Clamor internacional contra la lapidación

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El caso de Sakine Mohamadi Ashtiani ha vuelto a colocar en primer plano la lapidación de mujeres por adulterio en Irán. Esta forma de ejecución dejó de aplicarse en el periodo reformista del presidente Jatami pero, con la llegada de Ahmadineyad al poder, los tribunales han vuelto a imponerla como pena de muerte, adquiriendo la de Sakine una gran repercusión internacional.

Sakine Mohamadi Ashtiani (43 años) fue considerada culpable de adulterio el año 2006, siendo condenada a recibir 99 latigazos. Sin embargo, una vez cumplida la sentencia, se le abrió un nuevo proceso y, en esta ocasión, tres de los cinco miembros del tribunal volvieron a condenarla, imponiendo la pena capital por lapidación.

Todo habría seguido su curso legal si su hijo Sajad Gaderzadeh, de 22 años, no hubiera puesto en marcha una campaña contra la doble condena, acusando a las autoridades iraníes de incumplir su propia legislación, que impide penalizar dos veces a una persona por el mismo delito. Sajad escribió al presidente Ahmadineyad, al ayatolá Larijani, máxima instancia judicial iraní, y al propio Guía de la Revolución, Alí Jamenei. No hubo respuesta, pero Sajad tampoco se desanimó; junto con su hermana Farida, de 17 años, lanzó un llamamiento a la opinión pública internacional: “Tendemos nuestras manos –decían en su angustioso grito- a todas las personas del mundo. No importa quiénes seáis ni dónde estéis. ¡Salvad a nuestra madre!”

Sakine Mohamadi Ashtiani. Foto: iranhr.net

El llamamiento fue recogido por las principales organizaciones en defensa de los derechos humanos y por grupos específicamente dedicados a denunciar la pena de muerte y la lapidación en Irán. Por ejemplo, Iran Human Rights, Iran Solidarity y el Comité Internacional contra la Lapidación iniciaron una campaña para salvar la vida de Sakine, sobre todo cuando el 27 de mayo de 2007 el Tribunal Supremo ratificó la condena.

Debido a la movilización internacional, un portavoz del Gobierno iraní aseguró el pasado 8 de julio que Ashtiani no sería lapidada aunque se mantenía la pena de muerte. A partir de ese momento, la falta de información sobre su situación legal y la opacidad que caracteriza al sistema judicial iraní mantiene abiertas todas las posibilidades, desde la revisión de la condena hasta que la lapidación sea repuesta, pasando por la ejecución en la horca.

La pasada semana tanto Sajad, su hijo, como Mohamad Mostafei, el abogado defensor de Ashtiani, fueron convocados por la policía de Tabriz y Teherán, respectivamente, para intimidarles y obligarles a que cesen en la defensa de la acusada.

Se sabe, debido a informaciones difundidas en la ciudad de Tabriz, donde vive la familia de Ashtiani, que Sakine es una de las 200 personas que están “en capilla” en la cárcel de esta ciudad, capital del Azerbaiyán iraní. De estas condenas a muerte, 35 serían por lapidación, entre ellas dos jóvenes que comparten cautiverio con Sakine: Maryam Gurbanzadeh y Azar Bagueri, de 19 y 22 años. Una chica de 16 años, igualmente condenada a morir lapidada, se habría suicidado y, entre los condenados a muerte, habría otros menores de edad y un grupo de 18 homosexuales.

El caso de Sakine Ashtiani ha llevado a las organizaciones impulsoras de la campaña a convertir el 24 de julio en día internacional contra la lapidación, bautizándolo simbólicamente con el nombre de Sakine. Ayer mismo estaban convocadas concentraciones y manifestaciones en todo el mundo, desde Europa hasta Australia, pasando por Canadá, Brasil o Georgia.

Aspecto de la concentración contra la lapidación en Londres. Foto: Irán Solidarity

En las ciudades europeas, como Londres, París o Estocolmo, donde hay importantes comunidades iraníes, cientos de personas se manifestaron contra la lapidación y la pena de muerte portando fotografías de Sakine. En España, donde la colonia iraní es mucho menor, una asociación formada por refugiados políticos, ha entregado en el Ministerio de Asuntos Exteriores una carta abierta a Miguel Ángel Moratinos, aprovechando la reciente entrevista en Madrid con su homólogo iraní, Manuchehr Mottaki. En esta carta, la asociación felicita a Moratinos por sus iniciativas a favor de la libertad y la paz en Palestina pero le anima, igualmente y en consecuencia con esos principios, a que interceda por los derechos humanos y contra la pena de muerte, ante las autoridades de la República Islámica de Irán.

Por su parte, Mina Ahadi, portavoz del Comité Internacional contra la Lapidación, ha difundido otro comunicado agradeciendo los apoyos a la campaña por la libertad de Sakine Ashtiani y animando a la lucha para acabar definitivamente con la pena capital en Irán. “La pena de muerte –dice Mina Ahadi- es uno de los pilares básicos del régimen y la lucha contra las ejecuciones es, por lo tanto,  un pilar básico en la lucha del pueblo iraní contra el régimen”.

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