Más de 100 programas de ‘Cachitos’ o por qué la televisión debería apostar más por la música

  • Semana tras semana nos preguntamos por qué los programas musicales han ido desapareciendo de las parrillas. ¿Cómo se harán los Cachitos dentro de 20 años si ahora no hay música en la televisión?
  • En la década de los 80 hubo más programas musicales que en las tres décadas siguientes juntas en la televisión pública
  • "La música debería estar aún más presente de lo que estamos consiguiendo lograr ahora en televisión", destaca Arturo Paniagua, presentador de Sesiones Movistar

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Un hilo conductor, el archivo musical de TVE, una presentadora y unos rótulos. La receta del éxito del programa Cachitos de Hierro y Cromo parece sencilla pero no lo es. El espacio emitido en La 2 ha sobrepasado la cifra de las 100 emisiones y lleva desde el año 2013 deleitando a los espectadores. Va camino de convertirse, si no lo es ya, en un programa de culto. Y es que semana tras semana nos preguntamos por qué los programas musicales han ido desapareciendo de las parrillas. ¿Cómo se harán los ‘Cachitos’ dentro de 20 años si ahora no hay música en la televisión? ¿Deberían apostar más las cadenas por dar cabida a iniciativas musicales?

En la década de los 80 hubo más programas musicales que en las tres décadas siguientes juntas”. Esta afirmación, realizada por la presentadora de ‘Cachitos’, Virginia Díaz, durante la emisión del programa 100 emitida la semana pasada, no puede ser más rotunda. Hubo años en los que compartían parrilla hasta 15 o más programas, cada uno de un género. Precisamente el espacio quiso conmemorar su aniversario rindiendo homenaje a aquellos con los que se nutren sus emisiones. Realmente, ‘Cachitos’ es un homenaje semanal a la música en la televisión pública.

Nueve temporadas en antena lleva ya el programa. “Hemos pasado mucha gente por el equipo pero es cierto que aguantar tanto tiempo es difícil tal y como está la televisión hoy”, afirma a cuartopoder Arantxa Soroa, directora del programa. Reconoce, no obstante, que ‘Cachitos’ tiene la suerte de estar en “una isla” que es La 2. “Una televisión cultural donde con el tema de las audiencias quizás hay un poco menos de presión. Pero es verdad que nosotros tenemos muchas espectadores y eso la cadena lo valora a la hora de mantener un programa”, añade.

Podemos pensar que la cuerda de ‘Cachitos’ se agotará, que el material de archivo llegará un momento en el que esté amortizado. Pero aún queda para eso, según Soroa. “Canciones en el archivo hay muchas. Cada vez se van digitalizando más cosas y cada vez tenemos más acceso a material aunque no sea moderno”. Eso sí, hay años que aparecen desérticos, especialmente la década de los 2000. “Ahí hay una escasez brutal de programas, casi todo son galas”. La situación de esos años, además, se agrava debido a la falta de derechos de emisión de un programa de aquella época: ‘Séptimo de Caballería’, presentado por Miguel Bosé. Por allí pasaron grandes artistas internacionales y nacionales.

Más tienen que “estrujarse la cabeza”, según la directora, para seguir ofreciendo temas o conceptos interesantes que encajen con el material disponible. “Parece que es un programa como muy fácil de hacer, pero está todo pensado e hilado. Hay un gran trabajo de documentación, no solo de archivo, para buscar información de los artistas. Hay mucho trabajo detrás”, explica Soroa.

Mención aparte en el combo de ‘Cachitos’ merecen los rótulos, que se han convertido en un género en sí mismo. Y han llegado además a ser comentados por cargos políticos (solo de un lado pese a que las menciones vuelan transversalmente). “Hemos llegado en el momento bueno de Twitter, los rótulos son un poco con formato tuit. De hecho la gente en las redes sociales juega a hacer su propio rótulo y hay gente ingeniosísima. Hemos llegado en un momento en el que ese lenguaje se entiende muy bien y hay una conexión muy fuerte con el espectador”, comenta Soroa.

¿Por qué ya no hay casi programas musicales?

