Adiós a Internet Explorer

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Microsoft Edge, nuevo navegador de la compañía, en la imagen instalado en Windows 10. / Foto: Shutterstock

El ciclo de vida de los productos y programas tecnológicos es cada vez más corto. Hace sólo unos meses veíamos cómo Apple retiraba el soporte a dispositivos lanzados hace únicamente cinco años y ayer mismo Microsoft hizo lo propio con tres versiones de su navegador Internet Explorer: la 8, la 9 y la 10.

El movimiento de la firma de Redmond es sólo el primer paso para el adiós definitivo a Internet Explorer, el navegador de Internet que reinó durante años, con cuotas de mercado cercanas al 90% en los primeros compases de este siglo, pero que ha ido cediendo considerablemente terreno, dejando paso a otros navegadores. De hecho, en la actualidad es utilizado aproximadamente sólo por el 25% de los ordenadores a nivel mundial, mientras que Google Chrome, lanzado en 2008 por la compañía del buscador, le supera ampliamente al haberse hecho con más del 60% del mercado (en España posee dos puntos menos, un 58% según datos de StatCounter a diciembre de 2015). Junto a ellos, Firefox logra una buena porción del pastel, rondando un 20%, y el resto se lo reparte Safari (de Apple) junto a otros navegadores menores.

Pero Internet Explorer no sólo ha perdido durante estos años la supremacía en el mercado de navegadores sino que, lo que es peor, ha perdido la confianza de los usuarios. Muchos de ellos utilizan Explorer porque viene instalado por defecto en sus equipos informáticos pero sólo para descargarse otros navegadores. Y Microsoft se ha visto en la obligación de frenar esa tendencia y recuperar el beneplácito de los usuarios.

Con este objetivo la compañía fundada por Bill Gates introdujo ya el año pasado, con la llegada de Windows 10, un nuevo navegador para Internet: Microsoft Edge. Más rápido y más seguro, con él pretende recuperar el terreno perdido y, para obligar a los usuarios a migrar a versiones más recientes de su software de navegación, Microsoft retira el soporte a las versiones 8, 9 y 10 de Internet Explorer.

Esto no quiere decir que automáticamente dejen de funcionar en los equipos donde se encuentren instalados, pero Microsoft ya no ofrecerá ayuda técnica a los usuarios ni desarrollará parches para solventar los problemas de seguridad que puedan producirse. En definitiva, no se producirán nuevas actualizaciones y quienes utilicen estos programas quedarán desprotegidos ante posibles vulnerabilidades de seguridad. Ni que decir tiene que lo mejor para el usuario es siempre contar con la última versión de los navegadores que utilice – ya sea Internet Explorer, Google Chrome o Firefox - instalada en su ordenador. Esta es la única manera que tiene de estar protegido al cien por cien de las amenazas y virus que pudieran ir surgiendo.

Los usuarios de Internet Explorer 8, 9 y 10 pueden pasarse ya a la última versión del navegador, Internet Explorer 11, aunque esta tiene también los días contados, visto que Microsoft ya apuesta directamente por Edge, su nuevo navegador. Es cierto que éste todavía no acepta, por ejemplo, aplicaciones desarrolladas por terceros, pero es cuestión de tiempo que Microsoft le ofrezca soporte para ésta y otras funcionalidades. Llegará a lo largo de 2016.

De todas maneras, se utilice Internet Explorer 11 o Edge, lo que conviene recordar es la necesidad de no utilizar versiones obsoletas de ningún navegador, sea el que sea, para garantizar la seguridad de la navegación a través de Internet. Los usuarios que tengan configurada la actualización automática de estos programas (algo recomendable) no tendrían que preocuparse, pero quienes no lo hubieran hecho deberían acceder a la configuración del navegador en cuestión y descargar la última versión del software de la empresa.

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