Ulrike Lunacek: “Hubo gente de mi partido que decía que no era posible que tuviera éxito siendo lesbiana”

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La vicepresidenta del Parlamento Europeo, Ulrike Lunacek. / Parlamento Europeo
La vicepresidenta del Parlamento Europeo, Ulrike Lunacek. / Parlamento Europeo

BRUSELAS.– Ulrike Lunacek (1957, Krems an der Donau, Austria) es eurodiputada, vicepresidenta del Parlamento Europeo, activista LGTB y lesbiana. Acalorada tras una reunión y apurando los minutos que faltan hasta la siguiente, la política austríaca recibe a cuartopoder.es en uno de esos escasos huecos en su agenda para hablar de derechos LGTB en Europa y de su propia experiencia.

La Carta de Derechos fundamentales de la UE prohíbe, entre otras, la discriminación por razón de orientación sexual. Sin embargo, casi el 50% de la población LGTB en Europa se ha sentido discriminada alguna vez. También Ulrike. “La Unión exige en sus tratados fundacionales una ley contra la discriminación a todos los países miembros,” afirma. Sin embargo, se lamenta, “aún hoy solo los derechos laborales están totalmente protegidos.” Después, como en muchos casos en materia de política social, la competencia es nacional, no europea.

El Intergrupo por los derechos LGTB del Parlamento Europeo que preside Lunacek, trabaja para mejorar esta situación. Entre los proyectos, junto con la Comisión, planifican una hoja de ruta contra la homofobia. Lunacek explica que hay que desarrollar una estrategia específica tal y como se ha hecho con otras minorías. “Ya que existe discriminación por razones de orientación sexual y transfobia, debe haber un marco en el que trabajar los temas de educación, salud…” En otros ámbitos como el matrimonio, la Unión no tiene competencias.  Sin embargo, sí que puede promover buenas prácticas y a esto se han comprometido la Comisaria Věra Jourová y el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans.

El progreso en la sociedad y el progreso legislativo, de la mano

“Cuando hay mejores leyes, la gente respeta más,” afirma la eurodiputada de Los Verdes ALE. La modernización de las leyes mejora la visibilidad y, por tanto, la aceptación. Pero a veces, el proceso es inverso, “también creo que en algunos países, como por ejemplo el mío (Austria), la población está más avanzada que las leyes.” Ahí la sociedad civil juega un papel importante. Cuando estás en política, afirma Ulrike Lunacek, “necesitas dialogar, buscar compromiso, tratar de convencer y para eso también necesitas el apoyo, la presión de la sociedad civil.” En opinión de la eurodiputada, es una cuestión de convergencia.

La construcción de una conciencia social es básica para progresar en el reconocimiento de derechos. “Es necesario tener buenos ejemplos en los medios de comunicación y en la literatura,” afirma. “Cuando yo salí del armario hace más de 30 años en las películas y los cuentos la gente se suicidaba, se rompían las relaciones… afortunadamente eso ha cambiado.” La educación en esto juega un papel fundamental. “Los niños deben aprender que de quién te enamoras no es una decisión, pasa” afirma. “De un chico, de una chica, ¿qué más da?” insiste con la paciencia de quien está cansada de explicar lo obvio. “No hieres a nadie, no cuesta nada y no le quitas nada a nadie,” sentencia.

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Ulrike Lunacek participando en las una de las marchas organizadas para celebrar el Orgullo en Viena. / Thomas Koller

El avance en la construcción de una conciencia social necesita su reflejo en la política. “La apertura y la tolerancia de la sociedad abre espacio para hacer mejores leyes,” insiste, pero, “normalmente, tiene que ver con un cambio de gobierno.” La ley del matrimonio homosexual aprobada por el PSOE en España hace 10 años y el cambio que se produce en Malta de la mano de un gobierno de centro-izquierda son dos buenos ejemplos.

¿Derechos por referéndum?

