Carolina Díaz*
Cádiz tiene muchos recovecos, pero yo me quedo con la playa. Su inmensidad es la que me traslada la paz y la sensación de estar en otro lugar, alejado de la realidad. En esta foto, tomada entre Conil de la Frontera y El Palmar, se dibuja la maestría de los paisajes playeros gaditanos, aún asilvestrados lo suficiente. En ella se fusionan la inmensidad del azul del cielo y del mar, sólo cortado por la arena que sirve de intermediaria. Ojalá los ayuntamientos no sucumban a la presión urbanísitica.
Bonita foto y ¡ojañá! se cumplan esos deseos