el conjunto de las clases «populares». Esta «mala baba», nos la estampa de vez en cuando don Gaspar. Busca la «unión» de todas las izquierdas… y ¡hace un partido (Actúa) para dividir!. Eso sí, lleno de «estrellas» del «bipartidismo nacional», que lo mismo han cerrado periódicos, que usaron «fondos reservados», (en sus luchas de bandas y bandidos), que promulgaron «leyes antiterroristas» de las más duras de occidente. Es muy chocante que al Llamazares no le diga nada la federación, o confederación «internacionalista» de clase… él a lo suyo: ¡Unidas Podemos!. Es una obsesión, le debe de parecer poca la mierda comprimida de los medios mediáticos, sobre el partido que sujeta al gobierno y al partido (PsoE) que tuvo en su ejecutiva y a sueldo; a ciertas personas, trabajando en las cloacas para desgastarlos. Ahí están Unidas Podemos, haciendo de carne de cañón, dejandose pelos en la gatera… ¡soportando las encuestas y los «falsarios» profetas!. Para fracaso «divisorio» el suyo… ¡vaya mano que le echaron a los «ultras» en Madrid!.
    Desde la admiración de otros tiempos, señor Gaspar deje de dar ejemplos «gratuitos», y si de verdad desea ayudar, lo diga a la cara… ¡pues tienen nombre!. Todo lo demás, es cosa de la misma sociedad, no de un partido en concreto; el «caudillo», lo dejó: «atado y bien atado»… ¡hace falta desatar entre todos, votando por la misma «causa» común!; no pedir «unión» cuándo has dividido ese espacio y neutralizado esos 30.000 votos… que se marcharon a las exenciones ultras madrileñas!.

    «No recordaremos las palabras de nuestros enemigos… sino el silencio de nuestros amigos».(Martín Luther King)

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