SÁHARA OCCIDENTAL

El puzzle del Polisario

  • Sidi Omar, representante saharaui ante la ONU, y Sidi Wagal, secretario general del Ministerio de Seguridad y Documentación de la RASD comparecen para tratar la actualidad del conflicto
  • “Sabemos que el Estado español está llevando a cabo una serie de actuaciones, siendo miembro del Grupo de Amigos del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental”
  • "La ampliación del frente de batalla es una cuestión de tiempo"

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Representantes del Frente Polisario y del Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) comparecían este martes ante los medios de comunicación para valorar cuál es la actual situación del conflicto, tras la reactivación del mismo el pasado mes de noviembre. Cabe recordar que, tras la violación del alto el fuego por parte del ejército marroquí al atacar a un grupo de manifestantes civiles en la zona neutral de El Guerguerat, el Polisario reconoció como roto el alto el fuego y declararon el estado de guerra en el Sáhara Occidental el pasado 14 de noviembre.

La reactivación de la cuestión saharaui tiene que ver también con el reconocimiento por parte del presidente de Estados Unidos de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Un hecho insólito, llevado a cabo por parte del saliente Donald Trump a mediados de diciembre. No hay ningún otro estado que reconozca la marroquinidad del Sáhara, más allá de Marruecos, como tampoco lo hace la legalidad internacional y Naciones Unidas que reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

Una jugada en el tablero de relaciones internacionales por el cual Israel y Marruecos emprendían nuevas relaciones bilaterales. Península Arábiga, Israel, Marruecos y Estados Unidos, un frente que se mira con cariño en la nueva situación geopolítica del que salen principalmente perjudicados saharauis y palestinos, pero que genera nuevas alianzas entre zonas de poder. Falta saber cuál será la postura de Joe Biden al respecto del Sáhara. Existen presiones públicas en el seno del Partido Demócrata, pero también en el Republicano, para que la diplomacia estadounidense vuelva a la senda del derecho internacional en este asunto.

Mientras, en el Estado español, el Gobierno de coalición asume una de sus principales contradicciones en política internacional. El Ministerio de Exteriores, capitaneado por Arancha González Laya, aguanta las presiones marroquíes para que se posicione del lado del plan de autonomía, contrario a una solución legalista del conflicto. Suena Ceuta, suena Melilla, también crisis migratoria en Canarias, todo envuelto en un halo de presiones por parte de Marruecos recubiertas en declaraciones en medios afines al palacio alauita. El otro socio del Gobierno, Unidas Podemos, firme defensor de la autodeterminación saharaui, se ha manifestado otra vez a favor del referéndum, aunque reconoce que en materia internacional poco hay firmado en el acuerdo de Gobierno.

Ante esta situación, el Polisario lleva algo más de dos meses reiterando acciones bélicas entorno al muro defensivo construido por Marruecos. Sin embargo, el conflicto va cayendo en el silencio, pasa el tiempo y los focos se vuelven a alejar del Sáhara Occidental. En este contexto, se dio ayer una rueda de prensa en la que participaron Sidi Omar, representante saharaui ante la ONU, y Sidi Wagal, secretario general del Ministerio de Seguridad y Documentación. De las palabras de ambos se puede intentar montar un puzzle frente al que está el Polisario en este contexto, diferentes piezas.

En primer lugar, cabe destacar que el movimiento de liberación y el gobierno saharaui apuestan por dar continuidad a las acciones armadas: “El Frente Polisario se reserva el derecho a usar todos los medios legítimos para defender los derechos a la autodeterminación e independencia”. Pero, al mismo tiempo, verían con buenos ojos volver a la senda diplomática: “El Frente Polisario sigue estando comprometido con la vía pacífica. Debe basarse en el respeto al derecho a la autodeterminación e independencia conforme a las resoluciones de ONU”. A pesar de esto último, consideran que “ya no existe proceso político”. El principal motivo: “Sigue estando estancado desde la dimisión del enviado personal, el expresidente alemán, Horst Köller”. Esto ocurrió en mayo de 2019, el secretario general de la ONU, António Guterres, todavía no ha encontrado sustituto. La primera pista viene, por lo tanto, en este sentido: un nuevo enviado especial al Sáhara aceptado por las partes destensaría la actual situación.

