Taksim aglutina a la oposición turca y desafía el proyecto autoritario de Erdogán

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Policías antidisturbios intentan impedir que los manifestantes accedan a Taksim por una callejuela el pasado 1 de Mayo. / Firat News
Policías antidisturbios intentan impedir que los manifestantes accedan a Taksim el pasado 1 de Mayo. / Firat News

Con motivo de celebrarse el 1 de Mayo, la plaza de Taksim ha vuelto a convertirse en punto de encuentro para todos los que en Turquía se oponen al proyecto autoritario de Tayip Erdogán. Dispuesto a impedir que esta plaza situada en la parte europea de Istanbul se consolide -tras los graves disturbios del verano pasado- como referencia de la contestación, Erdogán prohibió la celebración del 1 de Mayo, blindando la emblemática plaza con 40.000 policías y 50 vehículos cisterna con cañones de agua.

Pese a ello, decenas de miles de trabajadores intentaron acceder a la plaza por todos los medios, desencadenándose una represión cuyo resultado ha sido más de 200 detenidos y casi un centenar de heridos, una veintena de ellos policías, lo cual ha vuelto a provocar las denuncias no solo de la oposición sino también de organizaciones internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

Pero lo más significativo de este 1 de Mayo ha sido constatar que, a solo un mes de la victoria de Erdogán en las elecciones municipales, amplios sectores de la sociedad turca han recordado al Gobierno islamista del AKP que no aceptan la escalada de prohibiciones y la conversión de Turquía en un estado policial dotando a los servicios de inteligencia (MIT) de poderes extraordinarios, tal y como ha ocurrido con la ley sobre los servicios secretos aprobada recientemente en el Parlamento.

Concluida su celebración, las organizaciones convocantes, de forma especial la Confederación de Sindicatos Progresistas (DISK) y la Confederación de Sindicatos de la Función Pública (KESK), han afirmado que el desafío a la prohibición demuestra al Gobierno que “no puede instaurar el imperio del miedo” y que “el pueblo no está dispuesto a doblegarse ante la tiranía”.

Parecidas expresiones ha emitido el Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal fuerza de la oposición, ante un Gobierno que “se comporta como la peor de las dictaduras” y que “encamina al país aceleradamente hacia un régimen totalitario”, y el Partido kurdo de la Democracia y la Paz (BDP), que representan a las otras dos grandes opciones políticas de Turquía, como se pudo comprobar en las pasadas elecciones municipales.

Según pudo comprobar personalmente una pareja española que pasaba unos días en Istanbul, el blindaje de Taksim fue de tal envergadura que durante toda esa jornada los turistas que estaban alojados en la plaza no pudieron regresar a sus hoteles.

Intantanea recogida por Ara Guler durante"la masacre de Taksim" el 1 de Mayo de 1977. / Bento.si.edu
Intantanea recogida por Ara Guler durante"la masacre de Taksim" el 1 de Mayo de 1977. / Bento.si.edu

No es la primera vez que se prohíbe la celebración del 1 de Mayo en la plaza de Taksim, histórico punto de concentración de los sindicatos durante el día internacional de los trabajadores, pero en esta ocasión la postura del Gobierno ha sido aún más intransigente ante el temor de que volviera a producirse una ocupación de la plaza como ocurrió el pasado verano en el colindante parque Gezi.

La plaza de Taksim tiene, además, un emblemático significado para los trabajadores turcos porque aquí, el 1 de mayo de 1977, murieron 37 manifestantes, parte debido a los disparos realizados por francotiradores desde las azoteas, y otros, aplastados por la multitud durante la carga policial, con vehículos blindados, que siguió al tiroteo.

Las autopsias confirmaron que al menos diez de las víctimas tenían impactos de bala, algunos de ellos en la cabeza. De acuerdo con una investigación judicial que quedó interrumpida con el golpe de Estado de 1980, el teniente Abdullah Erim logró detener a varios de estos francotiradores y los puso en manos de los oficiales de la Policía de Istanbul Muhsim Bodur y Mete Altan, que tras el golpe de Estado asumieron importantes funciones en la policía política de la antigua Constantinopla. Estas pesquisas así como una filmación en la que se veía a los francotiradores encaramados a los edificios desaparecieron del proceso, mientras que el juez instructor, Cetin Yektin, era trasladado a otro destino.

Numerosas fotografías se difundieron entonces por todo el mundo mostrando las escenas de pánico que se vivieron en la plaza de Taksim, aunque una de ellas, realizada por el fotógrafo Ara Guler, se convirtió en un ícono de lo sucedido. En esta imagen se puede ver a una joven pareja, vestida a la usanza de los años 70, huyendo a la carrera, con los rostros desencajados y llevando a un niño en brazos mientras al fondo se aprecia un panorama desolador.

Entonces, España estaba en plena transición democrática, se preparaba para las primeras elecciones democráticas y apenas se tenían noticias de que en Turquía, un país musulmán, hubiera un movimiento obrero de carácter revolucionario y con tanta fuerza. Aquella fotografía, publicada meses después por Le Monde Diplomatique, evidenciaba la existencia de una Turquía moderna, laica, progresista y de gran incidencia social. Los 500.000 trabajadores que se concentraron aquel año en la plaza de Taksim así lo demostraban. Personalmente, aquella impactante instantánea me llevó a interesarme por la situación de Turquía y de otros países de Oriente Medio, descubriendo una realidad totalmente desconocida por la sociedad española.

Algo parecido ha ocurrido este Primero de Mayo, 37 años después -los mismos que manifestantes muertos en aquella jornada-, porque el Día Internacional de los Trabajadores no se ha celebrado solamente en Istanbul. En Ankara e Izmir también se registraron violentos choques con la policía y se produjeron decenas de detenciones, mientras que en muchas otras ciudades, como Sivas, Samsun, Kayseri, Eskishehir, Tokat, Adana, Batman o Diyarbakir, el 1 de Mayo aglutinaba de nuevo a las distintas fuerzas de la oposición contra el proyecto autoritario de Tayip Erdogán.

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