VIOLENCIA MACHISTA

“Los jueces deben pensar más en los menores cuando les obligan a dormir en casa del maltratador”

  • Entrevista a ‘Hijo de maltratador’, el perfil en redes de un hombre cuya infancia estuvo marcada por la violencia de género. Ahora visibiliza el terrorismo machista

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Son víctimas de la violencia de género tanto o más que sus madres. Sin embargo, aun a pesar de que su bien y su protección frente a los maltratadores deberían ser prioridad máxima para toda la sociedad, lo cierto es que su indefensión acaba siendo la realidad a la que se enfrentan cada día. Las secuelas que arrastran por ello les pasa factura no solo física sino psicológicamente. En muchos casos de por vida. ‘Hijo de maltratador’ lo sabe bien. Prefiere preservar su identidad por seguridad de su madre y hermana, Su historia es la misma que vive el cerca de un millón de menores que en estos momentos padecen en nuestro país este terrorismo machista. Hoy, con la madurez y mucho trabajo personal a sus espaldas, ha encontrado en las redes sociales el lugar en el que “liberarse, desahogarse y superar su pasado” y en el que poner el foco en las niñas y niños cuyo hogar es el lugar más peligroso del mundo.

Tiene grabado a fuego en el recuerdo un teléfono rojo con teclas cuadradas. Por más que hayan pasado los años aquel aparato no se le olvida. “Cuando tenía 8 años me sentaba frente a él, con las piernas cruzadas y no me separaba del teléfono ni un segundo”, dice. Esperaba que sonara porque era soñar con aquello que siempre deseo y nunca tuvo. “Tras el divorcio de mis padres el juez estableció un régimen de visitas los sábados. Yo esperaba su llamada. A pesar de su maltrato y lo mal que me lo hacía pasar quería que me quisiera. Pensaba que si me quería no le haría daño a mi madre ni a mi hermana”, relata este superviviente de violencia de género.

Sin embargo hay golpes que sin amoratar la piel hacen daño en el alma y se quedan ahí tan clavados que a veces es imposible sacarlos. “En un año solo recibí tres llamadas”, dice. El silencio, era el arma con el que su padre maltratador, seguía dañando a su exmujer y también a él y a su hermana. “Por eso siempre digo que hay repetir, tantas veces como haga falta, que un maltratador nunca es un buen padre. No solo porque no quiere a sus hijos sino porque los convierte en los instrumentos con los que herir y seguir sometiendo a sus parejas o exparejas”, dice ‘Hijo de maltratador’. “He tenido la gran desgracia de perder el miedo a la muerte, de llegar a darme igual morir en esa casa de los horrores con sus puertas y ventanas rotas de puñetazos y patadas, agotado de amenazas, de cuchillos en mi cuello y oyendo muchas noches como ese hombre violaba a mi madre, la mayoría de veces bajo el chantaje de hacernos daño a mi hermana y a mí”.

Este hijo de un maltratador alza la voz porque aunque reconoce que se ha avanzado mucho en la sensibilización y la ayuda a las víctimas de la violencia de género, el trabajo por hacer para que la gente sepa de verdad lo que es vivir esta violencia es ingente. “A pesar de que cada caso sale en los medios semanalmente, sin contar las que no denuncian, el sometimiento y el machismo sigue siendo tomado como cultura. No se conoce lo que de verdad es vivirla. Aún sigo oyendo eso de: “no lo entiendo, si una mujer está con alguien le pega o le hace daño es porque quiere, porque recursos hay. Oír esto me revuelve por dentro”, comenta.

Y es que según este superviviente a la sociedad el machismo le cuela goles por la escuadra sin que sea consciente de ello. “Se ve con normalidad que sea la mujer quien cocina, la que acompaña al marido en el asiento del copiloto, incluso elegir qué ver en televisión en su presencia. Hemos normalizado que el primer plato de comida se sirva a los hombres o que castiguen los padres y las madres consuelen. Parece que la gente desconoce hasta qué punto puede llegar un maltratador anular a su víctima y su entorno y hasta hacerse el bueno delante de la propia familia de la víctima, vecinos… una vez anulada la persona, acostumbrada y convencida de que es una mierda y que solo con él vales algo, que con él o con nadie, dejas de quererte, de cuidarte y te dedicas a complacerle y hacer el menos ruido posible para evitar los golpes que vendrán. Quien siga negando que el machismo y el patriarcado está instaurado en cada casa, trabajo, etc., es porque no quiere que cambie nada. Tal vez porque si algo cambia podría cambiar su estatus de dominante”, añade.

-¿Hasta dónde duele ver el maltrato de una madre?