De lo contrario, los representantes saharauis en la rueda de prensa hicieron hincapié en que las acciones bélicas evolucionarán y se harán más intensas. “La guerra va a cambiar y será más cambiante y reconocida”; “la guerra va a entrar en una escalada segura”; “todos sabemos que después de esa escalada nadie quedará protegido y toda la zona será expuesta al peligro de la guerra”; “esta guerra seguirá hasta la liberación de todo el territorio saharaui, esa es la determinación del Frente Polisario”; “la ampliación del frente de batalla es cuestión de tiempo”…

Para que la guerra sea notoria, el Polisario reconoce la falta de presencia de corresponsales extranjeros que den veracidad a las acciones emprendidas por el Polisario, hasta ahora, la comunidad internacional solo puede informarse a través de sus partes de guerra, una información de parte y no contrastable. “La presencia de los corresponsales internacionales va a ser posible”, aseguran. “En las antiguas experiencias del Frente Polisario en la guerra, siempre ha estado presente la prensa, no siente ningún problema en la presencia de prensa internacional en las zonas de guerra”, recuerdan. “La otra parte, Marruecos, intenta silenciar la guerra”, añaden. “Esa apertura es cuestión de tiempo, el mundo entero está cerrado debido a la pandemia”, se justifican. Hasta el momento, la televisión argelina es el único medio extranjero que se ha trasladado al terreno desde el lado saharaui. Marruecos, como siempre, mantiene el cerrojazo informativo en la zona ocupada del Sáhara Occidental.

Y es que la estrategia de Marruecos pasa por no reconocer ningún conflicto bélico para llevar a este al olvido. Para los saharauis, Marruecos hace oídos sordos a lo que para el bando saharaui es una guerra por distintos motivos. Por un lado, hay una razón política, pues “si reconociera la guerra, reconocería a la otra parte”. Por otro lado, por una cuestión interna: “Sabemos cuál es la situación actual de Marruecos socialmente, las dificultades que está pasando debido a la pandemia”. El tercer motivo, es económico: “Marruecos basa, en su mayoría, su economía sobre el turismo, al declarar la zona en guerra, afectaría mucho a la economía marroquí”.

Por otro lado, los dirigentes saharauis intentan mostrar satisfacción con respecto a la actitud de otros actores de la zona, en especial la de Argelia y Mauritania. “Todos sabemos que la estrategia marroquí de crear los muros de defensa creó una restricción geográfica sobre la zona, esos muros son muy cercanos a las fronteras argelinas y mauritanas”, describen. Por ello, reiteran: “Eso nos lleva a que todos los escenarios son posibles en esta guerra”. Una contienda que la leen en clave regional: “La política marroquí es expansionista, no solo sobre los saharauis, también sobre el resto de países vecinos”. El ejército argelino ha fortalecido su despliegue en Tinduf últimamente, lo que desde la RASD lo leen como algo habitual y ordinario, no le quieren dar más importancia.

Preguntados por cuartopoder, los intervinientes saharauis se manifestaron sobre otras dos cuestiones de actualidad. Por un lado, se mostraron expectantes ante cuál será la decisión de Biden ante el estropicio de Trump: “Esperamos que la nueva administración reconsidere la posición tomada por el presidente saliente en relación a la supuesta soberanía marroquí y que vuelva a la solución que marcan la ONU y la Unión Africana”. Por otro lado, sobre las relaciones con el Gobierno español: “Sabemos que el Estado español está llevando a cabo una serie de actuaciones, siendo miembro del Grupo de Amigos del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental”. Pero también reclaman de España “asumir la responsabilidad jurídica con respecto al Sáhara Occidental, siendo España la potencia administradora del territorio”.

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