La destrucción de la costa seguirá cuando pase la crisis, advierte Greenpeace

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Un día después de acabar el Debate sobre el Estado de la Nación (DEN), Greenpeace España acaba de presentar, el viernes, su décimo informe anual Destrucción a Toda Costa (DTC). Ese carácter que tanto gusta a políticos y burócratas cuando hablan de normativa, el de la “oportunidad”, lo tiene indudablemente la edición 2010 del ya conocido repaso a los litorales españoles.

Le da “oportunidad”, para empezar, el hecho de que el “tema verde” ha pasado una vez más sin pena ni gloria entre el fárrago de exposiciones, réplicas, dúplicas, contrarréplicas, invectivas, halagos y descalificaciones habituales de los DEN. Y, curiosamente, el mayor incumplimiento del Gobierno Zapatero en este terreno –el aplazamiento continuo de la Ley de Economía Sostenible prometida hace un año– le fue recordado al presidente por Mariano Rajoy, nada sospechoso ni él ni su Partido Popular de veleidades ecologistas.

Más bien al contrario, pues, como señala el DTC 2010, las corrupciones e ilegalidades que han servido para seguir destruyendo nuestras costas están mayoritariamente relacionadas con los gobiernos locales, provinciales (diputaciones) y regionales del mayor partido de la oposición que con el actualmente gobernante, en mi opinión. Lo que no quiere decir que el llamado Partido Socialista le vaya muy a la zaga a la formación conservadora allí donde gobierna en la costa.

El caso es que el estallido de la burbuja inmobiliaria no ha servido para que las administraciones locales y autonómicas se replanteen seriamente la necesidad de crecer de otra manera. Y muchísimo menos de no crecer, algo de cuya necesidad muchos estamos convencidos, especialmente en lo que se refiere a litorales y a combustibles fósiles.

Resulta que, como constata el informe y sabe todo el que se haya interesado alguna vez al respecto, los planes de urbanización, es decir, destrucción de nuestras costas siguen ahí, con la esperanza, ojalá que vana, de que una recuperación de la economía insufle nuevos bríos a especuladores que amparándose en la permisividad de gobernantes venales siguen dispuestos a arrasar con lo que haga falta para volver a hinchar el globo recién explotado, sustituyéndolo.

Lo peor es, como bien se dice en la rueda de prensa de presentación del DTC 2010, que algunos –mayormente los nacionalistas catalanes y quienes gobiernan en zonas litorales– no han esperado a que el sistema financiero dé signos de recuperación y ya presionan para que sea “dulcificada” o eliminada en sus aspectos más claros la Ley de Costas cuya aplicación se hace a trancas y barrancas desde que se promulgó y que, en cualquier caso, si de algo peca es de garantista.

Sea como sea y ocurra lo que ocurra finalmente con la ley, el DTC alerta de que, tras la destrucción ya perpetrada en la mayor parte de los litorales españoles, las zonas en las que aún queda “algo” ¬–Rías Bajas, Cantabria, Asturias, Almería, Cádiz, Murcia…– son el siguiente objetivo, como muestran los planes urbanísticos de futuro no abandonados, para culminar la obra ladrillera cuando pase el temporal económico. Es lo que hay. Por eso, es altamente recomendable la lectura del informe de Greenpeace y la contemplación de la rueda de prensa de presentación.

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