Hay mucho activo tóxico en la banca del que nadie habla: coches de lujo, maquinaria…

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Los bancos siguen cargados de activos tóxicos, sobre todo los medianos y pequeños, con especial mención a las cajas de ahorro, y el Gobierno de Rajoy, al parecer, tiene como una de sus prioridades impulsar de verdad la reordenación del sistema financiero, que le ha parecido una pequeña pantomima, según se desprende de sus declaraciones. Pero no sólo el suelo y el ladrillo son activos tóxicos, ni los activos financieros ligados a ellos. También hay otros.

Se trata de enormes flotas de leasing o renting, tanto de coches como de maquinaria industrial. Todo esto está en los balances de las entidades financieras y valorado en libros a sus precios de origen, aunque ahora tengan una cotización de mercado cercana al cero o, al menos, muy inferior.

¿Nadie se ha fijado en las grandes carreteras nacionales la cantidad de enormes naves con maquinaria industrial, repletas de stock que, aunque de momento no se ven obsoletas, están acumulando polvo?

Las operadoras de esas máquinas las han cedido a los bancos, que prefieren quedárselas (embargarlas, hablando claro), apuntarlas en su activo a valor de mercado para no contabilizar así la mora con las empresas que no pueden pagar debido a la caída drástica de la construcción y salvar momentáneamente la papeleta. Una bomba de relojería, porque en breve todo ese material puede ser simple chatarra valorada a precios altísimos.

Los excesos del ladrillo no sólo han tenido su efecto en las promotoras e inmobiliarias: también en la industria auxiliar. Y si hace pocos años en España no había existencias de grúas, ahora se acumulan y oxidan… aunque no computen como pérdida en ningún lado.

Ocurre lo mismo con las carpas llenas de coches de lujo de empresa. ¿Cuánto puede valer ahora un Porsche Cayenne con 100.000 kilómetros y tres años? Según libros, más de 40.000 euros, sin duda, pero ¿alguien lo compra? La banca, que es quien está detrás de todas las empresas de leasing o renting, está saturada de autos, también.

Conviene recordar que un activo tóxico es aquel que no tiene contrapartida o si la tiene es una vez efectuada una auténtica quita sobre su valoración. Por eso se dice ahora que los bancos tienen que valorar el suelo a cero, porque no hay ninguna demanda.

La maquinaria y los coches de lujo de leasing se intentan subastar sin mucho ruido, pero los escasos compradores que acuden a estas pujas buscan gangas.

¿A cuánto puede ascender en los balances de la banca este tipo de activos tóxicos indirectos? Mucho menos que los relacionados con el ladrillo, pero también tendrán su peso, sin duda.

El PP lo sabe y por eso quiere promover un nuevo movimiento de fusiones en la banca, después de que las entidades más perjudicadas afloren de verdad sus pérdidas. El equipo de Rajoy está enfurecido con el Banco de España, porque cree que ha contemporizado durante muchos años, protegiendo a entidades por motivos políticos. En septiembre, la ahora vicepresidenta llamó al gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, mero “comentarista” de la actualidad financiera.

La tarea tiene muy complicada solución, pero en cuartopoder.es hemos defendido siempre que la salida de la crisis pasa por el saneamiento financiero, no sólo por imponer medidas de austeridad a la sociedad. Que Rajoy quiera ‘meter mano’ a los bancos no es una mala noticia. Habrá que ver si puede.

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