Doce días en los que internet se juega su futuro

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Hamadoun Toure, secretario general de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones. / Wikipedia

Durante este lunes y once días más, internet se juega su futuro. La considerada por muchos mayor creación de la humanidad, a la que están conectados más de 2.000 millones de personas, será el centro de las discusiones de la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales (WCIT), que se celebra desde hoy y hasta el 14 de diciembre en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. Organizada por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), la cumbre viene precedida por las alarmas (algunas  interesadas) por el temor de que del país árabe salga un red de redes domesticada.

El asunto central de la WCIT 2012 será la aprobación de un nuevo Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales (RTI), sobre el que descansan la interconexión e interoperabilidad de los servicios de información y comunicación del planeta. El anterior es de 1988, es decir de la era pre internet. Su carácter vinculante para los 195 países que acuden a la cumbre bajo el paraguas de la ONU desvela la importancia de la cita de Dubai. Sólo la delegación de Estados Unidos estará formada por 125 personas.

El discurso oficial de la UIT es que de Dubai tiene que salir un nuevo plan que asegure la inversión en infraestructuras que ayuden a que muchas más personas puedan conectarse a internet. "La dura verdad es que internet sigue siendo en su mayoría un privilegio del mundo rico. La UIT quiere cambiar eso", decía el secretario general de esta organización, Hamadoun Toure, antes de comenzar la cumbre.

Sin embargo muchos temen que los gobiernos del mundo quieran controlar internet con el nuevo reglamento. La propuesta de Rusia, por ejemplo, incluye un párrafo en el que pide que se reconozca  el derecho soberano a regular las actividades de las empresas que ofrecen servicios de acceso a internet dentro de cada territorio nacional. Varios países africanos y árabes apoyan la idea. La posición rusa también propone que los gobiernos tengan derecho a gestionar la red dentro de sus fronteras, así como la gestión nacional de los nombres de dominios y las direcciones IP.

Al menos los dos últimos puntos han venido siendo gestionados por organizaciones multilaterales, como la ICANN, la Internet Society o el World Wide Web Consortium, donde los gobiernos son sólo una voz mas. Y algunos de los principales actores no quieren que las cosas cambien y el gobierno de internet pase a depender de una UIT en la que las organizaciones sociales y empresas sólo pueden aspirar a influir en los representantes políticos de los 195 países presentes en la cumbra, los únicos que votan.

Google es una de esas empresas que más críticas ha planteado a los objetivos de la cumbre. La falta de transparencia y la predominancia de los gobiernos sobre la sociedad civil son algunas de ellas. Vinton Cerf, considerado uno de los padres de internet junto a Tim Berners-Lee, y ahora en Google, escribía en el blog de la compañía: "dentro de unas horas, tendrá lugar una reunión a puerta cerrada de los gobiernos del mundo en Dubai y la regulación de internet está en la agenda. La UIT ha convocado una conferencia del 3 al 14 de diciembre para revisar un viejo tratado en el que sólo los gobiernos tienen derecho a voto. Algunas propuestas podrían permitir a los gobiernos justificar la censura de la libertad de expresión o incluso cortar el acceso a internet en sus países".

Sin embargo, como ha demostrado el reciente ejemplo de Siria o vienen haciendo China, Rusia y un largo etcétera en el que también se puede incluir a países tan democráticos como Estados Unidos, los gobernantes no necesitan ningún nuevo reglamento para cortar o bloquear el acceso a la red a los que no les gustan. Además, confiar en que una organización de la ONU, con su forma de trabajar, sus plazos y sus compromisos políticos,  llegue a un acuerdo para tomar el control de internet es mucho confiar.

Pero el debate político está oscureciendo otro punto en la agenda de la WCIT que puede suponer un mayor peligro para el futuro de internet tal como la conocemos. En el fondo, la UIT quiere recuperar el papel central en las telecomunicaciones que tenía en la era del telégrafo y en la de la telefonía móvil y que el surgimiento autónomo y casi libre de la red ha disminuido. En ese esfuerzo cuenta con el apoyo de las grandes olvidadas de esta historia, las empresas de telefonía ahora reconvertidas en compañías de telecomunicaciones.

La ETNO, la organización que engloba a las operadoras europeas, va a Dubai a plantear que el nuevo reglamento recoja la posibilidad de que puedan instaurar un modelo al que llaman principle of sending party pays, es decir que los grandes generadores de contenido se hagan cargo de parte del coste que supone transportarlo hasta los usuarios. Volveríamos así al viejo sistema de la telefonía, tanto el emisor como el receptor pagan la factura. De aprobarse, empresas como Google, Facebook o Microsoft podrían tener que llegar a acuerdos con las operadoras para compensarles por soportar su tráfico.

Aunque Google apenas lo menciona en su campaña para mantener internet libre y abierta, una acción que ya ha conseguido el apoyo de un millón de personas, el asunto del dinero puede ser tan determinante como el control político para el futuro de la red. Esa va a ser la verdadera batalla.

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