Las parrillas no engañan tanto en el ente público como en el privado. El diagnóstico además es claro y compartido. Una de las conclusiones de Cuando la música desapareció de televisión Historia, evolución y análisis narrativo del periodismo musical en TVE y TV3, tesis doctoral de Alicia Álvarez Vaquero, publicada en 2017 , dice así: “(…) una falta de importancia (cuando no menosprecio) con la que la televisión trata a la música a través de continuos cambios en la parrilla, emisiones con periodicidad discontinua, falta de presupuesto en los contenidos musicales… y por otro, con la falta de una narrativa audiovisual concreta que pueda aprovechar las posibilidades de internet y, a la vez, generar un contenido que pueda competir con el generado por los propios artistas desde sus pantallas personales (Snapchat, Instagram…) y desde las cuales ya dan a conocer a su lector implícito la parte más personal de su vida”.

Hay que mirar atrás para ver las razones de esta escasez. Para Borja Terán, periodista especializado en información televisiva, hay varios factores. Uno de ellos tiene que ver con la llegada de Youtube. “El espectador siente que ya puede consumir la música con solo un click. Y más ahora con otras plataformas. Ya no se crea la necesidad de encontrar en televisión a sus artistas favoritos, que antes si no esperabas a ver ‘Música Sí’ con el VHS preparado para grabar, te lo perdías”, destaca.

El periodista apunta otro asunto: los artistas no necesitan hacer tanta promoción como antes en televisión. Algo que comparte la directora de ‘Cachitos’. “Con Youtube como una manera alternativa de promocionarse los artistas, ya no hacía falta que fueran a televisión a vender sus cosas porque ya en internet podían llegar a cualquier parte del mundo y haciendo ellos sus propias producciones”.

Imagen del programa Cachitos

Apunta Terán en otra dirección más: “La llegada de las televisiones privadas y la competencia tan feroz, y más ahora con otras plataformas, ha hecho que cueste más cuidar las producciones creativas. En los 70 y 80 la televisión era una vía de creatividad para los autores y las actuaciones musicales eran una oportunidad para contar historias. Había tiempo para preparar los programas, las galas del sábado o los programas de Valerio Lazarov y otros jugaban más a sorprender al espectador porque sabían que la forma de que se quedaran delante de la televisión eran descolocarlos, contar una historia. Ahora, en cambio, se tiene mucho más miedo a arriesgar y el espectador puede no entenderlo. Eso ha creado que la puesta en escena de los programas de música sea más conservadora”, explica.

Lo que mató la música en televisión fue el playback, continúa el periodista. “En vez de hacer una puesta en escena con la que cada actuación te contara una historia y te llamara la atención, para qué vas a ver un playback en la televisión si tienes un videoclip bien producido en la red. No tenía ningún efecto sorpresa”. Y pone un ejemplo: la MTV ya no emite videoclips pero sus galas de premios cuentan con puestas en escena muy interesantes.

Y está claro, el pensamiento de que la música no vende. “En los 90 se empezó a oír eso de que la música no da audiencia. Y además hay un nombre para eso y todo, que los llaman el efecto Phil Collins, que significa que cuando sale la música las audiencias bajan y los directivos se lo han creído”, apunta Soroa.

Tanto la directora de ‘Cachitos’ como Terán señalan también el fenómeno Operación Triunfo y todos los talents shows derivados. “Se empezó a apreciar la música en televisión no como cultura sino como solo entretenimiento”, afirma Soroa. “Con OT se crea ese contexto de que ya no interesan los artistas como tal sino que hay que verlos evolucionar. Todo se hace un talent show. Los artistas para promocionar su música tienen que ser jurado, evaluar a otros...se crea un giro de todo tiene que tener un punto de reality y o participas o te quedas fuera”, comenta Terán.

Aparte del cambio de modelo, para Terán también ha afectado el ritmo en el que se trabaja en la televisión. “No hay tiempo para crear. En España hay un problema, que no se cuida la figura del director artístico. Se ha creado la sensación en la televisión de que la música no funciona. De repente un cantante va a un programa y no canta. Cuando se plasman las cosas con creatividad, funcionan, los especiales de música en TVE han funcionado bien y estaban bien producidos”.

“Los modos cambian pero una cosa no: la importancia de contar historias con mirada propia. Los artistas se tienen que atrever mucho más a jugar con los autores y la televisión tiene que atreverse también”, añade el periodista.

