Banca de negocios: del sutil cinismo al rostro más duro posible

Seguimos con las fechorías de los banqueros de inversión y lo que más rabia me da es que aquí les hacemos más caso que nadie. Y digo fechorías porque me parece que aunque su negocio ya es intrínsecamente perverso ellos encima le dan un par de vueltas de tuerca. Vamos con las gracietas de esta semana.

El pasado miércoles, Nomura se descolgó con un informe sobre el sistema financiero español poniéndolo a caldo, para variar, estableciendo un test de stress con sus propios criterios (no valen los establecidos ya por los bancos centrales, ellos los aprietan aún más) y haciendo sangre sobre Caja Madrid, a la que echan en cara un agujero de 11.500 millones. La entidad que preside Rodrigo Rato precisa de ese dinero, aunque no establecen para qué ni por qué. Hablando en plata: si eso fuera así, Caja Madrid estaría más quebrada que Enron.

Conviene recordar que Nomura ha sido la entidad que se hizo con las líneas de negocio de Lehman Brothers después de su bochornosa caída, que significó la detonación definitiva de la crisis global que todos sin excepción sufrimos a día de hoy. Los nipones tampoco han sido mancos: sufrieron pérdidas espectaculares en 2008 y 2009, cosa que no ha ocurrido con ninguna caja española, salvo Cajasur y CCM (vamos, dos baluartes del sistema financiero mundial).

Nomura ha estado dirigiendo la venta de Cajasur, por lo que, dejando de lado las muchas peculiaridades, se puede comprobar cómo, una vez más, aquí son arte y parte y dejan lugar a la sospecha. ¿Le meten un palo a Caja Madrid porque no han podido hacer negocio ahí? ¿Es de recibo que una entidad que está participando activamente en el proceso de reordenamiento de las cajas (se supone que con confidencialidad por medio) se dedique a publicar informitos señalando con el dedo a los buenos y los malos según sus criterios? ¿Cómo es posible que a estas alturas del Siglo XXI no haya un regulador que ponga orden en esto?

Sigamos, que no sólo Nomura tienen tela que cortar. El consejero delegado de Barclays salió diciendo esta semana que “las cajas españolas terminarán entre lágrimas”. Hace falta tener rostro; que diga esto un ejecutivo de un sistema que ha sufrido quiebras de colosos como el RBS o el HBOS, mientras el citado Barclays precisó de una gran ampliación de capital para no sufrir el mismo destino. Este tipo en cuestión, llamado Robert Diamond, tiene estipulado un bonus de unos 8 millones de euros y, por cierto, antes de llegar a su cargo, era el máximo responsable de banca de inversión de su entidad.

Lo malo es que cada vez que sale una noticia de estas, nosotros nos rasgamos las vestiduras aún más que ellos. Ahí están esas subastas del Tesoro, que tiene que colocar a tipos mucho más altos de lo previsto, para que se las zampen precisamente todos estos bancos extranjeros. El operativo es muy fácil: basta con esparcir rumores e intoxicar el mercado con informes, sembrando la alarma con que no va a haber inversores que acudan a las colocaciones. Así, el Tesoro tiene que emitir más caro (a costa de todos nosotros) y entonces aparecen estas entidades a hacerse cómodamente con unas Letras y Bonos colocados con una jugosísima prima. Y nosotros diciendo que se debe al riesgo de una intervención o que la culpa es del propio Zapatero.

Tenemos una situación complicada, pero ojo, España es una pequeña parte de la mega crisis financiera mundial. Nuestras entidades tienen lo suyo, por supuesto, pero a diferencia de las firmas sofisticadas anglosajonas, no han hecho demasiadas guarradas fuera de balance. Los grandes brokers internacionales y la banca más sofisticada europea, sí han precisado rescates y han causado gravísimos perjuicios a todo el mundo. Dar crédito a sus informes y vaticinios es de chiste. En nuestro país ocurrirá lo que tenga que pasar, pero nunca debe ser porque lo digan los chicos de la city y compañía.