Los restos del atraco a ladrillo armado

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Hace un tiempo que Cuatro ha incorporado a su parrilla un programa informativo de reportajes liderado por Jon Sistiaga, un periodista curtido en varias corresponsalías y conflictos pero que por muchas cosas que haga no se quitará nunca el estigma de ser el corresponsal de Telecinco en la invasión de Iraq al que acompañaba el cámara José Cousso , cuando fue asesinado por las tropas estadounidenses en el Hotel Palestina de Bagdad.

El programa se llama REC, siglas de Reporteros Cuatro y que, además de al botón de “grabar” de cualquier cámara de vídeo, nos recuerdan la famosa y “terrorífica” película de Jaume Balagueró rodada en una casona de Barcelona como falso documental. Posiblemente los que pergeñaron un nombre tan técnico para el programa también hayan querido atribuirle ese aroma de reportaje difícil que sugiere el título fílmico.

REC se ha querido diferenciar de los programas de reportajes al uso exhibiendo el trabajo de los periodistas en una especie de diálogo virtual con el espectador, mostrando su planificación, sus dudas, sus consultas y sus decisiones, con lo que los profesionales de la información se convierten en elementos dramáticos y protagonistas de cada reportaje.

Este ingrediente innovador, junto con  las cortinillas tipo visor de cámara o “escáner de Terminator” que emiten entre las secuencias del programa, es lo más inconveniente de REC, porque convierte en espectáculo y en una especie de reality show de reportero estrella lo que debería ser tan sólo un reportaje objetivo más o menos profundo. Y precisamente de profundidad no van sobrados muchos de los temas que abordan.

En nuestra opinión los reporteros de REC se desenvuelven mejor en asuntos cercanos, quizá porque las fuentes sean más accesibles, los temas más controlables o porque los presupuestos no dan para muchas hazañas investigadoras, pues algunos de los reportajes que se han hecho fuera de España nos han parecido un poco efectistas y tramposos. Al margen de la polémica acerca de la veracidad del primero de los programas, sobre los niños asesinos de Colombia, titulado Baby sicarios , recuerdo que en Los desiertos de Al Qaeda, sobre la presencia de los radicales islamistas en el Magreb, no pasaba nada excepto que encontraron -yo diría fueron a visitar- los restos de un avión accidentado en el que se suponía traficaban con droga para financiar el terrorismo.

Sin embargo, el pasado viernes Laura Gimeno, una de las reporteras del equipo de Sistiaga junto a Clara Sánchez y David Beriaín, hizo un curioso recorrido por los restos de los fastos del ladrillo, la bonanza económica y el pelotazo y recordó con cifras y declaraciones de personajes interesantes algunas de las obras faraónicas que se hicieron en España durante la burbuja inmobiliaria.

Nos mostró las obras abandonadas hace un lustro de un parque de la relajación en Torrevieja que han costado 1,5 millones de euros; el controvertido y polémico Velódromo Palma Arena, promovido por el encausado Matas, que costó finalmente 110 millones de euros desde los 48 que estaba presupuestado y que ahora sólo se puede utilizar para pruebas nacionales porque la Unión Ciclista Internacional lo ha vetado por peligroso; la ruinosa situación de la concesionaria de las Radiales 3 y 5 de Madrid, que ha de hacer frente a un crédito de 1.000 millones de euros con los 14.000 vehículos que pasan al día frente a los 60.000 esperados.

También la fantasmagórica situación de la Isla de la Cartuja de Sevilla, que tras la Expo 92 ha quedado casi abandonada, y eso que llegaba hasta el AVE y hubo 100 pabellones construidos, de los que aún siguen en pie 30, muchos vacíos. Ahora intentan recuperarla con el Parque de Atracciones Isla Mágica y con el Parque Tecnológico Cartuja 93, pero los responsables de Agesa , la empresa pública titular de los terrenos y edificios, no han querido dar explicaciones a Cuatro.

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O el aeropuerto de Lleida, el único de titularidad exclusivamente catalana, que ha costado 95 millones de euros y que en los dos meses que lleva en funcionamiento ha dado servicio a 8.000 pasajeros en cuatro vuelos los viernes y los domingos. También tienen el suyo Albacete, Huesca, Murcia, Ciudad Real, Burgos, Córdoba… Porque, como dice un catedrático de economía en la UB, Germá Bel, “no importa la rentabilidad económica sino la política”, mientras nos recuerda que España es el segundo país con más kilómetros de AVE después de China pero con el 20% de los pasajeros que tiene Francia. De hecho la estación de Guadalajara la utilizan sólo 12 pasajeros diarios.

