Es que le tengo cariño a esto…

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Es un placer lanzar un saludo global desde este primer pequeño paso que da hoy cuartopoder, un proyecto de prensa hecho por periodistas, no por empresas. Me piden unos cuantos amigos que tengo aquí, con los que he pasado vicisitudes en el pasado en El Confidencial y Negocio, que escriba de vez en cuando artículos de opinión. Acepto, a pesar de la vergüenza que me produce ir de opinólogo por la vida, tal vez porque aún creo que soy muy joven, o porque siguen resonando en mi cabeza las palabras de uno de mis maestros periodísticos, que me decía que un profesional de la prensa debe mutar en profesional de las tertulias porque es incapaz de conseguir una noticia.

El entorno está para echar unas risas. La crisis que tenemos encima no tiene precedentes, aunque conforme se van desarrollando los acontecimientos cada vez tengo más la impresión de que todo tiene que cambiar esta vez, para que todo continúe igual que antes. Ahí tenemos a nuestros artistas del ladrillo, reconstruyendo sus imperios allende los mares o entrando en otros sectores con la misma voracidad, mientras en el plano internacional los reguladores han repetido las mismas políticas aplicadas tras el pinchazo tecnológico, que facilitaron la que tenemos encima gracias a una inflación de activos financieros nunca vista, o al menos, nunca recordada. ¿Y la banca de inversión? Ay, la banca de inversión, qué maravilla, qué capacidad de sobrevivir a todo y que elegancia al ir por la vida como si la fiesta no fuera con ellos. Ellos pasan por allí, cobran sus ‘fees’ y sus merecidos ‘bonus’ y nada más. Han caído Bear Stearns y Lehman, pero ha sido una anécdota.

En España la cosa está que trina también. Tenemos a un Gobierno cuyo paso recuerda al de Chiquito de la Calzada. Todavía me impacta la imagen desencajada de Elena Salgado, teniendo que contradecir a Carlos Ocaña, por orden de De la Vega. ¿Telefonazo de la vice? No, dejémonos de rollos. El autor de esa orden es Zapatero, incapaz de asumir cualquier medida que no tenga un tinte mesiánico-historicista-global. Mesiánico laico, por supuesto, no se vaya a molestar.

Me hace gracia también cuando echan la culpa al PP de no firmar a la voz de ya un pacto de estado. ¿Pero qué quieren que pacte? El PP defiende un modelo de reforma económica diametralmente opuesto al del Gobierno. Bueno, no es del todo exacto, porque en Moncloa no tienen claro qué hacer con esto de la crisis. Pero al menos en Génova creen que lo oportuno es repetir lo del 96. Se estará de acuerdo o no, pero tienen claro por dónde hay que tirar, cosa que en el Ejecutivo sólo se puede decir de Blanco y Rubalcaba.

Lo dicho, un panorama nada aburrido. Ojalá lo contemos desde aquí, será una buena señal. Qué le voy a hacer: le tengo cariño y respeto a esta profesión. Los periodistas que se enfrentan todos los días a la noticia me merecen la máxima consideración. Después de 15 años, conservo ese espíritu de becario, que me lleva a mirar con admiración las grandes noticias y a los grandes periodistas. Intento no perder las dosis necesarias de idealismo para ejercerla y no podía ignorar este proyecto, pergeñado y hecho por periodistas. Larga vida para él, en este mundo de intrigas y economía insostenible.

2 Comments
  1. Camino says

    Querido mío, opinólogo no, periodilisto, el concepto es periodislito, y no se preocupe que usted dista mucho de dicha subespecie o sobreespecie, según con qué perspectiva se mire. Saludos!

  2. pek says

    Es y será un gusto leerle, don Manuel.

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