"Me he llegado a odiar muchas veces por eso, por no ayudarlas, tanto a mi madre como a mi hermana"

-En mi caso, que somatizo físicamente el malestar psicológico, es como si estuvieras ardiendo en llamas por dentro, en shock, decepcionado, con miedo, rabia, impotencia, ganas de llorar, un dolor indescriptible. Después del miedo del primer momento y los deseos de que parase, llegaba el de la culpabilidad, el llanto. No sabía reaccionar, el miedo me paralizaba. Pudo prenderle fuego o ahogarla delante de mí, lo intentó hacer. Sigo trabajando con mi psicóloga desde hace unos 4 años e intento perdonar a mi yo pequeño, intentándolo de muchas maneras, imaginando viéndolo desde fuera, como si de una película se tratase. Pero no puedo. Me traslado a muchos momentos en los que revivo en primera persona todo lo que ocurre, las ubicaciones de cada familiar, el olor del momento y describir en algunos casos hasta la ropa. Me he llegado a odiar muchas veces por eso, por no ayudarlas, tanto a mi madre como a mi hermana. Mi hermana sí reaccionaba e intervenía. Es algo mayor que yo y a pesar de que la apartara a empujones y la tirara al suelo, ella se levantaba hasta que soltaba a mi madre. Espero poder perdonarme algún día, porque mi madre y mi hermana jamás me lo reprocharon, ni me culpan de nada. Soy yo el único que se culpa y llego a enfermar de la tensión cuando recuerdo algunos episodios.

-En tu caso ella es tu mejor ejemplo sin embargo el camino para salir adelante te está costando mucho…

-Me está costando porque he crecido culpándome y pensando que pude haber hecho más de lo que hice, porque quería que me quisiera y se sintiera orgulloso en algún momento de mí. Fue muy duro abrir los ojos solo y entender que jamás nos quiso ni nos querrá. Que sólo éramos una herramienta para hacerle más daño a mi madre. Ella siempre se ponía en medio para que, si se daba el caso, llevarse el golpe ella. Siento la incoherencia, porque sé que era un simple niño que estaba en shock y siento hasta culparme de ello, me cabreo conmigo mismo. Ojalá algún día me perdone porque aún duele cada recuerdo que revivo sin buscarlo. Huyo de todo lo que me recuerda a ese señor. Estuve mucho tiempo sin poder mirarme al espejo porque tengo facciones similares a las suyas, pero la mirada y la forma de ser de mi madre. No me gusta victimizarme ni que me compadezcan. Tampoco que me admiren, no lo merezco. Soy un hombre que gracias a mi madre y a pesar de ese señor, hemos sobrevivido al maltrato y a una muerte, casi segura. Mi madre era mi protectora, mi referente en todo, la admiraba y la sigo admirando. Ella hoy es feliz, apenas hablamos de ese criminal, y en su mirada se aprecia humildad y felicidad. En el caso de mi hermana, también logró superar ese machaque psicológico al que tenía sometida diariamente con insultos, desprecios y amenazas. Soy yo el que no se perdona, mi peor enemigo.

-¿Qué admiras de ella? ¿Y ella de ti?

-Su mirada que transmite paz, el modo en que ha aprendido a sobrevivir a pesar de muchos obstáculos y de gente que le dio la espalda. Admiro sus consejos sin rencor para mi bienestar, su coraje y su interés por poner su grano de arena en esta sociedad exigiendo esa igualdad y que pare la violencia sobre las mujeres. Y lo más importante, que vive sin rencor. De mí admira mi fortaleza para afrontar problemas de salud, acosos, rupturas sentimentales y amistosas… aunque se preocupa mucho por el desgaste de mi activismo, por mi salud. Cuando caigo, paso mucho tiempo en el suelo y cuando pienso nunca más podré levantarme, poco a poco comienzo a rearmar esa coraza. Mi perseverancia y mi empatía.

-¿Las redes sociales están ayudándote de doble manera: como voz con conocimiento de causa y como altavoz contra la violencia de género?

"Escribo de manera anónima por temor a que tome represalias contra mi familia"

-Comencé a escribir como desahogo, sin mucha esperanza de que me sirviera o que le interesara a alguien, sobre todo de manera anónima por temor a que tome represalias contra mi familia. Sin embargo, no sólo me ayuda a mí a ir relatando los recuerdos que van pasando por mi cabeza, las pesadillas, etc… hay gente que me ha escrito por privado y también comentan de manera pública que ellos también son hoy adultos que han sobrevivido al maltrato y entienden perfectamente mis relatos. No me arrepiento de haber creado la cuenta, porque a veces tengo la sensación de lo que no se ve no existe.