Y los restos de la 32 Copa de América de Vela, cuyos derechos de celebración compró Valencia a Suiza por 90 millones de euros (no tiene mar, y como ganó debía organizarla). El consorcio que la explotó y sigue explotándola pidió 500 millones de euros de crédito y esperan devolverlos alquilando el edificio central para eventos –ya no se usa, lo mismo que otros muchos-, vendiendo amarres y organizando el Gran Premio de Europa de Fórmula 1, que ha supuesto la eliminación de varios negocios de restauración y jardines.

En general hizo un repaso superficial pero interesante a algunos de los pufos que han ido dejando a su paso los políticos de distintos partidos con la connivencia de las instituciones y a cargo de los Presupuestos Generales del Estado de varios años, que son los que a la postre pagan la fiesta, con la esperanza de que caigan en el olvido y se diluya la responsabilidad.

Se dejó algunos emblemáticos, entre ellos Expo Zaragoza 2008, que se las prometía felices y  de la que nunca más se supo, y uno que me toca el alma, la afrenta contra Teruel del Partido Aragonés Regionalista (el mismo que promociona en el desierto de los Monegros un macro casino –Gran Scala-), en el suelo de cuya Plaza del Torico, símbolo histórico de la ciudad medieval, instalaron luces de colores -leds, les llaman- sin haberlas probado nunca antes en ningún sitio en la confianza de que el famoso estudio que las diseñó había recibido algún premio corporativo. Nunca llegaron a funcionar bien. Las obras de remodelación costaron 6 millones de euros.

En estas semanas que lleva en antena REC ha cosechado buenos índices de audiencia (entre un 9,2 y un 7,1 % de share) y se han acercado a temas controvertidos nacionales e internacionales en títulos como ¿Detrás de la copa?, ¿Cuánto cuesta morirse en España?, Amenaza de desahucio, ¿Estamos desnudos en Internet?, Los guardianes de Chávez o ¿Sabemos lo que comemos? Quien quiera ver este programa de investigación, yo diría de información, puede hacerlo en Cuatro los viernes a las 23:30 y en CNN+ los sábados a las 16:30 y los domingos a las 21:30.

3 Comments
  1. PABLO says

    Interesante Programa el que comenta, y curioso formato. Quería marcar una nota, si se fija usted Sr Perplejo, esos Proyectos Urbanísticos que comenta, y que efectivamente, son ruinosos y, en la actualidad, una imagen triste, que parece sacada de Mad Max, son (i) Obras Públicas, impulsadas por politicos y no empresarios, que se traducen en simbolos de la vanidad de algunos, (ii) que hemos pagado los ciudadanos, (iii) algunas de las Obras no han fracasado por la crisis (ejemplo Expo 92 Sevilla, y 16 años despues replican los mismos errores en Zaragoza) y (iv) y son Obras defcitarias para el Estado/ciudadano desde el primer momento, y no por la burbuja inmobiliaria (ejemplo Parada de Ave de Yebes 12 viajeros diarios, las Radiales, Tren de Burgos que no se menciona con 8 viajeros diarios etc…). La burbuja Inmobiliaria, sí ha generado, esqueletos de Obras paradas y que han arruinado a empresarios, o han dado perdidas a Entidades Financieras…. pero lo del Reportaje, pese a enfocarlo hacia la Burbuja Inmobiliaria, considero que eran Obras ruinosas, Faraonicas, impulsada por gente que dispara con polvora ajena… que estaban encaminadas al fracaso, con o sin Burbuja…. y sin que se depuren responsabilidades

  2. Icoman says

    Sr Perplejo,realmente con ó sin Sistiaga, REC me parece un programa muy acertado. Quedé embelesado con la imagen ofrecida de la Final de la Copa del Rey viendo lo que normalmente no se ve, incluso asistiendo al partido. Que pena que no pude ver el del «ladrillo», aunque intuyo que al igual que otro que vi sobre el mismo tema en la 1 en Comando Actualidad estará exagerado su contenido. Sí es cierto que las obras expuestas en REC y su actual estado son para llorar. Sobre todo lo sucedido con las distintas Expos que hemos albergado en España. Tras el error de la del 92 (con sus instalaciones en estado ruinoso) parece que va a suceder lo mismo con la de Zaragoza (de hecho conozco empresas que tienen adjudicados trabajos de demolicion de pabellones recien acabados). Es para llorar. No piensan en el esfuerzo y dinero que supone construirlos?? De hecho presencié las obras desde dentro y era una auténtica locura la coordinación de tanta gente de distintos paises y con unos plazos ajustadísimos. Debemos aprender de paises como Alemania a cuya Expo de Hannover asistí en el 2000 y cuyas instalaciones funcionan en la actualidad con una vitalidad bárbara!!

  3. eulalio says

    Tiene que cocer un poco más sus ladrillos, señor Perplejo

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