Avalmadrid: la mancha negra de un gobierno bicolor

  • La Asamblea de Madrid investigará el caso de esta empresa semipública para esclarecer el préstamo a una entidad participada por el padre de Isabel Díaz Ayuso
  • A juicio de Más Madrid podría haber indicios de “al menos cuatro delitos” en el caso: alzamiento de bienes, cohecho, tráfico de influencias y administración desleal
  • Un enfrentamiento en el seno del gobierno de la Comunidad de Madrid puede no ser beneficioso con vistas a la carrera electoral

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El PP madrileño está temblando. A nadie le gusta tener al enemigo en casa, y menos con la duda de que realmente lo sea. El primer gobierno de coalición de la Comunidad de Madrid- Ciudadanos y PP- es como un piso de estudiantes; los inquilinos no se conocen más que de algún trabajo puntual durante la carrera y, como ya advirtió el mismo líder regional de los naranjas, Ignacio Aguado, eso basta para la lealtad, pero no para la complicidad. Ahora que ya viven juntos, tienen que lidiar con la limpieza semanal, empezando por Avalmadrid.

La Asamblea de Madrid investigará el caso de esta empresa semipública, tratando de esclarecer el préstamo de 400.000 euros a una entidad participada por el padre de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (un aval que jamás se devolvió). La puesta en marcha de esta comisión de investigación, propuesta por los partidos de la izquierda madrileña (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos), precisaba de apoyos de la derecha; lo inesperado es que saliesen del mismo gobierno que rige la principal señalada por los focos, nada menos que de la vicepresidencia de Ignacio Aguado.

Una situación que, sumada al desequilibrio del PP regional -ocasionado por las últimas imputaciones de las expresidentas madrileñas Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre por el caso Púnica- genera un clima de convivencia un tanto desagradable. La casa no está limpia, y a Ciudadanos le incomoda. No deja ver de cerca el desperdicio que hay en el interior, pero lo señala para que todo el mundo entienda que la vivienda no está sucia por culpa de su partido. Lo que, al fin y al cabo, deja en una situación de debilidad a los populares frente al resto de formaciones parlamentarias, pero sin extrapolarla al nuevo gobierno de la región.

“No se debe confundir lealtad con complicidad”

“Si Ciudadanos duda de Avalmadrid, duda de Isabel Díaz Ayuso”. Esa ha sido la esperada y lógica reacción del portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Íñigo Errejón, después de que los de Aguado anunciasen su apoyo a la iniciativa. Con la suma de PSOE, Más Madrid, Unidas Podemos y Ciudadanos, la petición quedaba aprobada, por lo que el PP no ha tenido más remedio que “no negarse” a la comisión, para así, al menos, ahorrarse el ridículo de una votación en el pleno. Sin ir más lejos, incluso el partido de extrema derecha Vox hubiera dirigido su voto a favor de la investigación de los avales concedidos por la empresa semipública.

El PP, aunque intente disimularlo, está molesto con su compañero de piso. Le pide lealtad y que no le siga “la corriente” a la izquierda. Pero debería tener en cuenta que la actitud de Ciudadanos con su partido no es nueva. De hecho, es calcada a la de 2018. El mensaje que lanzó Aguado a Ayuso hace un par de semanas, “no se debe confundir lealtad con complicidad”, es el mismo que ya le dedicó a la expresidenta Cifuentes al final de su mandato: “Cifuentes confunde lealtad con complicidad, que no tienen nada que ver”.

La diferencia es que ahora están en el mismo Gobierno, y aunque desde Cs siguen señalando la “mochila de corrupción” de los populares, tampoco han dejado de poner trabas para que salga la comisión de Avalmadrid adelante. Un ejemplo de ello es el apoyo de los de Aguado a la petición del PP de un informe jurídico sobre la viabilidad de la investigación, condicionando además su puesta en marcha al dictamen de dicho informe, cuando ya existe otro en julio que afirma que la Asamblea sí tiene competencias respecto a este tema.

“Cuantas más garantías, mejor; y cuantas más dudas se despejen, mejor”, esa ha sido la justificación que Aguado da sobre su el apoyo al reclamo de informes jurídicos, aunque seguramente consciente de que pocas dudas quedan por resolver.

