Nabil y la masacre de Homs

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Cuando el crío llega al hospital de campaña, una clínica clandestina improvisada en una casa particular del barrio de Hay al Sabil en Homs, parece prácticamente indemne. El doctor que le examina sólo encuentra lesiones en los pies, aparentemente causadas por la caída de un peso sobre los mismos, pero el shock traumático del pequeño es lo que más preocupa al facultativo.

Y no es para menos. El hombre que le ha llevado al hospital le ha contado cómo le encontró: en una buhardilla con el techo derrumbado y el suelo inundado, posiblemente por el volumen del tanque de agua del tejado. El chaval estaba acompañado por cinco cadáveres quemados, correspondientes a sus padres y hermanos. En los foros administrados por activistas en Internet, aseguran que le hallaron abrazado al cuerpo de su madre. Aparentemente sobrevivió junto a ellos los cinco días que transcurrrieron desde el ataque hasta que pudo ser rescatado, sin alimentos ni agua. Rodeado de muerte.

El médico comienza a preguntarle.

– ¿Cómo te llamas?

– Nabil.

– ¿Cómo se llama tu padre?

– Abdel Naser.

– ¿Dónde está tu padre?

– Se fue a Arabia Saudí.

– ¿Y tus hermanos? ¿Dónde están?

– Mis hermanos y mi madre también, están en Arabia Saudí.

– ¿Dónde está tu madre?

– En Arabia Saudí. Todos están en Arabia Saudí.

Los esfuerzos del pequeño por aguantar sus lágrimas representan, de alguna forma, la tenacidad de todo Homs, la ciudad mártir de Siria, donde la artillería pesada de Bashar Assad se afana por violar las más básicas leyes de la guerra sometiendo a fuego, asedio y dolor a una población civil cuyo único delito fue expresar su desacuerdo con el régimen. Los testimonios que llegan desde allí –cuartopoder.es mantiene comunicación diaria con vecinos de dos de sus barrios– son desesperanzadores y espeluznantes. Bombas que se abaten contra calles, viviendas y hasta árboles, francotiradores que evitan que nadie pueda escapar, saqueos de las viviendas abandonadas por la proximidad a las posiciones militares, falta de electricidad y agua, medicamentos y comida y, sobre todo, ausencia de sótanos donde distribuir a los civiles para evitar que mueran bajo los escombros de sus casas.

Pero no es sólo Homs. Aunque el foco informativo se centra en la ciudad, sin duda la más castigada por la dictadura, las múltiples ofensivas de las tropas leales al régimen están causando muertos en Zabadani y Duma –ambas a las afueras de Damasco, donde la oposición se hizo fuerte hace meses–, en Idlib (norte del país), Hama (al norte de Homs) y Daraa, el origen de la insurrección siria, de donde ayer trascendía este vídeo donde se recoge el momento en que un vecino salva a un niño perdido entre las balas.

Hoy, en el Cairo, los ministros de Exteriores de los países de la Liga Arabe se reúnen para estudiar cómo reaccionar ante la sangría siria. Han tardado en reunirse más de una semana, desde que comenzara la ofensiva contra Homs donde los activistas estiman que un millar de personas podría haber perdido la vida. No pueden contar los cadáveres porque en muchas zonas, como el barrio del pequeño Nabil, no se puede entrar por la crudeza de los ataques. Eso no parece preocupar a los responsables árabes, capaces de demorar siete días una reunión para debatir el envío de otra misión de observadores que se anticipa tan inútil como la anterior, dando así más tiempo al régimen de Bashar Assad para acabar con la insurrección popular a bombazos.

2 Comments
  1. nidea says

    la gente harta de ver masacres no parece darse cuenta de lo que es una guerra y esta lo es por la existencia de un dictador que se aferra al poder (como todos los que ostentan el poder) y de un pueblo (que justamente reivindica su libertad).pero cuando la liberacion se ha hecho sin lucha.en las guerras hay genocidios(tambien el palestino), masacres en general y daños colarerales.

  2. celine says

    Es insoportable tanta crueldad. Excelente trabajo de denuncia, Mónica.

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