Superviviente a la amenaza nuclear de Tokio

0

Lucía Hornedo Pérez-Aloe (Tokio)

Carteles que anuncian el límite de compra de una botella de agua por persona en un supermercado de Tokio. / C. Jue (Efe)

Se ha escrito y hablado mucho sobre lo que está pasando estos días en Japón. Yo quiero dejar mi experiencia escrita para aquellos que la quieran leer.

En Tokio, donde vivo desde hace dos años y medio, se sintieron dos fuertes temblores el viernes 11 de marzo. Salí a la calle algo asustada porque era el terremoto más fuerte que había vivido hasta entonces. Mi intranquilidad continuó varios días y aún hoy porque las réplicas no han cesado todavía. (Mientras escribo estas líneas está temblando mi casa de nuevo). Todos mis amigos y compañeros de trabajo japoneses, de todas las edades, coinciden en que nunca habían vivido algo así, tantos temblores, tan seguidos y relativamente fuertes.

Mi preocupación creció cuando empecé a recibir correos y llamadas desde España, donde mi familia y amigos veían en las noticias y los periódicos lo que se contaba sobre la situación.

Empecé a preguntarme si es que estaba demasiado tranquila, porque todos insistían en que volviera a España, que era muy peligroso permanecer en Tokio. No podía entender por qué mis compañeros de trabajo y amigos aquí no mostraban ni la décima parte de ese miedo. ¿Acaso estarían locos los japoneses y yo me estaba dejando llevar por su indiferencia?

Quienes me rodean estaban preocupados y seguían las noticias, pero en ningún momento se dejaron llevar por el pánico. (Y no voy a caer en explicaciones simplificadoras sobre el estoicismo japonés, que ahora parece el mundo está lleno de expertos en cultura japonesa).

Gracias a Dios, la situación se va relajando y lo que se pintó tan negro no era para tanto. No quiero decir que yo tenía razón y que muchos estaban equivocados. Yo no tenía tampoco ninguna información que me asegurara que no debía preocuparme; podría haber sido mucho peor, pero creo que en ningún caso como se empeñaban en presentar algunos.

Entiendo que hay tantas reacciones como personas en el mundo. Unos se atemorizan y se dejan llevar por el pánico. Otros parece que no se enteran de nada. Los dos casos me parecen muy respetables. Lo que no encuentro justificable de ninguna manera es que se llame artículos informativos a relatos totalmente personales y nada contrastados sólo porque los firme un corresponsal y los publique en un medio de comunicación.

Ha faltado mucha responsabilidad y ética profesional. Quisiera que quienes han contado tantas cosas se hubieran parado a pensar que muchas personas en España que tienen familia en Japón podrían preocuparse y pasar muy malos ratos.

Por primera vez he vivido en el escenario de una noticia. No me refiero al terremoto y al tsunami que han arrasado algunas zonas de Japón, que por muchas imágenes que veo y testimonios que escucho por la radio no me puedo imaginar lo que estarán sufriendo todas esas personas.

Afortunadamente, lo que se contaba sobre Tokio no tenía nada que ver con lo que yo veía.

Tras una catástrofe semejante es natural que no funcionen ciertas cosas y que falten algunas. Debido a los cortes de luz para ahorrar energía los trenes no circulan con normalidad, faltan algunos productos en los supermercados… Pero en ningún caso se pasa hambre en Tokio. Decir tal cosa me parece una falta de respeto a quienes viven en las zonas más afectadas. Ni tampoco se ha quedado desierta la ciudad, que esta mañana el metro seguía igual de lleno que de costumbre.

Todo esto hace que me pregunte si siempre se cuentan las cosas de una manera tan parcial, irresponsable y poco profesional. Ha habido artículos y testimonios que más bien parecían relatos para contar a los amigos.

Por favor, un poco de responsabilidad y de ética, que detrás de todo esto hay mucha gente que realmente lo está pasando mal.

Por último, permitidme que agradezca a mi familia que me haya apoyado y haya sabido controlar sus nervios. Ellos también han sido protagonistas de todo esto.

Leave A Reply