Además, la solución de los naranjas es que se cierre Avalmadrid, un gesto que acabaría con la presunta red clientelar que alberga, pero también con la oportunidad de esclarecer si existe, y descartando la viable opción de acabar con la parte que no funciona, sin recurrir a terminar con el todo, como así lo denuncian desde Más Madrid. “Si este es el método que tiene Ciudadanos de luchar contra la corrupción, tenemos que empezar a pensar que en el mismo momento que encuentren a un gestor de compras corrupto en un hospital, cerrarán el hospital”, argumentaba al respecto Eduardo Gutiérrez, que desde Más Madrid lleva años investigando sobre esta empresa.

A juicio del líder de este partido, Íñigo Errejón, podría haber indicios de “al menos cuatro delitos” en relación con Avalmadrid: alzamiento de bienes, cohecho, tráfico de influencias y administración desleal. Así figura en una denuncia a la que ha tenido acceso cuartopoder.es, presentada por su grupo ante la Fiscalía Anticorrupción, en la que destacan indicios “muy consistentes” de un posible delito de alzamiento de bienes, pero también apuntan a la participación de “mayor importancia” que, según ellos, protagoniza la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, quien ha podido incurrir en un presunto delito de tráfico de influencias, apunta la denuncia.

El enfrentamiento de cara al 10 de noviembre

“No vamos a parar hasta levantar todas las alfombras”, señalaba el líder regional de los naranjas, un aviso que no obtuvo una respuesta dura por parte de Ayuso, aunque sí por la de su asesor durante la campaña electoral, Miguel Ángel Rodríguez, quien en su cuenta oficial de Twitter acusó al padre de Aguado de obtener un contrato de 102.000 euros “por la cara” en la Asamblea de Madrid.

“Ya puestos, habrá que investigarlo, ¿no?”, espetó el que también fue portavoz del primer gobierno de José María Aznar y ex secretario de Estado de Comunicación. Desde Ciudadanos no respondieron públicamente a este mensaje, pero según Miguel Ángel Rodríguez, le tacharon de irresponsable, o así dice que se lo comunicaron los periodistas.

Pese a este tenso y continuo enfrentamiento desde antes de que se pusiese en marcha el gobierno de coalición, el silencio respecto a Avalmadrid ha sido ensordecedor en esta última semana. El anuncio de unas casi inminentes elecciones ha podido ser la causa principal, que acordaría una tregua hasta que se esclarezcan los próximos movimientos en clave nacional o, directamente, hasta que comience a funcionar la comisión de investigación (previsiblemente en octubre).

En las campañas electorales todo cuenta, y un enfrentamiento en el seno de un gobierno bicolor de la Comunidad de Madrid puede no ser beneficioso con vistas a la carrera electoral, y menos para los populares, que serían los principales señalados. Otra opción es que Ciudadanos utilice precisamente estas acusaciones para desautorizar al PP en la campaña, tachándoles de corruptos y coronándose como la derecha limpia y sensata.

El presidente de los naranjas, Albert Rivera, ya ha desechado en innumerables ocasiones una coalición electoral con Pablo Casado, a quien ha reprochado como principal razón de su negativa, que la corrupción resta y que no quiere ser quien limpie su pasado más oscuro. Tampoco hay que olvidar la cuestionada relación entre Ayuso y sus predecesoras ya imputadas. Ciudadanos dice que no la olvida, y por eso no quiere saber nada de coaliciones con los populares (al menos en Madrid). Y tampoco se corta al atacar con esa baza al PP cada vez que hay una mínima presión hacia su partido.

Avalmadrid es una excusa más, pero también puede ser un arma de cara a los nuevos comicios. Aguado ha decidido apoyar la comisión investigación de Avalmadrid no solo porque la regeneración política haya sido el leitmotiv de Ciudadanos en las campañas de las últimas elecciones generales, autonómicas y municipales. También porque podría ser el siguiente en la carrera electoral del 10 de noviembre, y esta vez con la espada y la balanza como bandera: levantando alfombras en su propia casa.

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