MEMORIA HISTÓRICA

Cayo, el deportado número 37.272 de Neuengamme, vuelve a tener rostro

  • Su familiar, Santiago Gimeno Pelegay, recorre sus pasos por el exilio hasta el campo de concentración nazi
  • El pasado 11 de agosto, dieron con una fotografía de Cayo Pelegay

0

El pelo pegadico a la cabeza, la gomina. La raya bien marcada. Antes, empezaron a clarear las sienes. Las arrugas por la frente y alrededor de los ojos. Mirada a cámara. El hombre que posa tan formal es Cayo Pelegay. Este es el rostro de Cayo Pelegay. Natural de Boquiñeni, exiliado en Francia en la Guerra Civil, militante de la UGT desde el año 1933, integrante de la Resistencia Francesa, deportado al campo de concentración nazi de Neuengamme, en Hamburgo, en 1944. Fallecido el 15 de febrero de 1945 por insuficiencia cardiaca.

La historia de Cayo, truncada y su memoria en la oscuridad durante demasiados años. Sus dos hermanos, Miguel y Marcial, habían sido fusilados al comienzo de la guerra española. Del tercero, el que partió a Francia, poco o nada se había vuelto a saber hasta febrero del 2016. A Santiago Gimeno Pelegay, familiar suyo afincado en Madrid, le brillaron los ojos cuando descubrió, en el libro Memorial, de Benito Bermejo, el cual enumera a las víctimas españolas en los campos de concentración, su segundo apellido. ¿Quién era ese Cayo Pelegay original de Boquiñeni, su pueblo familiar?

Solicitud de Cayo Pelegay al consulado mexicano

El año pasado, relatábamos en cuartopoder el recorrido de Gimeno, desde que descubrió a Cayo en aquel listado de víctimas, hasta que recogió el reloj de su familar en el campo de Neuengamme. Allí se conservaba esta pertenencia desde que había internado en el campo. Gimeno fue recorriendo los pasos de Cayo. Un año después, la familia Pelegay por fin conoce el rostro de Cayo. El pasado 11 de agosto, recibían la fotografía que había encontrado la investigadora e historiadora Ana García, que sigue la pista de los republicanos españoles en el exilio. Contactó con el consulado mexicano en París, desde donde se organizaban viajes de estos exiliados al otro lado del Atlántico, allí estaba la fotografía. Cayo había solicitado exiliarse en México. En Europa, la guerra se expandía como una epidemia. Nunca llegó a marchar.

Durante este año, Gimeno y su familia conservan el reloj de Cayo y lo muestran cada vez que pueden, una acción por la memoria. “Mis padres, que van a menudo a Boquiñeni, me han contado que han percibido cosas de la gente, les ha llegado, no a ellos directamente, algún comentario que cuestiona por qué se está investigando esto”, relata. Sin embargo, Gimeno resalta cómo “cuando subo algo en redes sociales, en Facebook, mucha gente del pueblo se ha posicionado y ha mandado mensajes de agradecimiento”. También tiene palabras de afecto para descendientes de los fusilados del pueblo zaragozano, “quienes impulsaron una lápida en el cementerio para las víctimas”. “Les ha gustado que una persona joven esté investigando lo que sucedió en el pueblo”, reconoce, explicando cómo algunas de estas personas no han podido contener la emoción cuando han visto el reloj de Cayo.

Solicitud de Cayo Pelegay al consulado mexicano

Gimeno sigue investigando sobre la historia de Cayo y sus dos hermanos fusilados. Miguel era su bisabuelo. En este recorrido, se ha involucrado con la AMICAL de Neuengamme, asociación de familiares y amigos de los deportados españoles en este campo de concentración nazi. A raíz de esta asociación, la investigadora García entra en contacto con los familiares cuando hay algún hallazgo sobre alguna de las víctimas. “Además, el propio memorial del campo tiene un proyecto de investigación que intenta vincular la historia del nazismo con las nuevas generaciones, iniciativas para enganchar a gente joven”, explica, y con este proyecto ha estado colaborando en los últimos meses Gimeno. “Se han dado cuenta de que la mucha relación que hay entre los exiliados españoles con el campo de concentración, y de cómo en las familias de estos suelen haber casos relacionados con fusilados por el franquismo o de exilio”, añade.

Cayo envió una carta al consulado mexicano de París, solicitando marchar al país de Lázaro Cárdenas. En el remite de esa carta, aparece la localidad de Flesselles, al norte de Francia. En junio de 1944 fue detenido en ese municipio por negarse a realizar trabajos obligatorios para la ocupación nazi de Francia. En un monumento de homenaje a los detenidos de este pueblo vuelve a aparecer el apellido Pelegay. Pocos meses después sería deportado a Alemania.

“En la carta de solicitud al consulado, aparece un apellido, Flerte, he contactado con gente de Flesselles y parece que era el dueño del castillo, un terrateniente, parece que trabajó para él como agricultor”. Gimeno, paso a paso, va reconstruyendo los pasos de Cayo. “Esto da pie a profundizar en el periodo que estuvo en Francia, que es el que menos conocemos, cómo llegó, dónde trabajaba, con quién formaba parte de la Resistencia”, comenta. Así, 75 años después, se va reconstruyendo la vida de este sindicalista de la UGT a quien ya le ponemos cara. Cayo, el deportado número 37.272 de Neuengamme, vuelve a tener rostro.

CUARTOPODER ACTIVA SU CAJA DE RESISTENCIA
Tras los acontecimientos de los últimos meses, cuartopoder ha decidido activar una caja de resistencia periodística donde cada uno aportará lo que pueda, desde 3€ hasta 200€. Hasta ahora nos financiábamos solo por publicidad, pero hemos decidido dar un paso hacia delante e ir a un modelo mixto donde el lector también pueda hacer aportaciones. Sin embargo, apostamos por mantener en abierto todos los contenidos porque creemos en la información como derecho de toda la ciudadanía. Puedes colaborar pinchando aquí.

Leave A Reply