La vara de Tío Alex

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Ante ciertas películas uno se pregunta el verdadero motivo de su realización. No se sabe si se hacen para ganar dinero, para perderlo, para devolver un favor a alguien que tiene una idea, porque se ha empeñado un amigo del productor o incluso para dar curro a la chica del dire. Y resulta sorprendente que se pueda hacer una con una mezcla tan heterogénea de actores, con estilos interpretativos tan distintos, y con un tono tan variable. Parece que la producción, la dirección y el guión hubiesen querido hacer una película diferente cada uno. Sinceramente, de La Chispa de la vida no entiendo casi nada.

El internáutico ex presidente de la Academia de Cine se ha puesto estupendo y nos ha lanzado a la pantalla una comedia dramática sobre la crisis de la sociedad española y la voracidad de los medios de comunicación con una protagonista femenina que es mexicana y un actor principal que es cómico televisivo; es decir, una contradictio in terminis que no sabemos si se ha hecho adrede o es casualidad.

Yo a Alex de la Iglesia le tengo respeto desde su corto Mirindas asesinas y sé que tiene un lenguaje peculiar y una manera de narrar nada convencional. Hasta ahora le había perdonado todos sus desmanes narrativos y astracanadas porque siempre había intentado contar alguna historia de cierto interés y pensaba que Balada triste de trompeta era la última película cuyo guión no iba a firmar su amigo Guerricaechevarría, que es un tipo que sabe lo que hace, sin embargo, este Randy Feldman es tan mal guionista como el propio Alex, y eso se nota en todo el largometraje.

Lo que nos cuenta La Chispa de la Vida se puede escuchar en la tienda de ultramarinos, en la sala de espera del médico o incluso leer en las cuatro líneas de reflexión de cualquier columnista superficial. No era necesario hacer una película para decirnos que en España se están perdiendo los valores más importantes, que la televisión privada devora todo lo que se le pone al paso, incluida la dignidad de cualquiera, que el paro es una lacra lacerante, que la especulación y la caradura abundan en la política, que la amistad sincera es algo difícil de encontrar, que hasta en los movimientos sociales reivindicativos hay un componente de inconsistencia y folclore, y que entre toda esta montaña de mierda siempre hay gente buena que vive en La casa de la pradera.

Todo esto lo sabe hasta mi prima la de Huelva. Contárnoslo desde la perspectiva de un ejecutivo publicitario en paro, que en sus días de gloria creó el eslogan más famoso del mundo para un refresco y que ahora tiene un hierro clavado en la cabeza en las ruinas del Teatro romano de Mérida y a todas las televisiones del país pendientes de su delicado rescate, es quizá lo único interesante. Es decir, que la anécdota se convierte en categoría, y la categoría no está aunque se le espere.

Parecía que Alex iba a retorcer la realidad para devolvérnosla triturada con su peculiar sentido del humor y nos iba a aportar algo distinto para reírnos o pensar con su original punto de vista, pero en vez de eso parece que se ha tomado la película a risa y se ha puesto los disfraces de director serio y del peor Berlanga, y ha rodado una cinta que es una acumulación de tópicos sin ningún sentido crítico y con un humor de patio de colegio de pago que solo tiene de chispa, valga la expresión, la actuación de Fernando Tejero haciendo de buitre televisivo o la de algunos otros secundarios como Galiardo o Portillo.

Casi toda la película descansa sobre el protagonista y se sufre mucho viendo los esfuerzos de José Mota por interpretar a este hombre derrotado cuando solo consigue que deseemos que en cualquier momento aparezca el Tío la vara para darles de palos a todos los del circo mediático; yo creo que la película hubiese ganado. Para colmo la decisión última de la protagonista, interpretada bien y sin dirección por una esforzada Salma Hayek, no se la cree nadie. Quizá por eso el personaje es mexicano, si hubiera sido de Chamberí les aseguro que el final habría sido distinto y a lo mejor habría salvado la película, cuyas interpretaciones protagonistas, por cierto, están nominadas a los premios Goya. No les puedo contar más. Veanla y opinen. Yo me voy a beber un trinaranjus, que aunque no tiene burbujas ni es la chispa de la vida me gusta mucho, sobre todo con güisqui.

7 Comments
  1. Pierre Miró says

    Una excelente crítica de la película, aquí: http://kinomangxulo.wordpress.com/2012/01/25/la-chispa-de-la-vida/

  2. Runaway says

    La semana pasada ví en un programa de la 2 de TVE un reportaje sobre ésta película. Yo tuve también la misma sensaciónes de las que describe éste artículo. Yo creo que si hubiese aparecido el Tio de la Vara hubiera sido mejor y además nos hubiera hechor reir. Para hacer una crítica a la lamentable situación actual de la televisión no hacía falta hacer este bodrio. Prefiero ver 15 Minutos y a Robert de Niro.

    Off topic: Me parece de los más cursi utilizar en el lenguaje coloquial «peli» en vez de película. Podría estar justificado en un mensaje SMS o en Twiter pero creo que, aparte de la lo cursi, en un artículo no corresponde.
    Por otra parte, Jeta es con J y no con G. Las faltas de ortografías corresponden a incultos, ciegos y sordos que han absueto a Camps, no a ningún periodista en un medio de comunicación.

  3. Noa says

    Querido «Runaway», no sé si tienes la costumbre de leer críticas de cine y opinar después sobre ellas, pero me parece lamentable que lo hagas, al menos en esta ocasión, con tan poca clase y peor educación. Y para limitarte a poner verde a profesionales sin decir nada nuevo, podrías ir aprendiendo un poquito más de cultura, que creo que falta te hace.

  4. Runaway says

    Pero bueno…¿Qué es esto?…
    Noa: ¿A quien he faltado al respeto y he tenido poca educación? ¿A qué profesional he puesto verde? ¿Al autor de éste artículo? ¡¡Pero si he dicho que lo suscribo de Pe a Pa¡¡¡ En todo caso a quien he puesto verde ha sido a la película cuando he dicho que me parece un bodrio.

    Pascual Serrano: No sé a qué se refiere con eso de «mis ácidos comentarios» porque puestos a hacer una crítica ácida, este artículo suyo ha dado mucho de sí.
    Creo que ha habido un mal entendido.

  5. icoman says

    Runaway: por cierto, este lleva tilde cuando es se utiliza como pronombre demostrativo y nunca como adjetivo demostrativo. Por ejemplo: «ésta es mi artículo» ó «este artículo es mío».
    Pascual: Me parece una crítica muy acertada (como casi todas las que haces). Con los tiempos que corren y el poco tiempo disponible en ningún momento pensé ver esta película.
    PD: no tengo intención de ir dando clases de ortografía aunque a veces lo ponen «a huevo».

  6. icoman says

    Quise decir «este es mi artículo».

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