Insomnio

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EMPUNA PUNA

Hoy me ha dado por revisar las cotizaciones de las casas de apuestas, para el partido de España. En situaciones críticas me gusta refugiarme en opiniones objetivas y moderadas y ésas, en el mundo del fútbol, son realmente difíciles de encontrar.

Una casa de apuestas no entiende de colores, ni de emociones, ni de sentimientos, ni de miedos. Sólo entiende de dinero y, para hacer dinero, el único camino es el de la lógica y el del desapasionamiento. Por eso las cuotas que aparecen en los portales de juego de Internet son siempre un baremo de enorme fiabilidad, sobre todo, para lidiar con eventos deportivos en los que el resultado no está nada claro. Y esto es lo que he encontrado, 17 horas antes de que empiece a rodar el balón en Durban.

La cuota media para la clasificación de España, en las 10 casas de apuestas consultadas, es de 1.862, mientras que la de Alemania es de 1.895. Traducido en porcentajes, que nos resultan bastante más familiares que las cuotas, la probabilidad estimada para la clasificación de España es de un 50.4%, mientras que la de Alemania es de un 49.6%.

La conclusión es evidente. España tiene un 0.8% de opciones de clasificarse más que Alemania, es decir, prácticamente nada. Ahora bien, me consuela pensar que un equipo que le ha marcado ocho goles a Inglaterra y a Argentina, parte con ligera inferioridad ante otro que ganó sus dos partidos por la mínima y ante selecciones, en teoría, inferiores, como son Portugal y Paraguay. O lo que es lo mismo, ese esperado juego de La Roja, que todavía no hemos visto, pesa un poquito más que la manifiesta contundencia teutona. Lo dicen los que se están jugando sus cuartos, así es que vamos a confiar en ese veredicto.

LA BIZCOCHETA

Van Bronckhorst, tras marcar el primer gol en el partido Holanda-Uruguay (3-2). / Peter Klaunzer (Efe)

Ayer se produjo un curioso fenómeno en la primera semifinal de este Mundial. Los capitanes de Holanda y Uruguay marcaron para sus respectivas selecciones, haciendo de este partido una rara avis, en 80 años de dilatada historia mundialista. Tan extraña fue la circunstancia, que sólo se había producido anteriormente en cuatro ocasiones y, desde el último precedente, habían pasado ya 16 años.

Sucedió por primera vez en un choque de Octavos de Final de 1938, que enfrentó a Cuba y a Rumania, en el que marcaron Tomás Fernández y Stefan Dobay, capitanes de ambos equipos. Dieciséis años más tarde, la circunstancia volvió a repetirse en un Alemania - Turquía de la Fase de Grupos de 1954, en el que golearon, luciendo brazalete, Lefter Kucukandonyadis y Fritz Walter. Hasta 1982 no se volvió a producir esta llamativa curiosidad, personificada en los nombres del escocés Graeme Souness y del soviético Aleksandr Chivadze. Por último, el precedente más cercano aconteció en el Mundial de 1994, en un duelo de la Fase de Grupos entre Rumania y Suiza, en el que marcaron Gheorghe Hagi y Georges Bregy. Y así, hasta hoy.

No obstante, Giovanni van Bronckhorst, capitán de Holanda, pasó ayer a la historia por algo más que por esa simple curiosidad. A sus 35 años y 151 días, el defensa del Feyenoord se convirtió en el zaguero más veterano en marcar un gol, en la historia del Campeonato del Mundo, destronando al iraní Yahya Golmohammadi, quien había goleado en el Mundial de Alemania 2006, con 35 años y 84 días. Por tan sólo 67 días, un ilustre del fútbol europeo le arrebató su récord a un anónimo héroe. Pasa muy a menud

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