El panorama en la televisión pública, no obstante, está mejor que hace unos años en este sentido. Aparte de ‘Cachitos’ se ha asentado también ‘Un país para escucharlo’, con Ariel Rot recorriendo diferentes lugares de la península acompañado de músicos de cada sitio. Hay que mencionar también a ‘La Hora Musa’, que ha estado emitiéndose un par de años y del que todavía no sabemos fecha de regreso o los incombustibles ‘Conciertos de Radio 3, emitidos de madrugada. “La televisión pública tiene que tener una labor, a través de programas de entretenimiento para divulgar un país más creativo.

Opina Terán que esa labor la cubre muy bien ‘Cachitos’. “Lo que podía haber sido un zapping se ha traído al presente con la inteligencia de la mordacidad. No se trata al espectador con condescendencia sino con la fuerza de la ironía, te contextualiza cada canción y ha descubierto a la gente a muchos artistas. Te contextualiza la historia del artista, del momento y la perspectiva actual. Nos hace entender un poco cómo somos ahora porque venimos de ahí”, apunta.

La experiencia de "Mapa sonoro"

Roberto Herreros es periodista cultural. De 2009 a 2014 fue director de contenidos y guionista del programa Mapa sonoro’, emitido en La 2. Un recorrido musical por diferentes puntos del país, una especie de road movie sonora que cosechó muy buenas críticas y fue acogido con esperanza en el panorama musical. Tuvo tres temporadas y un programa especial. Pero no fue renovado. Las razones no se conocen. "Ignoro por qué no continuó. Manejábamos un presupuesto increíblemente modesto. Éramos un programa low cost. Seguramente ‘Mapa sonoro’ valía mucho más de lo que costaba", afirma a este medio Herreros.

"Se trataba de rastrear las propuestas más estimulantes del panorama musical en un viaje por la geografía peninsular. Hoy puedo decir que tuve la suerte de trabajar en un espacio donde se me permitió evitar todo lo que no me gusta después de veinte años viendo programas musicales de televisión aburridos", explica el periodista.

Para Herreros, muchas de las cosas que ha podido ver de programas como ‘Popgrama’, ‘Caja de ritmos’ o ‘La edad de oro’ "muestran una valentía muy difícil de encontrar hoy en día en televisión". "Si ampliamos el campo y nos vamos hasta un programa como ‘La bola de cristal’, ni siquiera cabe hablar de dificultad, ya que hoy sería impensable que cualquier televisión se atreviera a emitir un espacio así", añade. “Pero esta valentía se podría desarrollar y matizar mucho, fue una época de posibilidades que se cerró con Pilar Miró. La valentía fue de la mano de la posibilidad, iban juntas. Con todo, a pesar de sus carencias y, en ocasiones, falta de profesionalidad, para mí es importante no perder el lazo con la televisión musical que se hizo en TVE en los 80”, afirma.

Berri Txarrak, en Mapa Sonoro. / RTVE

La filosofía de ‘Mapa sonoro’ era ver a los artistas en su contexto. Lo argumenta así Herreros: “Mostrar a los grupos donde viven dice más de su música que cien entrevistas promocionales juntas. En el programa evitábamos la cháchara promocional porque, salvo excepciones, hay pocas cosas menos interesantes que un músico hablando de su último disco o de las fechas de su gira. En el programa no dejábamos de preguntar por la actualidad de cada artista, pero también hablábamos con ellos del oficio, del modo en que se organizan, de la razón por la que hacen música y del contexto en la que esta surge, cuestión crucial que el periodismo musical español ha ignorado tradicionalmente”.

La idea del programa mencionado anteriormente presentado por Rot es semejante. “Estética y narrativamente ‘Un país para escucharlo’ es muy similar a ‘Mapa sonoro’. Pensamos en demandarles por plagio, pero el día que íbamos a hacerlo coincidió que cada miembro del equipo del programa teníamos una lubina en el horno, así que se nos fue el santo al cielo”, bromea Herreros.

Para el periodista “conviene recordar que la primera obligación de la televisión pública es ofrecer un servicio público”. Y está de acuerdo, claro, en que hacen falta más programas de calidad en televisión. “La mayoría de los ejecutivos de televisión creen que el público no va a ser capaz de comprender las propuestas más elaboradas. La prueba de que no tienen razón son los millones de discos y entradas que vendieron las Supremes, Aretha Franklin, los Beatles, Jimi Hendrix, The Beach Boys, The Clash, The Rolling Stones, Michael Jackson, Camarón de la Isla o Nirvana. Los equivalentes actuales de esos artistas hoy lo tienen complicado para aparecer en televisión. De cualquier modo, los contenidos deberían escogerse por su interés, no solo por su repercusión”, concluye.

