PLAGIO / El discurso de aceptación del Nobel está plagiado de la web estadounidense equivalente a nuestro Rincón del vago

Bob Dylan cagando

2
Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2015, actúa en el Festival Internacional de Benicassim (FIB) de 2012
Bob Dylan durante su actuación en el Festival Internacional de Benicassim (FIB) de 2012. / Efe

Los académicos suecos saben que la Literatura es una disciplina seria, no como la Química, la Física o la Medicina, que ésas no le importan a nadie, y no digamos ya el Premio Nobel de la Paz, una cosa tan insignificante que se la dejan a los noruegos. Salvo excepciones de lo más excepcionales, el Nobel de Literatura es el que corta el bacalao y el que provoca mayores quebraderos de cabeza. Por eso, a lo largo del pasado siglo y buena parte de éste, lo han recibido generalmente figurones sin la menor importancia, gente como Echegaray, Carducci, Buck, Hesse o Solzhenitsyn. Con sabio criterio y no poca previsión, la Academia Sueca en seguida se dio cuenta de que no hacía falta malgastar un Nobel con Kafka, Joyce, Rilke, Proust, Dinesen o Kavafis, escritores que el público va a seguir leyendo por los siglos de los siglos sin la coartada de un medallón donde reluce un señor con barba. También es cierto que a veces se equivocan y premian a gente como Kipling, Mann, Faulkner, Jiménez, Bergson, García Márquez o Morrison, pero son las menos. Por lo general, la Academia Sueca no falla una.

El año pasado, para honrar al inventor de la dinamita, la Academia decidió por primera vez premiar a un cantautor: Bob Dylan. La explosión vino con efecto retardado. Los más críticos pensaron que los académicos no habían leído a Dylan y los menos críticos pensaron que lo habían escuchado. Unos decían que se lo habían dado para forrarse en las casas de apuestas y otros que simplemente lo habían hecho por joder. No estaba claro, pero era un galardón que no dejó indiferente a nadie, excepto a Bob Dylan, quien dijo que no podría acudir a Estocolmo, porque tenía hora con el médico.

Lo mejor de todo llegó a primeros de este mes, cuando Dylan se enteró de que para cobrar la pasta del premio (923.000 dólares) tenía que entregar un discurso de aceptación y que ya casi se le acababa el plazo. Hizo lo que todos los escritores hemos hecho alguna vez, con el Nobel y sin el Nobel, escribir cualquier cosa deprisa y corriendo con tal de llegar a tiempo y pasar por caja. Por si fuera poco, Dylan cometió el error de salirse de su terreno y entregar un pastiche bastante tradicional: en lugar de hablar de sus influencias, de la canción protesta, de Woody Guthrie y de Pete Seeger, se tiró un pedo en botijo y se puso a destripar La Odisea, Moby Dick y Sin novedad en el frente en plan adolescente. Algunos periódicos, con no poca mala leche, recurrieron al traductor automático de google para dar cuenta de los dislates y perogrulladas con que el galardonado hacía frente a esos tres clásicos. Sin embargo, tampoco hacía falta un doctorado en lengua inglesa para echar un vistazo al original y comprender que Dylan no es precisamente Harold Bloom o George Steiner:

«'The Odyssey' is a strange, adventurous tale of a grown man trying to get home after fighting in a war. He's on that long journey home, and it's filled with traps and pitfalls. He's cursed to wander. He's always getting carried out to sea, always having close calls. Huge chunks of boulders rock his boat. He angers people he shouldn't. There's troublemakers in his crew. Treachery. His men are turned into pigs and then are turned back into younger, more handsome men. He's always trying to rescue somebody. He's a travelin' man, but he's making a lot of stops».

Francamente, parece el ejercicio de selectividad de un alumno no muy aplicado que, además, hubiera estudiado media hora antes del examen mientras estaba cagando. Aun así, la sorpresa final ha llegado esta semana, cuando diversos medios rebotaron la acusación de la periodista Andrea Pitzer, quien lanzó la sospecha de que buena parte del discurso de Dylan, concretamente la parte dedicada a Moby Dick, está sacada de Sparknotes, una página web que ofrece resúmenes y comentarios a los estudiantes, el equivalente en inglés de lo que en España se conoce como "El rincón del vago". Hay que alabar a Dylan por su originalidad, porque lo habitual en estos casos es plagiar a Bloom, a Steiner o a Borges. La respuesta, amigo mío, está en el viento.

2 Comments
  1. josé malax says

    El Dylan está alcanzado dimensiones patológicas de desacreditación al final de su vida. Se convierte al cristianismo para cantarle al Papa, no se le oye ni se le entiende lo que canta, chochea, y para colmo, se hace un copy&paste de lo mas mediocre para teorizar sobre literatura, cuando le van a dar el Nobel de literatura.
    Una pena y da espanto.

    1. Nuevo aqui!! says

      No tiene la culpa el indio, sino, quien lo hace compadre!

Leave A Reply