En mayo de este año, Irlanda celebró un referéndum sobre la igualdad en el matrimonio. Los irlandeses dijeron “sí” al matrimonio homosexual con un 60% de los votos a favor. Lunacek justifica el resultado en la pérdida de legitimidad de la Iglesia por los casos de pederastia en el país y la apertura de la sociedad a través de la emigración. Pero podría haber salido el “no.”  “No estoy de acuerdo con hacer referéndos sobre derechos de minorías pero si pasa y hay que tomar posición, prefiero que salgan así,” afirma la vicepresidenta.

Salir del armario: un acto político

El Primer Ministro de Luxemburgo es el primer mandatario de la UE gay que ha contraído matrimonio. Ulrike fue la primera política austríaca en salir del armario. Pedro Zerolo, fallecido hace unas semanas, fue clave en el impulso que llevó a la implantación del matrimonio homosexual en España. ¿Existe una necesidad de representación política del colectivo para avanzar en la promoción de los derechos LGTB? Sí y no. “Ahora hay muchos aliados pero en los países en los que no hay gente visible, es especialmente importante que la haya”, destaca Lunacek.

En opinión de Ulrike Lunacek, aún hoy se mantienen determinados estereotipos asociados a la homosexualidad como la pedofilia o la promiscuidad. La vicepresidenta del Parlamento Europeo cree que la visibilidad también ayuda a romper con el estereotipo. “Somos gente normal, con los mismos problemas que el resto del mundo, solamente que nos enamoramos de gente del mismo sexo,” sentencia.

Para Lunacek salir del armario es una necesidad por dos razones: la propia salud mental y también y dar visibilidad al colectivo. “No tienes que esconderte.” Salir del armario es avanzar “para cambiar la imagen en las cabezas y los corazones de los otros.”

Hablar abiertamente de la propia orientación sexual no es solo un modo de ayudar a mejorar la sociedad, también es un acto político. “Cuando me presenté a las elecciones al Parlamento yo también lo dije, no porque a la gente le interese con quién me acuesto sino para reclamar los derechos políticos,” afirma la hoy vicepresidenta del Parlamento Europeo.

La orientación sexual: más ventaja que obstáculo

“Si hay amenazas y son pocas, siempre son anónimas,” afirma Lunacek, que nunca se ha sentido discriminada por su orientación sexual en el Parlamento. “Cuando hay discusiones en el Parlamento me critican por defender los derechos, no por ser lesbiana yo misma,” explica.

La austríaca trabaja en otros ámbitos, así que le resulta difícil saber cuándo es atacada por su condición sexual y cuando es solo la excusa. “Sé que cuando fui cabeza de lista en las elecciones al Parlamento Europeo hubo gente de mi partido que decía que no era posible que tuviera éxito siendo lesbiana” afirma con total indiferencia, “pero yo también gané contra un hombre famoso, así que esas cosas se mezclan a veces.”

Al contrario, lejos de ser un obstáculo, su orientación sexual ha sido una ventaja en su carrera política. “Creo que me ha ayudado porque defiendo estos derechos de una manera auténtica que hace pensar a la gente. Además, todo el mundo me conoce por eso,” relata Lunacek con una enorme sonrisa.

El miedo no es una opción

Hace un año, durante las celebraciones del orgullo en Viena, un desequilibrado la atacó con ácido. Por fortuna no sufrió herida alguna. Pero aquella no fue la primera vez que Ulrike era agredida.

Reconoce que a veces las marchas son peligrosas. “En Bratislava una vez me tiraron piedras que felizmente no me dieron. En Letonia, no solo contra mí sino contra toda la marcha del orgullo, tiraron botellas.  También en Varsovia, pero éramos más los que íbamos en la marcha que los que protestaban,” relata la eurodiputada austríaca. Aunque no quiere banalizar esta violencia, hace lo posible por quitarle importancia. “Sé que existe pero no voy a ir con guardaespaldas todo el tiempo. No me siento así de amenazada,” reconoce a pesar de todo.

Ante el miedo, planta cara e insiste en que “no es razón suficiente para esconderte que a otros no les guste o que quieran herirte. Si somos más,” insiste, “los pocos que están en contra tendrán que parar de atacarnos.”

(*) Beatriz Ríos es periodista.
Gráficos: el reflejo social y legal de los derechos LGTB en la UE

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