ELECCIONES BRITÁNICAS / En un intento por reforzar su posición, la primera ministra ha perdido la mayoría absoluta en el Parlamento

May logra colocarse al borde del precipicio

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Theresa May deberá gobernar en minoría salvo que consiga el apoyo de los 10 diputados unionistas de Irlanda del Norte. Este es el resultado del descalabro sufrido por la primera ministra británica en las elecciones legislativas que ella misma decidió anticipar, el pasado 18 de abril, para aprovechar el aparentemente sólido respaldo popular del que gozaba en aquel momento. Sin embargo, en las siete semanas transcurridas, May ha visto esfumarse la aplastante ventaja de hasta 20 puntos en los sondeos sobre el líder laborista Jeremy Corbyn.

Y con la votación también se ha transformado en humo su mayoría parlamentaria. Los conservadores han perdido 13 escaños, cayendo de 331 (en el Parlamento hay 650 asientos) a 318, mientras que los laboristas ganaban 29, para auparse hasta los 261. Lejos de la mayoría, pero muy por encima de los 232 obtenidos en 2015, ahora gracias al apoyo de los jóvenes. En vista de ello, el jefe de la oposición ha pedido a May que dimita, como hizo su predecesor tras perder el Brexit. Otro de los ganadores de esta cita son los Liberal Demócratas de Tim Farron, que ha logrado pasar de ocho a 12 asientos en el Parlamento londinense. También ha pedido la renuncia de la premier.

Otra de las formaciones que han recibido un serio varapalo son los proindependentistas del Partido Nacional Escocés, que han visto caer su representación de 56 a 35 parlamentarios en Westminster. Los analistas interpretan este dato como el castigo por intentar convocar un segundo referéndum sobre la salida de Escocia de la Unión. Tampoco ha ido mal servido el ultrapopulista UKIP, de Nigel Farage, promotor del Brexit, que se ha quedado sin ningún escaño, lo que ha provocado las dimisión de su presidente Paul Nuttall.

Así las cosas, lo único claro es que May ha logrado complicarse la vida hasta el punto de que se considera que su carrera política será corta. Entre otras cosas, se le complica la negociación del Brexit y ni tan siquiera puede remodelar su Gobierno al haber perdido apoyos dentro de su propia formación tras el batacazo del 8-J. Si la primera ministra logró sorprender a las autoridades europeas por su inacción y por su falta de ideas para poner en marcha el Brexit, que arrancará en 10 días, ahora tendrá que demostrar que es una líder a la altura de Margaret Thatcher o de Winston Churchill, capaz de mostrar la senda a sus conciudadanos en los momentos difíciles, como los que se avecinan.

Por el momento, la inquilina del 10 de Downing Street cuenta con lo mucho que conforta el apoyo de Mariano Rajoy, jefe del Gobierno español, que le deseó la formación de "un Gobierno estable, a la mayor brevedad posible".

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