La caridad de los más ricos del cementerio

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Bill_&_Melinda_Gates
Melinda y Bill Gates, en una imagen de archivo. / Efe

De vez en cuando, aparece en la prensa una noticia sobre la generosidad de algún magnate, que destina un montón de millones de euros o de dólares a alguna causa benéfica. Hace unos días, se trataba del británico, que anunció que repartiría su fortuna entre los más viejos de su pueblo, tras conocer que estaba gravemente enfermo de cáncer. Ya era conocido en su pueblo porque hacía regalos de Navidad a los jubilados desde hace algunos años. Con este anuncio, el magnate inmobiliario se colocó en los primeros puestos de la lista de los mejores que publica anualmente. Ya saben la afición a las listas de los anglosajones. La pregunta es: ¿cuándo va a ceder esa suma a los viejos de su pueblo? ¿Esperará a estar muerto? Creo que la respuesta es afirmativa, me temo.

El periódico británico subraya en la misma nota que la solidaridad de los más ricos ha crecido con la crisis un 21 por ciento. Dato curioso que coincide con la paradoja de que en épocas críticas como la que padecemos los ricos ganan más dinero y los pobres se empobrecen aún más. Será casualidad.

Corren por la redes páginas de magnates solidarios como los que se han ido sumando al invento de los norteamericanos Gates y Buffet, una fundación para que los más millonarios donen la mitad de sus fortunas en socorrer las miserias de la humanidad.

Al primer ricachón del mundo, Carlos Slim, la idea no le hace gracia. Sin embargo, algunos europeos se han sumado al grupo de notables 

La gente común y corriente sabemos de la existencia de estos ángeles benefactores de los miserables gracias a las informaciones que van desgranando sus páginas en la red y que van filtrando a la prensa. La revista Forbes es paradigmática en este sentido recogiendo los hit parades de los más podridos de dinero del orbe, futuros archimillonarios del cementerio. Es así como sabemos que el mexicano Slim, íntimo de Felipe González, el español Ortega, inventor de Zaraya hemos contado en cuartopoder que donó 20 millones de euros a una buena causa- y el repelente niño Vicente de Bill Gates y su mujer están entre los más ricos del mundo. Estos últimos también tienen organizadas sus dádivas en fundaciones que, por supuesto se benefician de exenciones fiscales y otras prebendas, hasta ahí podríamos llegar.

Portada del libro de Peter Singer/ Editorial Katz

Para cualquiera de nosotros, las cifras de las donaciones parecen muy elevadas. Ni en varias vidas veré 20 millones de euros juntos. Sin embargo –siempre hay peros en las más bellas historias- no lo son tanto para el filósofo Peter Singer, que expone sus razones bien documentadas en su libro Salvar una vida. Cómo terminar con la pobreza (Katz, 2013).

Se hace, por ejemplo, una pregunta: “¿Qué tendríamos que pensar de Bill Gates, que donó 29.000 millones de dólares  para la lucha contra la pobreza pero sigue siendo una de las personas más ricas del mundo?”. Relata Singer que Gates se cayó del guindo cuando se enteró de que medio millón de niños mueren por una diarrea que se evitaría con una simple vacuna. El dueño de Microsoft y su mujer, Melinda, dotaron de ese dinero a la fundación que lleva su nombre y la pusieron a trabajar al máximo rendimiento. Esto es, sin duda, digno de elogio.

Sin embargo, Singer expone el hecho de que la casa principal de los Gates, la de Seattle, equipada con todas las tecnologías, incluye un lago, mide 15.000 metros cuadrados y vale 135 millones de dólares. Sólo en impuestos de la propiedad los Gates pagan un millón de dólares al año. Destaca el filósofo que entre las propiedades de Gates se encuentra un códice de Leonardo da Vinci –el único manuscrito del genio en manos privadas- por el que el magnate pagó casi 31 millones de dólares en 1995. Para el autor del libro, una vez que los Gates se horrorizaron de la injusticia de que millones de niños mueran miserablemente por no tener una vacuna deberían donar aún más dinero, porque pueden hacerlo y –añade en un gesto de confianza- "es de esperar que lo hagan".

Es sólo un ejemplo. Miles de millonarios más anónimos valdrían también para ilustrar la filantropía de los millonarios. Por ejemplo, la de James Hong, un ricachón de San Francisco que decidió que ya que siempre habrá alguien que tenga más que uno, lo mejor es dar y no acumular. Propuso una fórmula para crear prosélitos, en una página  que propone donar el 10 por ciento de las ganancias que sobrepasen los 100.000 dólares. Lo asombroso es que va reclutando seguidores de su ejemplo.

Singer propone que todos los que dispongan de un trabajo decente y decentes sueldos donen un 5 por ciento  en ayudar a los que no tienen nada. Se trata de una cuestión de mentalidad, de tener claro que así debe ser. La clave es ¿cómo se organiza eso para que sea eficaz? Singer propone siete pasos con gran sentido práctico:

1. Visitar la página www.thelifeyoycansave.com y comprometerse a cumplir con la escala correspondiente. 2. Investigue, en la página o fuera de ella, la organización que le parezca de confianza para hacer la donación. 3. Compruebe por la declaración de la renta cuál es su escala y comprométase a cumplirla. Puede pagar a plazos. 4. Cuente a otros lo que ha hecho. Hágales saber que también pueden contribuir. 5. Si trabaja en una empresa, hable con los jefes para que la empresa contribuya como tal. 6. Pida a sus representantes políticos que quiere que la ayuda al exterior vaya dirigida a los más pobres del mundo. 7. Siéntase bien por formar parte de la solución de la miseria, por ayudar.

Fácil, ¿no? Singer asegura que donando proporcionalmente a lo que se gana, no se pierde ni un ápice de felicidad personal. Más bien se gana a raudales. Así, cuando llegue la hora de rendir cuentas con uno mismo, se podrá tener la certeza de que no se ha pasado por este mundo sólo para comprar cosas y dejar basura. Eso anima.

1 Comment
  1. juan gaviota says

    La caridad se ejerce verticalmente ,y la solidaridad es horizontal.
    La caridad es un momento de relajación transitoria, y la solidaridad, un compromiso personal con la justicia humana.
    Es comprensible ,que siendo todos diferentes, hayan personas que obtengan mas dinero que otras , lo que no es entendible ,es esa obsesión por guardar el dinero, que degenera en la avaricia.
    El dinero ,solo sirve cuando se gasta y se disfruta, esto da vida a todo el mundo,es como una cadena de favores, se retroalimenta a si misma.
    Si eres muy rico y te conviertes en el mas rico del cementerio; Es que has sido un gilipoyas toda tu vida.
    Leonardo decía ,que el dinero es como el estiércol, si lo esparces por el campo , da su fruto, pero si lo amontonas se pudre y corrompe todo lo que impregna con su nauseabundo olor.

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