Telefónica, con su 9% de dividendo, echa por tierra cualquier idea de inversión

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César Alierta, en una imagen del pasado mes de diciembre. / Efe

Lo dice un director de inversiones de una importante firma española: “cualquier planteamiento que uno quiera hacer a un inversor, ya sea el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), capital riesgo, una nueva colocación, un producto financiero, etcétera, cae por tierra con el argumento ¿y qué hago con eso si Telefónica me asegura un 9% sin el menor riesgo?”

Así es. La operadora española que preside César Alierta plantea remunerar al accionista más de 10 veces lo que puede ofrecer un depósito y a un tipo que casi dobla el de la deuda pública. Sólo con el cupón, si además la acción sube... (la rentabilidad por dividendo será menor entonces, pero no para el que haya comprado ahora).

Telefónica destinará la friolera de 7.300 millones de euros a dividendo, hasta 1,60 euros por título. Una cifra sin parangón en Europa (tal vez ni en el mundo) si no es por motivos extraordinarios. Pero en el caso de Alierta, esto se ha convertido en recurrente. El principal ejecutivo de la compañía devolvió el pago al accionista que había retirado Juan Villalonga.

El anterior presidente consideraba que el dividendo era poco menos que una señal de poca capacidad de generar valor del management, y, por tanto, necesitaba todo el dinero de la compañía para proyectos de crecimiento. Sin entrar en otras consideraciones, es cierto que le cambió el adn a la empresa, concibiendo un futuro para ella como líder mundial con presencia en todos los mercados.

Alierta llegó para arreglar todos los desaguisados de aquella época (devolviendo el dividendo, recomprando títulos después de tantas acciones liberadas, reabsorbiendo filiales...) y luego ha sabido pasar de la defensa al ataque, con operaciones de calado en Reino Unido, Brasil, China...

Ahora, enfila un reto como es el astronómico dividendo. ¿Logrará cumplir con el pago? Siempre lo ha hecho, pese a la continua puesta en duda de las casas de análisis. Un hombre históricamente de Bolsa como César Alierta está permanentemente obsesionado con el valor. Y un buen cupón es algo que no puede faltar en toda acción que se precie.

Sin embargo, el presidente es un eterno insatisfecho con la cotización y ahora debe estarlo más, después de que vencieran las stock options que contrató a título personal por encima de los 20 euros, en una señal de compromiso con la empresa.

Habrá que estar atentos a la gestión de la firma en los meses venideros y cómo afecta la crisis a sus mercados mollares (Brasil, México...). Otro asunto es la gestión de personal y su exceso de ‘grasa’ en Telefónica España, su mercado más maduro, tanto en personal de plantilla como en el selecto corporativo. Dicen que hay en ciernes un discreto adelgazamiento. Veremos. De momento, no hay quien compita en rentabilidad con la operadora española.

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