El precio del crudo anuncia más movilizaciones en España

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Siempre me lo he preguntado: ¿por qué la práctica totalidad de países productores de materias primas son incapaces de entrar por la senda democrática y la transparencia? Tenemos un barril de crudo por encima de los 111 dólares, lo que constituye un atentado a toda lógica... aunque claro, ahí está ese celebérrimo cártel de la Opep, que maneja el precio a su antojo. ¿Hay alguien decente ahí metido?

Ahora, España mira con mucha preocupación los conflictos en Egipto, Libia y en menor medida Argelia, ya que tenemos una gran dependencia gasista de esos países. Desde luego, no son naciones con tradición democrática ni sus revueltas invitan tampoco al optimismo. Personalmente, mientras vea a mujeres con velos, pañuelos y demás atuendos impuestos, seré escéptico con esas revoluciones.

Al otro lado del charco, tres cuartos de lo mismo: el gas está en manos de Evo Morales o Rafael Correa, y el crudo, en las de Hugo Chávez o Cristina Kirchner. Resulta curioso que la gran esperanza blanca sea Brasil, un país al que Luiz Inazio Lula da Silva introdujo, aparentemente para no retornar, por la senda de la ortodoxia. Su sucesora, Dilma Rousseff, así parece garantizarlo.

Mención aparte merecen los grandes productores de otras materias menos glamurosas (plomo, minerales...) de África, donde China se está introduciendo sibilinamente. Los grandes financiadores de EE UU y Europa quieren el control de estos recursos naturales y tampoco es un mercado que brille por su transparencia.

Por cierto, ¿saben quién es el mayor productor de materias primas y otros recursos naturales de todo el mundo? Pues Rusia. Tampoco merece la pena extenderse mucho más en las formas de gobierno del país o en su comportamiento con los países no amigos a la hora de suministrarles gas.

¿Todo esto es una casualidad o resulta que el hecho de ser poseedor de materias primas indispensables hace imposible que existan gobiernos rectos, democráticos y que se preocupen realmente del progreso de sus pueblos?

Al final, el ser humano parece incapaz de resistir la tentación de meter la mano en la caja. Ocurre en todos estos países citados, que cuentan con la bendición de tener recursos naturales, que les aseguran ingresos rápidos y recurrentes, lo que se traduce en Gobiernos corruptos, monopolios sin escrúpulos e imposibilidad de que la riqueza genere desarrollo real. Ojo, también ha ocurrido en España, donde estos años de bonanza la corrupción ha calado en nuestras instituciones. ¿Es imposible para el hombre tener un comportamiento honesto cuando hay riqueza fácil a su alcance?

Parece que así es pero lo que está claro es que si continúa este encarecimiento de materias primas, con el gas y el petróleo como principales estandartes, las movilizaciones sociales están garantizadas. No hace mucho, el ministro Rubalcaba tuvo que sacar a las fuerzas del orden a las carreteras para contener a nuestros camioneros, aunque lo que de verdad los contuvo fue la caída del precio del crudo. Si continúa la tendencia actual, Rubalcaba no podrá hacer nada esta vez.

2 Comments
  1. inteligibilidad says

    «¿Todo esto es una casualidad o resulta que el hecho de ser poseedor de materias primas indispensables hace imposible que existan gobiernos rectos, democráticos y que se preocupen realmente del progreso de sus pueblos?»

    Señor Torrent ¿Es eso un chiste? ¿Cómo puede soltar esta pregunta retórica tan tranquilamente? Califica a Ecuador, Bolivia, Venezuela y Brasil (o no, Brasil, «la última esperanza blanca», parece que no)de países no democráticos y de no preocuparse «realmente por el progreso de sus pueblos» (!) Lo que hagan dentro de la OPEP no lo voy a discutir porque no lo sé, pero la nacionalización de esas materias primas (como ya hizo hace décadas Noruega, de la que no habla usted en el artículo) no creo que sea precisamente no preocuparse del progreso de sus pueblos. ¿Y qué hay sobre «yasuní»?
    Veo la idea de su artículo, pero no mezclemos churras con merinas…

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