Invercaria + Fondo de reptiles = dos décimas más de déficit para la ciudadanía

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La jueza Mercedes Alaya, a su llegada a los juzgados de Sevilla el pasado día 9. / José Manuel Vidal (Efe)

Realmente, Laura Gómiz no es la culpable del escándalo Invercaria. Es sólo una hija de su tiempo. Siendo benevolente, acusarla a ella es casi como acusar a alguien con poco más de 30 años que en la década de los 60 estuviera envuelto en corruptelas del régimen franquista. ¿Y qué iba a hacer si sólo había visto eso durante su vida? Es difícil ver la realidad cuando todo el mundo asegura que lo correcto es lo malo.

Así ha ocurrido con una gran parte de los fondos de capital riesgo de las comunidades autónomas, que antes que instrumentos para fomentar el desarrollo económico se han convertido en vehículos para subvencionar proyectos amigos, patrioteros... cuando no, directamente, han servido para que se lo lleven crudo unos cuantos.

Gómiz, que a sus 30 años se vio presidenta de un tinglado de 300 millones de euros y un peso específico impresionante en Andalucía, asumió disciplinademante las maneras de una Junta con 30 años de mismo Gobierno, aunque un ex empleado al que humilló le ha sacado el carrito del helado en tecnicolor. Sus explicaciones de que era su voz pero no su mente la que suena en las cintas pasa a los anales.

La mayor parte de las inversiones de Invercaria han sido para proyectos que han acabado en quiebra o en empresas de gente afin al gobierno autonómico. Un dineral tirado a la basura.

Lo mismo puede decirse del fondo de reptiles, que ya ha dado con los huesos de Francisco Javier Guerrero en la cárcel. La jueza Mercedes Alaya tiene muy claro a quiénes se va a llevar por delante. Ojalá no desfallezca, porque obstáculos en el camino los va a tener todos.

Ha cifrado las irregularidades en más de 900 millones de euros. Si se suma esa animalada a los 300 de Invercaria, salen 1.200 millones de euros, que, en el caso de estar bien empleados, reducirían el déficit entre una y dos décimas.

Este enorme desequilibrio (8%, con promesa de dejarlo en el 3% en 2013) que sufrimos es el causante de los recortes y de la mayor presión fiscal que nos aplican desde este mes. De que tengamos que trabajar más años, cobrando menos. De que esté a punto de caer el copago sanitario.

Pero, sobre todo, de esta maldita crisis que nos deja más de 5 millones de parados y a otros muchos millones de trabajadores temblando de incertidumbre en sus puestos.

Esperemos que de esto salga algún cambio, porque después de casi cinco años de crisis, todo sigue igual. Los bancos no dan créditos, pero se forran con el dinero que les da el Banco Central Europeo (BCE) invirtiéndolo en deuda. El petróleo y los carburantes en máximos históricos. Los Gobiernos volviéndose locos para fusionar bancos y reestructurar un sistema financiero con el que no se sabe bien qué hacer. Los políticos, incapaces de dar con alguna solución que consuele un poco a la sociedad.

Sí, Laura Gómiz no ha sido quien inventó la corruptela, el amiguismo, los fondos de reptiles ni las irregularidades del pasado. Pero confiemos en que este crisis sirva para que en el futuro no haya más personas que ejecuten a la perfección órdenes corruptas.

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