-Y lo que existe es una justicia que en muchos casos en lugar de cuidar a los menores los expone…

-Ojalá pensaran más los jueces en los menores a la hora de obligarles a dormir bajo el mismo techo que el maltratador de su madre y suyo propio. Me da pánico. Mostrar la perspectiva de hijo de un maltratador que es ya un adulto me parece que debe preocupar a la sociedad. Nadie nos hace un seguimiento psicológico si no lo solicitamos nosotros mismos, el modo en  que nos afecta en las relaciones, en el trabajo, fobias, aislamientos, pesadillas y trastornos de salud mental más o menos graves. Tengo la sensación que, como con el pin parental o veto educativo, anteponen el derecho de los padres al de los menores. Tengo marcados en mi mente casos como el de Juana Rivas, y sufro mucho con el desconocimiento y el temor de que ese señor hiera de algún modo a sus hijos. De hecho, estoy convencido de ni los quiere y que utiliza su derecho a custodia o visitas para seguir atemorizando a Juana. Tampoco olvido al asesino Bretón. El calvario de esa madre, Ruth… y aún hay quienes siguen negando la violencia machista, una violencia específica por el hecho de ser mujeres.

A mí nadie puede negarme lo que he vivido junto a mi madre, no solo con nuestro maltratador, sino en el trabajo, vecinos, la sociedad en general. Llegan a justificar al maltratador y asesino y a culpar a las víctimas, revictimizándolas por su lucha por querer ser feliz o intentar no morir a manos de un señor que duerme junto a ella o hacia sus hijos. Quien niega esta violencia, es cómplice, como el que mira a otro lado. Y sí, la mayoría de casos la violencia si tiene género. Como dice Sonia Vivas, ningún hombre es asesinado, tirado entre los arbustos, descuartizado o quemado tras ser violado. Y si sucede, es a manos de otro hombre.

¿La parte en la que saber que no eras culpable de nada sino víctima la tienes ya asimilada?

-Sigo trabajando con mi psicóloga en ello. Me cuesta mucho reposicionarme, verlo como una escena en la que no soy partícipe sino como un mero espectador en la que ve un niño que no soy yo. Pero, por desgracia, una de las secuelas que dejado en mí este terrorismo, me impide muchas veces soltar el lastre. Han pasado muchos años en los que mi carácter se ha forjado, y una de las características es esa, no consigo aprender a perdonarme, a cuidarme y a quererme. No me veo o me siento como me ven quienes me conocen. Ni me creo los halagos. Parece que ahora rechazo cualquier tipo de reconocimiento.

-Cuando escuchas que el bien máximo es apartar a los menores de la violencia de género ¿qué es lo que se te pasa por el cuerpo?

"Hay menores a los que se les sigue obligando a pasar una quincena o un fin de semana con el señor al que teme u odia"

-Pienso que es imposible apartarlos mientras siga cerca del maltratador. Me genera mucha impotencia. Hay menores a los que se les sigue obligando a pasar una quincena o un fin de semana con el señor al que teme u odia. Es imposible alejarlos si es la víctima la que tiene que alejarse, cambiar de domicilio, el menor de colegio… No entienden que la violencia hacia la mujer también es hacia los menores. Por eso insisto en que un maltratador nunca será buen padre.

-¿Qué es lo que más se necesita cuando sufres la violencia?

-Escucha y apoyo. Una mano tendida y la protección integral e inmediata de la Justicia a las víctimas. Lo que nunca necesitas es que te culpen porque no eres capaz de dar el paso, eso aleja a las víctimas y las aísla más. Necesitan que si acuden a denunciar no se les cuestione, que tengan un espacio íntimo en el que denunciar y contar lo que pueda a agentes especializados, que pongan en marcha de la forma más rápida posible un protocolo de intervención donde asegure la protección de los menores y de la madre. Necesitan salir a la calle sin miedo, que su maltratador no pueda ni acercarse y un tribunal específico para los casos de violencia machista. Necesitan, si van al médico a causa de una agresión física, que le ofrezcan la posibilidad de salir de ese infierno, creando redes entre los profesionales. Y nunca llamarles a gritos en las salas de espera para anunciar su turno, mucho menos en localidades donde se sabe todo. Un profesional de la psicología que haga un seguimiento más o menos esporádico sobre la víctima y sobre los hijos.

-A los que intoxican el feminismo y lo equiparan con el machismo ¿qué les dices?

-Depende de la relación que tenga con la persona con la que hablo. Si no la conozco de nada, no tengo que convencerla y gastar mi tiempo y energía en gente ignorante que niega una realidad. A los políticos que les interesa despreciar y generar odio, quienes viven de los votos de la gente que odia al de al lado porque es señalado por ellos, simplemente les digo que hacen mucho daño a la sociedad. El feminismo no es hembrismo ni hiere a nadie, busca la igualdad. El machismo mata. Si no quieren ocuparse del tema, al menos que no mientan y obstaculicen lo que tanto ha costado conseguir a las mujeres para avanzar en derechos.

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