CONGRESO

Pablo Iglesias y el “patriotismo de la justicia social y medioambiental”

  • El vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 desgrana en el Congreso su plan a desarrollar desde el Gobierno
  • “Contra los discursos del odio, hacer de la Agenda 2030 una realidad”

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El vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 comparecía ayer en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso. Pablo Iglesias desgranaba la que prevé que será su acción durante esta legislatura en el Ejecutivo. Hora de pasar a la acción, tras plantear el marco teórico: tras una década de recortes, en los que se perdieron algunos “derechos conquistados por nuestras madres y abuelas”, llega el momento de regirse por la Agenda 2030, esa que puso de acuerdo a 193 países para marcar un horizonte más justo.

Es el momento, en palabras de Iglesias, del “constitucionalismo democrático”, o de que los artículos que remarcan los derechos sociales de la Constitución, los cuales Unidas Podemos lleva reivindicando desde hace meses e Iglesias ha recitado en distintos actos y campañas electorales, tomen el protagonismo en la dirección del Gobierno. Es la década del “constitucionalismo democrático”, por el cual “la patria” o “un país que cuide del medio ambiente y las personas” ha de ser el modelo para España.

En este esquema teórico, el vicepresidente sitúa esta labor, la recuperación de derechos perdidos en la década de la crisis económica global, que se ha cebado especialmente en el sur de Europa y en España, como principal punta de lanza para frenar a las ultraderechas que campan a sus anchas por el tablero internacional. “Presumir de ser ejemplo mundial de convertir la Agenda 2030 en algo más que buenas intenciones”, ansía para España. “Contra los discursos del odio, hacer de la 2030 una realidad”, se compromete.

“Un patriotismo de la justicia social y medioambiental”. Esta fue la definición expresada ayer por el vicepresidente en su comparecencia en el Congreso en respuesta a la diputada de EH Bildu, Mertxe Aizpurua. “Nos podemos emocionar con símbolos distintos, pero le agradezco que ponga por encima los derechos sociales o de la infancia”, dialogaba con la independentista vasca. “Soy consciente de que nos vamos a encontrar con límites inmensos”, aseguraba Iglesias en respuesta al diputado de la CUP, Albert Botran, quien le afeaba que todos los avances sociales que proponía Iglesias se encontrarían de frente con límites del mercado. “Reforma o revolución”. “La inversión social estará limitada por las reglas del juego, soy consciente de que estamos en una democracia limitada por los poderes económicos”, añadía Iglesias.

Y de la teoría, a lo concreto. “Que la Agenda 2030 se vea reflejada en los Presupuestos Generales del Estado”, reclamó el vicepresidente. Así, solo de esta manera, se podrán materializar lo que Iglesias desgranó ayer en el Congreso. La política española ahora depende, en gran medida, de que salgan adelante los presupuestos del 2020. Unas cuentas que no tienen fecha prevista de inicio de tramitación y que dependerán en buena medida del ciclo electoral que se abre con Euskadi y Galicia, en primer lugar, y con la incógnita de cuándo serán las catalanas, en segundo.

Las medidas concretas, el examen que habrá de aprobar Iglesias tras el compromiso adquirido ante la cámara: “Puesta en marcha de una prestación estatal de la Seguridad Social que mejore la implantación de una garantía de ingresos para toda la población”, también el incremento del IPREM, aumento prestación por hijo a cargo, desarrollo de un ingreso mínimo vital, coordinación de servicios sociales públicos, mejor financiación de sistema público dependientes, gasto en sanidad y políticas de vivienda, Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social, poner en marcha la Ley de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia contra la Violencia…

Muchas tareas se pone por delante Iglesias para desarrollar desde su vicepresidencia. Unas tareas que, como horizonte, pueden tener el logro de que no se cumpla una expresión usada por él mismo ayer: “No volver a pasar la vergüenza de que un relator de la ONU venga a España y denuncie la desigualdad de la cuarta economía de la zona euro”. Referencia al reciente informe de Philip Alston.

4 Comments
  1. Florentino says

    … Sato lo dice el relator de la ONU Philip Alston, no Iglesias. Se banalizan las cosa queriendo buscarles el acomodo del neoliberalismo ultra, y ya no puede ser posible; hay que dar luz a los problemas reales de los ciudadanos, ahora se acuerdan los del sector primario (lease del campo) lo mal que están, las desigualdades asignadas por «decreto»; las peonadas y si nos retrotraemos un poco más nos preguntaremos ¿ qué fué de tantas subvenciones tipo «del lino»?. ¿ cuántos terratenientes se quedan con las subvenciones de la PAC ?.
    ¿ Dónde están las Comunidades del PP+VOX ? y ¿ los dueños sin permiso que vacían los acuíferos con pozos totalmente ilegales ?. Votar al que te estuvo jodiendo, durante años… si no hay cambio de mentalidad por parte de los demandantes, lo seguirán sufriendo en sus propias carnes; sin «evolución no hay solución», por que las realidades tan reales necesitan el tiempo del compromiso, la maceración, acercando la solución de forma resolutiva.
    Tenemos que saber exigir, ya lo dijo el «vicepresidente»; la movilización es la fuerza transformadora de una realidad, tan verdadera, como atrasada… ¡ Habrá que nivelar, ajustando el derecho y las necesidades, acercando la realidad social con el compromiso institucional !

  2. Cecilia vergara says

    Que sus intenciones y sueños se hagan realidad por el bien de esta España adolorida.

  3. Julio Loras Zaera says

    A mi, la patria, lejos de llenarme, me asquea. ¿Qué necesidad hay de aludir a ella? ¿Acaso cree Iglesias que todos los españoles comulgamos con la extrema derecha?

  4. juanjoa says

    El patriotismo del Gran Macho de UNidas Podemos radica en hacerse multimillonario a la mayor velocidad posible.
    … Está claro: En principio, su patriotismo consistió en pegar el gran salto de su pisito de Vallekas a su gran mansión de Galapagar.
    Y en la actualidad consiste en gozar de unos ingresos millonarios y asegurarse una pensión vitalicia de muy alta gama lo antes posible

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