Estamos en manos de Goldman Sachs pase lo que pase

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Quería ver esa película desde el primer momento que tuve noticias de ella, pero como ocurre casi siempre en estos casos, entre pitos y flautas se me pasó el tiempo de verla en cine, aunque la proyectan todavía en alguna sala. Mientras pasaban los días no paraban de llegarme comentarios de analistas, gestores, ejecutivos y demás gente con la que hablo a diario por cuestiones laborales: “tienes que verla, tienes que verla...”. Finalmente, encontré el dvd en la Fnac por 9 euros. Se llama Inside Job y la dirige Charles Ferguson.

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La crisis financiera que sufrimos es el gran asunto del hombre en los últimos años, como no puede ser de otra manera. Por tanto, la mejor película al respecto tendría que ser asimismo, la más importante rodada de la era reciente. Creo no exagerar si digo que su visionado es obligatorio o al menos vital para todo ciudadano que quiera saber qué ha pasado y, lo que es peor, qué sigue pasando en el mundo.

Porque después de un estallido brutal de pobreza, aquí no ha pasado nada. Eso es lo dramático y así lo estamos denunciando desde cuartopoder.es. Todo sigue igual para los grandes bancos de inversión estadounidenses, que comandan los lobbies y que consiguen multiplicar sus ganancias a costa de trasladar las pérdidas a la sociedad.

Los testimonios de la película son reveladores, así como la disección de los hechos. Los grandes bancos estadounidenses han campado a sus anchas en lustros anteriores, captando las voluntades políticas, y haciendo lo que querían en un entorno de ausencia de regulación, que facilitaba que todo lo que hicieron fuera legal.

Crearon los sofisticados productos financieros, como los CDO´s (Collateral Debt Obligations, paquetitos de hipotecas de baja calidad aunque con la máxima calificación crediticia que fueron colocados a todo el mundo) y multiplicaron exponencialmente los derivados. Diseñaron una banca basada en el hiper apalancamiento, es decir, endeudamiento.

Richard Fuld en una imagen de archivo. / Wikimedia

De esta manera, con Goldman Sachs, Lehman Brothers y Merril Lynch como grandes artífices, dispararon el mercado hipotecario suprime de 30.000 millones de dólares al año a más de 600.000 millones. Lehman era el principal banco garante de esas hipotecas y su máximo dirigente, Richard Fuld, ganó más de 500 millones de dólares en los años previos a su quiebra.

Esta ausencia de regulación, que permite que un banco de inversión controle todos los resortes del negocio, es la que desde cuartopoder.es hemos puesto sobre la mesa, advirtiendo de lo nocivo que resulta que una misma entidad pueda vender productos a sus clientes, tomar posiciones a su vez por cuenta propia (siempre contrarias a las de las personas a las que ha colocado esos instrumentos), emitir informes y diseñar las operaciones corporativas. No hay ningún tipo de separación, pero luego tampoco ha habido responsabilidades. Aun está por ser imputado algún alto ejecutivo de Wall Street en los últimos años.

George Soros corrobora esto en el filme con la metáfora del petrolero. Un gran buque de carga de combustible debe tener varios tanques aislados que permitan minimizar el vaivén del agua. Si todo el crudo estuviera suelto se convertiría en una masa incontrolable que puede hacer zozobrar el barco si sufre grandes sacudidas.

En los mercados, los compartimentos serían la regulación, que impiden que se mezclen las cosas. Por desgracia, hemos sufrido y todavía sufrimos un enorme depósito en el que el crudo nos ha hecho volcar la nave, aunque sólo se ha salvado del naufragio precisamente quienes lo han provocado.

Lo dice Soros, que no es precisamente una monjita de la caridad en los mercados. Ahora se viste de filántropo, pero antaño ha sido el mayor especulador de la historia. El terror de los mercados. Un Soros que, sin embargo, reconoce que ni él mismo entiende el funcionamiento de los CDO´s. Por ello es importante visionar la película: a través de unos magníficos y sencillos gráficos se explica el mecanismo empleado para empaquetar ganancias para pocos, socializando pérdidas a través de estos complejos instrumentos.

El problema es que nada ha cambiado. Ni antes ni ahora, a pesar del tremendo cataclismo económico. Resulta imposible. Los de antes siguen en los puestos de decisión, más fuertes que nunca.

El esquema de la banca de negocio, con su gente difuminada por los organismos de gobierno, hace imposible cualquier vuelco o mejora en el control. Siempre tienen miembros en el Tesoro, en la SEC (la CNMV estadounidense), en la Reserva Federal...

Ahí van unos ejemplos: en 1981, Ronald Reagan nombró secretario del Tesoro a Donald Regan, ex director general de Merrill Lynch. Años después le sucedió el famosísimo Robert Rubin, que venía de Goldman Sachs y se fue después a Citigroup, donde en poco tiempo ganó 126 millones de dólares. Por cierto, durante su mandato derogó la histórica ley Glass-Steagal, que habría impedido la fusión de Citibank con Travellers. O sea, reguló para beneficiar a una empresa a la que posteriormente se fue.

Larry Summers, durante una reunión en la Casa Blanca en 2003. / Pete Souza-whitehouse.gov (Wikimedia)

Los casos más sangrantes son, sin duda, los de Larry Summers y Henry Paulson. El primero es un ex decano de Harvard que hasta finales del pasado año ha sido asesor de Obama, dirigiendo el Comité de Economía de la Casa Blanca. Ya estuvo en la administración Clinton, siendo nada menos que secretario del Tesoro y ha sido una figura decisiva en la protección a los derivados y en la no regulación a los bancos de negocio en materia de apalancamiento.

En el interín, fue asesor de varios hedge funds, así como charlista de mérito, es decir, cobrando un pastón. Su ficha en wikipedia no tiene desperdicio. Ahí se puede ver cómo fue uno de los artífices de la ley Gramm-Leach-Billey, de 1999, que eliminaba restricciones a la banca de inversión, es decir, los famosos tanques estancos de los que hablaba Soros.

A partir de 2000 llegó la explosión de los derivados, como destacan en Inside Job. Fue uno de los grandes opositores a la regulación de los mismos, como pudo comprobar Brooksley Born, una mujer que en su etapa al frente de la Comisión de Comercio sobre Futuros emitió una propuesta para controlarlos. Fue amenazada “por Summers y 13 banqueros”, como magistralmente relata el documental.

El otro ejemplo es el de Henry ‘Hank’ Paulson, ex consejero delegado de Goldman Sachs, que durante la primera parte del siglo estuvo presionando sin piedad a los reguladores para elevar el límite de apalancamiento de los bancos de negocio. En el primer semestre de 2006, su firma colocó 3.100 millones de dólares en hipotecas subprime. Luego, fue nombrado secretario del tesoro por Bush, lo que le forzó a vender su participación en Goldman, ganando casi 500 millones de dólares a título personal. O sea, fue capaz de salir de la crisis a tiempo, después de su enorme contribución a ella.

Tarde o temprano todo empieza y termina en Goldman. Ahí está el caso griego y su falseamiento de cuentas. Nadie puede con ellos. Pero no se marchen todavía, aun hay mucho más.

2 Comments
  1. celine says

    También me impresionó la película. Y lo que sigue sucediendo, también. Creo que las pinturas de Brueguel el Viejo sobre la condición humana -y las de El Bosco- es lo que más se acerca para comprenderlo todo.

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