No mires el acto de Vox, mira los balcones de tu barrio

  • Los partidos de la hidra aznarista compiten por representar esos balcones, pero el fenómeno no son los partidos, el fenómeno son los balcones

7

Desde el domingo pasado estamos epatados por el éxito de convocatoria de Vox en un acto en el que no perdieron un minuto en desmentir que son un partido fanático. De hecho, se mostraron encantados por los adjetivos que reciben y se esforzaron en mostrar que son todos adjetivos merecidos. El acto de Vox ha ocupado análisis, temores e, incluso, desprecio de quienes insisten en recordarnos que el CIS les daba menos de un 1.5% de voto (sin duda, hoy sería bastante más). Probablemente antes del acto y del ruido mediático generado estos días, Vox fuera un partido con un electorado potencial menor que el Pacma.

Efectivamente Vox no tiene pinta de ser una fuerza de gobierno en mucho tiempo. Si sólo midiéramos lo electoral-institucional, en realidad Vox supondría de momento una debilidad para la derecha, por fin fragmentada. Puede llegar a ocurrir que el crecimiento de Vox, si no supera las barreras electorales, impida mayorías de gobierno de la hidra aznarista, ese cuerpo único que Aznar afirma haber legado unido a Rajoy y que hoy tiene tres cabezas distinas, la del PP, la de Vox y la de Ciudadanos.

Ocurre que la derecha autoritaria, nacionalista y fanática no nació en España el domingo pasado ni su espacio se restringe a Vox. En 2017, en torno al 1 de octubre catalán, los balcones de España se llenaron de banderas españolas. En España tenemos un muy serio problema con la bandera de España (la que la infinita mayoría de españoles sienten como bandera de España), pues, además de ser el símbolo del país, no le hemos conseguido arrancar connotaciones autoritarias. De hecho, hemos renunciado a intentarlo.

El 15M de los balcones que se vivió en España en 2017 (y que el PP intenta resucitar con cierto patetismo) tiene un calado profundo. Y dado el tipo de construcción nacional que ha tenido España (por acción de la derecha y por incomparecencia de la izquierda desde hace décadas), esa construcción nacionalista necesariamente es autoritaria, antiliberal y antidemocrática. Es el reverso nítido de aquel cosmopolita y demócrata 15M de las plazas que construyó un republicanismo radical. Es su reverso hasta en lo simbólico: el 15M se expresaba en el espacio público, los balcones nos miran desde el más privado de los espacios, desde los hogares.

En 2011, hubo quien despreció el 15M porque las elecciones municipales y las generales las ganó el PP: no entendieron que es mucho más estructural el movimiento popular de fondo que la expresión electoral… que con el tiempo fue también arrolladora. Del mismo modo, sería un error quedarnos mirando a los 10.000 de Vox o su 1,4% en las encuestas, en vez de mirar los balcones de nuestros barrios.

Los partidos de la hidra aznarista compiten por representar esos balcones, pero el fenómeno no son los partidos, el fenómeno son los balcones. Como fenómeno popular, las banderas no expresan (casi nunca) fanatismo de la persona que la pone, sino que son la expresión que se percibe más natural (¿quién no quiere lo mejor para su país, que no se desgaje, que estemos unidos y convivamos?) pero que en España genera el clima… que se está generando en todo el mundo.

Antes de la irrupción de Vox, sabíamos que Vox podía eclosionar. Y veíamos a Ciudadanos encontrar su fuente de votos en el radicalismo nacionalista español, alejado de ese retórico liberalismo centrista. Y vimos a Pablo Casado recuperar las esencias del PP, es decir, retroceder 40 años en discurso y en posición política, retroceso que en un partido como el PP es muy duro. Pero esto no lo hacían por Vox, sino por un caldo de cultivo popular cuya expresión simbólica son los balcones: por eso el PP anda estos días en una campañita un tanto patética intentando arrimarse a las banderas de los balcones, como Rubalcaba intentó que el 15M se sintiera representado por el PSOE.

