1 de mayo: más motivos que nunca

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Toxo (CCOO) y Méndez (UGT) durante la presentación de los actos que se celebrarán el 1 de mayo. / Mondelo (Efe)

Cuando el miércoles preparaba las preguntas que haría al día siguiente a los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y CCOO, Ignacio Fernández Toxo, con motivo de la celebración -el domingo- del 1 de Mayo, una de ellas me venía impuesta por cuestiones de calendario: el INE hacía públicos el viernes los datos de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre. Y la sensación de calamidad que flotaba en el aire respecto a ese asunto era tan física que ni yo dudé en hacer la pregunta ni ellos en contestarla, a pesar de que, por aquel entonces, ni ellos ni yo sabíamos que la cifra de parados ascendería a  4.910.200 personas, que la tasa de paro se situaría en el 21,29%, que 1.386.000 hogares tendrían a todos sus miembros en paro o que habría 60.100 parados más de larga duración.  Así que, ¿llegaremos a los cinco millones de parados? era, necesariamente, la primera pregunta. “Hace poco más de un año”, respondió Toxo, “yo hice esa predicción y lo cierto es que, aunque me gustaría equivocarme, el Gobierno está haciendo méritos para lograrlo. Con una oposición conservadora que comparte esa misma política, unos grupos económicos que aplauden las decisiones del Ejecutivo y una orientación de la UE y de los organismos internacionales en esa misma dirección, lo raro sería no llegar a los cinco millones de parados. Si la prioridad es la precipitada e irracional reducción del déficit público a costa de sacrificar la inversión pública, los derechos sociales y el empleo, ¿quién puede extrañarse de que se alcance esa cifra?

Del otro asunto de rabiosa actualidad, el Plan para el Afloramiento y Control del Empleo Sumergido, que cuenta con el rechazo frontal de los sindicatos, respondió Méndez. “Es un plan voluntarista e ineficaz y resulta inapropiado en tiempo, en forma y en contenido, porque no va aflorar el grueso de ese empleo, ni va a mejorar la protección de los trabajadores, ni va a aumentar los ingresos públicos. Y, además, elude por completo el problema del fraude fiscal de las empresas. Aquí se habla de fraude laboral, pero no se dice nada de fraude fiscal”.

¿Y en este interesado contexto?, repregunté, “¿no queda claro que se afloraría más dinero para las haciendas públicas poniendo un poquito de orden en las Islas Caimán que persiguiendo al fontanero en paro que hace alguna chapucilla por las tardes?”. “Eso”, contestó Méndez , “daría para una enciclopedia. Lo que puedo decir es que no existe voluntad política, ni por parte del Gobierno español, ni por parte de ningún otro, para afrontar ese asunto”.  En una respuesta a una pregunta similar, Toxo, candidato a presidir la Confederación Europea de Sindicatos (CES), iba un poco más lejos. “Aquellas ideas y grupos financieros que nos metieron de hoz y coz en la crisis han recibido los parabienes de los poderes públicos y de la UE, mientras que quienes la sufrieron han tenido que seguir soportando esas mismas políticas”. Abundando en este mismo asunto, reclamé una reflexión de Méndez sobre la derrota de la socialdemocracia a la hora de plantear una salida progresista de la crisis y sobre el empuje demostrado por la ultraderecha en los últimos procesos electorales en Europa.

“Resulta paradójico”, contestó Méndez, “que los defensores de las políticas que nos llevaron a la debacle estén al timón del barco para capear el temporal. Tendríamos que preguntarnos por qué ha ocurrido esto. El clamoroso silencio y la falta de visibilidad de la Internacional Socialista ante esta crisis es una imagen muy elocuente que puede darnos alguna pista”.

Y ya metidos de lleno en el escenario de la absoluta desorientación política que nos ha tocado vivir, no me resistí a hacer una pregunta al secretario general de CCOO. ¿Qué pensó cuando se enteró de que los eurodiputados españoles habián votado en contra de la congelación de sus sueldos o de viajar en clase turista? Y Toxo respondió: “Pensé lo que tristemente llevo pensando desde hace algún tiempo: que la construcción de Europa carece de líderes y de rumbo político. Es más, caminamos justamente en la dirección contraria, lo que, efectivamente, incentiva el populismo, la acción corporativa y el nacionalismo más rancio; factores que definen a la extrema derecha… No cabe sino lamentar que en plena crisis económica, con 23 millones de parados en Europa, pérdida de derechos y ataques sin precedentes al Estado de bienestar haya eurodiputados que voten contra la congelación de sus sueldos o defiendan el viaje ‘business’. Es un ataque contra la razón y el sentido más elemental de la decencia”.

Respecto al alcance de las respuestas a mis últimas preguntas tengo de confesar que nunca fui demasiado optimista, y no me faltaba razón. ¿El debate sucesorio en el PSOE y el desgaste que puede llevar aparejado –pregunté a Méndez como dejándolo caer- no podría suponer una dificultad añadida a la hora de afrontar la salida de la crisis y la creación de empleo? ¿Qué le diría –volví a dejar caer- al nuevo/nueva candidato socialista a la presidencia del Gobierno? Y claro, como era previsible, Méndez no iba a caer en una trampilla tan burda. “En España”, contestó, “dramatizamos en exceso estas cosas que son normales en una democracia. El PSOE resolverá quién será su candidato o candidata para las próximas elecciones por los cauces que considere más apropiados. A su candidato/candidata le diremos lo mismo que a todos los demás: no al ajuste, sí al crecimiento y al empleo”.

La cosa fue algo mejor con la pregunta sobre Mariano Rajoy para Toxo. “¿Qué le diría en el caso de que, como apuntan todas las encuestas, sea el próximo presidente del Gobierno? Y esta fue su respuesta: “Si el resultado es finalmente el que pronostican las encuestas, Mariano Rajoy llegará a La Moncloa con buena parte de su programa electoral ya activado por el Gobierno de Zapatero. Respecto a esto solo puedo garantizar que CCOO se mantendrá alerta y  peleará, como siempre lo ha hecho, por defender los derechos de los trabajadores, gobierne quien gobierne”.

Lo cierto es que, este año, Motivos para echarse a la calle hay más que nunca.

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