LIBROS / Se publica la traducción directa del chino de 'El arte de la guerra'

Sun Zi, de filósofo a consejero de Wall Street

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Sun zu
Imagen de la película 'Acantilado Rojo', que trata sobre la guerra en la antigua China. / Youtube

La editorial Trotta publicó en 2000 por primera vez en español traducido directamente del chino El arte de la guerra, de Sun Zi, hecho esencial ya que hasta entonces las versiones existentes eran traducciones del inglés, del mismo modo y manera que en el siglo XIX lo hacíamos del francés. El traductor, Albert Galvany, llevó a cabo una versión modélica, pero casi veinte años después nos ha mejorado la traducción del Sunzi Bingfa, que así se transcribe del chino, con una revisión que tiene todo de definitiva. Galvany es profesor en el Departamento de Filosofía de la Universidad del País Vasco y uno de los sinólogos más importantes en Europa, habiendo realizado investigaciones en prestigiosas universidades europeas como Cambridge, la École Practique des Hautes Études, la Friedrich Alexander Universität o la Paris Diderot, amén de la Pompeu Fabra. Sus estudios se han centrado en estudiar el taoísmo, a él se debe un bello estudio sobre Zhuangzi, así como la historia y cultura militar en China. Ni que decir tiene que en el origen de todo esto está Sun Zi.

La traducción de El arte de la guerra trasciende el ámbito académico y curioso para acercarse a la actualidad más repelente: desde los años noventa del pasado siglo, cuando comenzó la crisis económica de cuyas consecuencias todavía vivimos y aún sufrimos, muchos acudieron a investigar sus causas, y he aquí que, a diferencia de otras muchas, como la del 29, algunos citaron al viejo tratado chino sobre la guerra, quizá por no atreverse a pronunciar la palabra codicia sin más, para definir el ansia infinita de especulación que acabó en desastre financiero.

Y vino el cine y muchas películas sobre los lobos de Wall Street y, cómo no, Pretty Woman, versión curiosa de La Cenicienta. En algunos casos se citaba El arte de la guerra, de Sun Zi, como antes de la II Guerra Mundial se citaba el tratado sobre la misma de von Clausewitz, todo eso de que la paz era la continuación de la guerra por otros medios, como antes se citaba El Príncipe, de Maquiavelo, que comentó el mismo Napoleón, y antes citábamos aquello de “Vis Pacem Para Bellum”, y así hasta remontarnos cuanto más modernos a textos cada vez más antiguos. Ni que decir tiene que todo esto poco tiene que ver con lo que contienen los textos aludidos y sí mucho con las modas y los modos en que las épocas incurren. A nosotros nos ha tocado Sun Zi.

En el preciado estudio introductorio a esta versión de Sun Zi, Albert Galvany nos abre los ojos sobre lo que significa en realidad este tratado. Olvídense de algún Leonardo di Caprio moviéndose en su sillón LC2 de su ático de Manhattan mientras destruye medio mundo y al lado reposa el texto de Sun Zi: olvídense de Richard Gere opinando como un general algo bebido de la vida y de la muerte ante la prostituta de barrio con más glamour de L.A. y aterricemos en la dura realidad. En primer lugar este breve tratado nos es de Sun Zi sino que, para hacernos una idea paralela con respecto a nuestra tradición, este nombre vendría a ser como nuestro Homero de La Ilíada y La Odisea, es decir, un nombre referente para explicar textos que se recopilan durante un largo período de tiempo y sobre un largo período de tiempo se perfeccionan. Para colmo no es tan antiguo como muchos desearían, ya que se refiere a los tiempos en que la guerra es ya un fenómeno de masas, cuando a la guerra ritual de los aristócratas, suceden las levas de campesinos y el concepto de guerra total donde la sociedad no guerrera, incluidos mujeres y niños, entran ahora a implicarse en los combates.

Sun Zi
Portada de 'El arte de la guerra', de Sun Zi / Editorial Trotta

El texto se constituye, pues, en un manual de advertencias sobre las consecuencias desastrosas de las guerras, y todo ello tratado desde la concepción taoísta que recorre toda la historia china oponiéndose al rígido orden confuciano. En verdad El arte de la guerra es un manual filosófico sobre el arte de la guerra, de la estrategia, pero, sobre todo, de lo que no debe hacerse para ir al desastre. Quiero decir que en el libro las consecuencias desastrosas de las guerras tienen más importancia que el éxito a toda costa en el combate.

El que un libro así se erija en libro de cabecera de ejecutivos ávidos de riqueza y de poder sólo se explica gracias a la banalidad reinante, pues lo mismo podría valer el libro de Maquiavelo, el de Clausewitz o la última entrega del último cómic de apocalíptica finalidad, y ello sucede así porque leído el libro, uno no aumenta su capacidad de hacerse con una determinada cuota de riqueza o poder. Hay que ser, ya digo, banal para creer que leer al supuesto Sun Zi le hace a uno más lobo en las finanzas que el que lee a Guillermo de Ockam, si es que hay algún ejecutivo que se acerque a la obra del teólogo. Los factores son otros, por suerte... ¿se imaginan tener el éxito casi asegurado por leer poco menos de cien páginas de un texto que, por otra parte, es lo suficientemente sujeto a interpretaciones para ser un texto abierto?

El que este libro esté de moda en los últimos años no significa desdoro para el texto ni todo lo contrario porque este tratado está a años luz de la codicia de los lobos de Wall Street o de la City o de la bolsa de París. Por eso conviene leerlo y por motivos radicalmente distintos a aquellos que lo han puesto de moda. Por ejemplo, para desear el fracaso a todos los pelmas de las finanzas que en el mundo han sido.

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