2015, contra las violencias machistas

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Concentración el pasado 23 de diciembre en Villena (Alicante) tras el último asesinato por violencia machista. / Morell (Efe)
Concentración el pasado 23 de diciembre en Villena (Alicante) tras el último asesinato por violencia machista. / Morell (Efe)
Actualizado el 30/12/15 tras un nuevo asesinato machista en Mos (Pontevedra).

Si tuviéramos que caracterizar el año que termina en cuanto a su comportamiento respecto de la violencia que sufren las mujeres, tendríamos varias posibilidades, y no todas malas.

En lo negativo, como ya hemos señalado en anteriores ocasiones en este mismo espacio, tenemos el continuismo en la dejación de responsabilidades por parte del gobierno del Partido Popular, con una falta de compromiso con las mujeres que ha rozado la indiferencia. Si en los presupuestos generales (PGE'16) la bajada de la partida rayaba lo que en concursos públicos se denomina “bajada temeraria” con un 17% menos, en la campaña electoral y en el propio programa, la indiferencia fue absoluta.

Hablando de la campaña electoral, las boutades sobre la violencia que sufren las mujeres fueron de tal calibre que la vergüenza llegó a las páginas de la prensa generalista, parece que se cobró algunos votos. En cualquier caso, los partidos mayoritarios demostraron estar lejos de la calle, porque después de un  7N con cientos de miles de mujeres y hombres en las calles, las referencias a las reivindicaciones de la marcha fueron más que escasas en los principios programáticos, aunque no tendrán más opciones que empezar a incluirlas, no vaya a ser que para las próximas elecciones las feministas continúen su alianza del 7N y se planten ante tanto desprecio a la vida de las mujeres.

También están en el negativo, sin duda, las que echamos de menos. Mujeres de todas las edades, de todas las condiciones, de diversas procedencias. Las 15 mujeres asesinadas en Andalucía y un niño; 12 mujeres, una niña y 2 niños en la Comunidad Valenciana; 7 mujeres y 2 niñas en Galicia; 6 mujeres, una niña y un niño en Cataluña; 4 en Madrid, 3 en Euskadi, en Asturias y en Canarias; 2 en Castilla la Mancha, la misma cifra que en Castilla y León; una en Extremadura, Aragón, Cantabria, Baleares, y Murcia. 15 de las 17 comunidades han perdido, como mínimo, una mujer asesinada por su pareja o expareja.

Pero puestos a destilar venganza, las exparejas tienen variedad de objetivos, y esto también lo hemos vivido en este 2015. Mencionamos ya los asesinatos de hijos e hijas, también tenemos un número no desdeñable de hombres asesinados (4) por ser la pareja actual de la mujer objeto de la violencia, en La Rioja, Galicia y Castilla la Mancha.  Por cierto, que son el 80% de hombres asesinados en este ámbito de los afectos y desafectos, de las parejas y las exparejas.

El Consejo General del Poder Judicial (CGJP), a través del Observatorio contra la violencia doméstica y de género, indicó el pasado 18 de diciembre que siguen aumentando las condenas por violencia de género. En concreto, en este tercer trimestre de 2015, hubo un total de 33.705 denuncias por violencia de género (un incremento interanual del 1,5%). Las víctimas fueron 32.484, de las cuales un 31,5% eran extranjeras.

Sobre el trabajo de los juzgados y tribunales, en este mismo trimestre dictaron 9.863 sentencias penales. De ellas, sólo 6.322 fueron condenatorias. Además, se solicitaron 11.261 órdenes de protección, de las que se derivan órdenes de alejamiento (77% de los casos), prohibición de comunicación (736,3%), salida del domicilio (13,3%) y prohibición de volver al lugar donde se produjo la agresión (8%). La suspensión de tenencia y uso de armas fue acordada en un 14% de casos. Estos datos del CGPJ son sólo del tercer trimestre de 2015, no son datos anuales.

Lo positivo, sin duda, ha sido la gran movilización de las mujeres que culminó en las calles de Madrid el 7N y todo lo que ha aportado, como un nuevo lenguaje en la mayoría de los medios de comunicación. Que se hablara de violencia en los debates o que algunos candidatos y candidatos se estrellaran con este tema ha sido una consecuencia del 7N, que hizo que ¡por fin! esta violencia contra las mujeres entrara, tímidamente, para algunos de manera oportunista, a debate. Entró y retrató.

La foto que se quedó es la de la Gran Vía de Madrid que se resiste a salir de nuestras retinas. En su grandeza, esta manifestación volvió a poner en valor el feminismo, sus reivindicaciones, sus colores, sus símbolos. Y el feminismo ha vuelto a denominar  estas violencias de los hombres contra las mujeres como lo que son: violencias machistas. En plural, porque son múltiples (acoso sexual, violación, maltrato físico o psicológico, mutilación genital, etc…). Y si estamos de acuerdo en esto, tendremos que cambiar la ley (L.O. 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género) para adecuarla a los criterios del Convenio de Estambul. Es éste uno de los retos inmediatos y urgentes que tiene el futuro gobierno, y debe ir entre los temas que se discutan para construir alianzas de estabilidad política.

Pasar de más de 70 a 0 en cuatro años es tarea imposible, pero si estamos de acuerdo en que la educación es la base, démosle el papel que se merece, no el que tiene. Hagamos lo imposible por llegar a la tolerancia 0 ante las violencias machistas. Empecemos en 2016, que luego es tarde. Nos va la vida en ello.

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