Movistar +, otro oasis en el desierto

De la pública nos tenemos que ir casi a la otra punta para encontrar más ejemplo de cómo cuidar la música en la televisión. Hablamos de una televisión privada y de pago. “Movistar + está haciendo cosas muy interesantes y muy bien producidas, porque es su función, atrae a ese público que se siente huérfano de televisión. Y hay muchas cosas que se hacen que serían de televisión pública pero el problema es que hay que pagar para verlas”, afirma Terán. La directora de 'Cachitos', por su parte, afirma que hay que reconocer el gran trabajo que está haciendo esta plataforma.

En su parrilla hay un programa fijo, Sesiones Movistar, y muchos proyectos puntuales de éxito: ‘Una historia, una canción’, ‘Canciones para cambiar el mundo’ (ambos presentados por la cantante Zahara) o la serie ‘Pop. Una historia de música y televisión’.

Sesiones Movistar. / Movistar

“La música es un reflejo de la vida misma. Se ha demostrado, especialmente en la pandemia, que la música es una gran compañía. Y no solamente una gran compañía sino una gran distracción, una forma de evasión. No entiendo que los medios, que también tienen que ser un reflejo de la vida, no den la importancia que se merece a la música, más allá como entretenimiento, sino como una compañera emocional”. Habla Arturo Paniagua, periodista musical, actualmente presentador del citado espacio Sesiones Movistar, un programa de conciertos y entrevistas que también está dando voz a artistas emergentes.

Paniagua lleva ya tres temporadas al frente de esta especie de oasis. “Un programa donde cada semana venga un artista a hacer lo que mejor hace, tocar su música y contarnos las inspiraciones e historias detrás de sus canciones, es ya todo un mérito. Pero Movistar lleva tiempo apostando muy fuerte por la música. Comenzamos con ‘Late Motiv’, que siempre ha sido un espacio muy bien vestido de música y que la valora mucho. Y a partir de ahí no hemos parado. Vimos que había una necesidad y que en el momento en el que comenzamos con todos estos proyectos no había una gran intención de la televisión por mimar y tratar a la música. Cogimos ese relevo que hacía tiempo que no aparecía”, señala.

“Cada uno del equipo es un amante increíble de la música, cada jefe en el edificio también, eso ayuda bastante a la hora de valorar los proyectos y sacarlos adelante”, añade el periodista, que habla con pasión de la música. “Siempre hablo de ese sentimiento que todos compartimos que se llama música, esa capacidad que tiene para llevarte a otro lugar, para recordarte momentos determinados de tu vida. O simplemente para evadirte. Se ha demostrado en el confinamiento y creo que a partir de ahí le hemos aportado otra valoración general a la música. Otra cosa es que luego a nivel empresarial o estratégico las cadenas terminen asumiendo que esto es parte de su deber como altavoz de la realidad. Pero creo que definitivamente la música debería estar aún más presente de lo que estamos consiguiendo lograr ahora en televisión, argumenta.

Obviamente, el dinero manda, ya que poner en marcha una producción con música en directo conlleva un gasto, un equipo y procesos que son complicados de sacar adelante. Pero para Paniagua, siempre hay espacio para más tipos de programas. “Nunca es suficiente cuando hablamos de música. Y ojalá tuviéramos el mayor número de programas posibles”. El presentador de Movistar destaca un ejemplo “sencillo” que está siguiendo últimamente. Se llama ‘Song Exploder’ y se puede ver en Netflix. “Se basa en un presentador con un artista que cuenta qué hacía el día que compuso esa canción, por qué hay una línea de bajo que suena así, cómo fue la producción...Y ya está. Es media hora dedicado a eso, esas cosas me fascinan que se puedan hacer en la televisión y deben seguir haciéndose”.

La directora de ‘Cachitos’ nos adelanta el tema de uno de los próximos programas. Se llamará ‘Políticamente incorrecto’. Y es que ahora, dice, “hay mucho más miedo a según qué cosas, vivimos en la dictadura de lo correcto, antes había más libertad para hacer todo. Se daba voz a mucha más gente”. Ese capítulo abordará todas las actuaciones que había antes y ahora serían impensables. Habrá que verlo. Y desear que queden ‘Cachitos’ para rato.

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1 Comment
  1. J. says

    En serio, ¿sigue existiendo la televisión? ¿Por qué?

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