Silvia Munt: «Los movimientos ciudadanos están agitando las raíces podridas del sistema»

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Silvia Munt
La actriz y directora Silvia Munt. / Wikipedia

El Jurado de la 60ª Edición de la Seminci de Valladolid premió el documental La granja del Paso, de Silvia Munt, en su sección 'Tiempo de Historia'. Destacó sobre todo la sobriedad expresiva y calidad narrativa de la cinta, que consigue transmitir “una notable información de alto contenido emocional”. La granja del Paso habla de los desahuciados.

En concreto, de los miembros de la Plataforma de afectados por la hipoteca de Sabadell (Barcelona) con los que la actriz y directora ha convivido y conversado durante más de dos años. Lo que iba a ser un film de ficción, hubo que dejarlo en documental por falta de financiación. Pero eso a Munt ya no le importa. Ella ha agradecido que se fijaran en su “muy humilde película” que ha podido hacerse contra todos por lo difícil que ha sido encontrar quién financiara este proyecto, como ha contado a cuartopoder.es en un hueco que nos ha hecho entre las localizaciones de su próxima película, de ficción esta vez, que será la décimotercera. Buen número.

— ¿Qué te impulsó a hacer un documental sobre un asunto tan explotado por los medios y tan poco glamouroso?

— Llevaba tiempo queriendo hacer algo. Desde que el mundo cambió de signo y empecé a notar que el suelo se te mueve bajo los pies. Quería colocar un espejo frente a la realidad, sin interpretarla, sin fabricar una capa de impermeabilidad que insensibilice a la gente, como han hecho los medios al tratar el tema. La ventaja del cine es que te permite un ritmo más pausado, escuchar, dejar silencios tan importantes para entender a veces las cosas.

— ¿Ha valido la pena? ¿Ha cumplido tus expectativas la cinta una vez montada y lista para el público?

"Ha sido un trabajo casi de trinchera sin saber si lo
que estábamos haciendo tendría alguna acogida"

— Han sido dos años y pico de acudir a diario a escuchar lo que tenían que decirse entre ellos, a tratar de comprender las situaciones de cada cual, a caer en la cuenta de las ideas preconcebidas... Ha sido un trabajo casi de trinchera, acudíamos casi sin saber si lo que estábamos haciendo tendría alguna acogida o no. Ahora se está exhibiendo en el cine Girona, de Barcelona, y en el Artistic Metropol, de Madrid.

— Dices que te enseñó muchas cosas esta experiencia. Has quedado impresionada.

— He quedado tocada en el buen sentido de la palabra. Ha sido duro, sí, pero ayudar me gusta. Ser útil me hace crecer. Me dio ganas de creer en la gente, en la gente unida que lucha por lo que cree justo. He visto claramente que la única solución está en la gente unida, en los movimientos ciudadanos que están agitando las raíces podridas del sistema y, de paso, se están también sanando a sí mismos: he visto a personas deprimidas que, después de un tiempo de reuniones y tareas se han recompuesto y se han hecho fuertes. Eso me ha hecho sentir feliz.

— Estas situaciones se prestan tanto a la demagogia como a la picaresca, ¿no?

— Sí, claro, hay aprovechados que quieren sacar beneficios de la desgracia ajena. Recuerdo a un espabilado que pretendía abrir puertas para ocupar casas por 100 euros. Se le mandó fuera rápidamente. También se han dado casos de personas que, una vez tienen solucionado su problema, no vuelven a pisar el centro para echar una mano, dejan de ayudar. Es comprensible, muy humano.

— En un mundo de Black Fridays, ciber Mondays y compras prenavideñas no sé si caben lecciones de austeridad.

"La insaciable codicia debería estar penalizada"

— Cuesta ser austera, pero no tanto. Lo que debería estar penalizada es la codicia. La insaciable codicia. Los venenos están en las dosis, no en los principios. Comprendo que la gente compre sus cosas de Navidad o lo que sea. Son los insaciables, que quieren ver crecidas sus fortunas sin parar, los que sobran.

— ¿ Campa la austeridad en España por la cultura, el cine?

— Me molesta mucho que se hable de subvención y no de inversión cuando se habla de la industria cultural. La cultura es inversión, como lo es la prensa, por ejemplo. Está claro, en el caso del cine, que se está castigando a una industria cultural que se ha destacado por decir lo que piensa.

Silvia Munt (Vimeo)

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