Los ‘ni nis’ mexicanos, carne de cañón en la narcoviolencia

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MÉXICO D.F.– Los dos últimos sucesos luctuosos que han afectado a dos menores de edad han vuelto a poner sobre el tapete mexicano el negro futuro que el narcotráfico y la violencia a él ligada puede deparar a buena parte de la juventud. Un pastor de once años perdió una pierna y un brazo por la explosión de una granada “perdida” por el ejército en Puebla (centro) y otro de 14 murió en una balacera callejera en Nuevo León (norte).

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Hace meses que distintas organizaciones sociales vienen advirtiendo de que los menores de edad se están viendo atrapados voluntariamente o no en la violencia generada por el narcotráfico, que ya contabiliza más de 50.000 muertos, según los últimos cálculos avanzados por el diario de izquierdas La Jornada, desde que el presidente Felipe Calderón inició la criticada guerra sin cuartel implicando directamente al Ejército federal en las operaciones policiales.

Desde hace semanas las señales de alarma en relación con los menores se habían multiplicado, antes de la muerte de Miguel Ángel Alfaro Trejo, de 14 años, por balazos del fuego cruzado de narcos y policías en Escobedo (Nuevo León) y de la mutilación de Osvaldo Zamora Barragán, pastor de 11 años, de resultas de la explosión de una granada abandonada en el terreno donde pacían sus cabras en Petlalcingo (Puebla).

El obispo de Saltillo, Raúl Vera López, quien en 1999 fue desterrado por la jerarquía católica nacional a instancias del Vaticano desde San Cristóbal de las Casas (Chiapas) al norte del país, aprovechó la peregrinación anual de su diócesis al santuario de la Virgen de Guadalupe en el Distrito Federal para denunciar que los narcos utilizan ya sin recato a niños para que les sirvan de informadores.

Algunos llegan a más, como muestra el juicio que está celebrando en Morelos (centro) contra El Ponchis,  de 14 años, encausado por decapitar a cuatro personas.

No se conoce qué salario recibía este adolescente por su trabajo, pero el obispo Vera sí sabe cuánto cobran en Saltillo los niños informantes: “Hasta 1.500 pesos (cien euros) semanales”, aseguró.

Lo peor se vive y se muere en Ciudad Juárez, donde un reciente despacho de la agencia Reuters contaba que se han registrado casos de menores asesinados y descuartizados con el fin de advertir o amedrentar a una banda rival. Y otros en que sicarios han irrumpido en fiestas juveniles disparado a discreción para matar a decenas de adolescentes.

La relación de barbaridades podría ser inacabable. Tan extensa como es el caldo de cultivo social en el que los menores se ven arrastrados o atrapados en la violencia. Según Oscar Rey, juvenólogo de la ong Altepetlac, en México hay dos millones y medio de jóvenes ni nis (ni estudian ni trabajan). Además, del 38 por ciento de población entre 15 y 29 años, la cuarta parte está en situación de extrema pobreza.

Esos ni nis mexicanos se concentran sobre todo en las ciudades norteñas del país, estima Rey, ahora tan tristemente conocidas como Coahuila, Ciudad Juárez, Monterrey, Reynosa, Nuevo Laredo, Tijuana, Chihuahua…. Terreno abonado para los reclutamientos de carne de cañón por el narcotráfico.

2 Comments
  1. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    De este tema, lo mejor será no decir ni pío, por si a la salida de casa, unos esbirros te están esperando con la metralleta…
    ¡Que eso es en otro país, ya lo sabía, pero, por si acaso, que esa gente es muy larga…!

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