Por desgracia, en España, la exhibición de la bandera en contextos no deportivos y la defensa entusiasta de la unidad de la nación representan un legado autoritario, antiliberal y de retrocesos antidemocráticos, por más que pudieran representar exactamente lo contrario: los intentos por revertir esa representación son imprescindibles, pero no serán electoralistas, llevarán mucho tiempo si en algún momento los emprendemos.

España no está vacunada contra el fanatismo que está triunfando en el mundo. Nuestro fanatismo tiene sus peculiaridades (nuestra derecha sigue siendo neoliberal, algo que casi sólo comparte con la brasileña; y nuestra derecha odia menos al inmigrante porque tiene más a mano el odio al catalán, desde hace mucho), pero forma parte de una corriente mundial. España no es mejor, España no es different. Probablemente Vox cuaje. Y si no, lo hará otro Vox. De momento, ya está por todo el barrio.

7 Comments
  1. ninja45 says

    Fuera de ciertos sectores españoles, se tiene claro que los peores
    delincuentes llevan toga, por eso no descubren sus vergüenzas fuera de
    casa. Estamos enredados en las milongas de los bocachanclas que cada día
    en la «Noche en 24 horas» no saben más que insultar y despreciar a los
    independentistas catalanes. Dicen que no aceptamos que la unilateralidad
    ha fracasado. Lo que fracasó estrepitosamente fue el Desgobierno
    fascista y corrupto del Partido Podrido, sus Socioslistos, C’s. Fachas, la
    Injusticia Española y el Tribunal Inconstitucional que con la aplicación
    del 155 y la violencia gratuita y salvaje contra gente indefensa el 1-O y
    contra nuestros representantes políticos se cubrieron de gloria. Esta
    gentuza sólo saben manipular y tergiversarlo todo para llevar el agua a su
    molino. Sentimos una tremenda tristeza de vivir en en Estado de Desecho
    donde no se respetan los Derechos Humanos ni la Libertad de Expresión y
    donde se encarcela a ciudadanos por pensar diferente a la oligarquía que
    abusa de su poder. Contra Cataluña todo vale, pero no se van a salir con
    la suya. Cuanto antes nos libremos de ellos mejor para todos. Ni un minuto
    más bajo el mandato de ests gentuza. Si me pegan, me divorcio.
    Som República !!*!!

    1. Aitor Iruretagoyena Zuberogoit says

      La realidad es que apoyas a una panda de corruptos golpistas a los que le importa una mierda la democracia y el respeto a las leyes …. Si hay justicia acabarán décadas en prisión para que los políticos entiendan que saltarse la ley y la soberanía nacional tiene consecuencias

      Se que estáis frustrados pero siempre podéis iros a vivir a Bélgica con puchi el amigo de los niños

  2. Francisco José Fuente Perez says

    Eso que comentas sería más o menos creíble si también te hubieses mojado con las esteladas… lo mismo que es fácil blasfemar contra la religión católica, pero cagarte en los pantalones para decir algo contra los islamistas…. Pura demagogia sectaria… Ya no cuela

    1. Guest says

      Totalmente de acuerdo. Bien dicho

    2. Aitor Iruretagoyena Zuberogoit says

      Bien dicho…

  3. Aitor Iruretagoyena Zuberogoit says

    La revolución de los balcones fue un movimiento espontáneo… De gente sin mucha conciencia política que ante la amenaza de ver desaparecer su país reaccionó de la forma más simple posible…. Expresando su apuesta por la permanencia de España mediante una bandera en el balcón…pero os aseguro que cada vez esta siendo más capitalizado por VOX, por la claridad de su discurso … Como el 15m lo fue por Podemos

  4. Julio Loras Zaera says

    Hable por usted, cuando hable de la relación de la»infinita» mayoría de los españoles con la rojigualda. A mí me va más, si me tiene que ir alguna, la rojinegra del anarcosindicalismo, y recuerdo que para mi padre, ya muerto, la única bandera que representaba a los españoles era la tricolor.

Leave A Reply