Así sangra Alemania a sus socios del euro

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La canciller alemana, Ángela Merkel, y su marido, Joachim Sauer, conversan, el pasado 29 de julio, en una terraza del Hotel Marlet, en Solda (Italia), localidad alpina donde están de vacaciones hasta mediados de agosto. / Andrea Solero (Efe)

La última semana el Banco Central Europeo (BCE) nos ha dado la mejor prueba de su dependencia política de Alemania. También de que ambos se mueven del descrédito a la renacionalización, e impulsan al euro por esa pendiente, contra la mayoría de europeos que todavía defendemos la necesidad de la unión. De paso, es muy probable que obliguen a España, contra su voluntad, a un segundo rescate. Y lo peor es que este término se ha convertido en sinónimo de su contrario: la sangría de los países a rescatar.

El hedor veraniego de todas esas pestilencias lo ha extendido el propio presidente del BCE. Mario Draghi. Un jueves declara su ya famoso “haremos todo lo necesario para defender el euro, y créanme, será suficiente", y al siguiente (ayer mismo) decepciona a los mercados. Estos se hunden en el pesimismo, ante una opinión pública desorientada, además de intoxicada, por las políticas neonacionalistas de Ángela Merkel, sus aliados politicos alemanes y coaligados de otros países nórdicos.

La única esperanza de evitar esa vía a corto plazo es que Draghi no descartó algunas de las medidas a cuya especulación habían dado lugar sus palabras de la semana pasada. “Hemos dejado una guia en la que trabajan los comités, y después tomaremos una decisión final en la que contarán los votos”. Pero esa prosa tan burocrática suena a la cantinela que ha desengañado muchas veces tambien a quienes, cumbre tras cumbre de la Unión Europea, se quedaban durante los ultimos años con las promesas de los líderes europeos que proclamaban la irreversibilidad del euro.

El propio Draghi atribuyó los crecientes temores de los mercados a la no irreversibilidad del euro al “castigo que no es justo a la deuda de algunos países de la UE”, en alusión sobre todo a España e Italia. Las primas de riesgo de ambos países respecto a Alemania escalaron nuevas posiciones tras la decepción del BCE, que en vez de estabilizar y dar sostenibilidad al euro lo desestabiliza nuevamente.

La historia se ha repetido hasta la saciedad en los últimos años con Grecia y luego con Portugal e Irlanda. Casi tres años después de que empezara con música similar esta historia de los rescates de la crisis de la deuda, los tres países rescatados tienen primas de riesgo superiores a las iniciales. Por tanto, además de que todos pagan los tipos de interés muy superiores a los que tenían antes (el rendimiento de los bonos a 10 años ronda hoy el a todas luces insostenible 25% en Grecia), sus economías se han hundido, la deuda pública sigue en tasas similares y la deuda privada ha dado paso a un proceso de alejamiento del mercado y descapitalización del que les costará salir todavía muchos años.

Las mejores razones de ese camino hacia el estrangulamiento en manos de la recesión y los costes financieros que ahora amenaza a España e Italia solo se encuentran en el propio interés de Alemania, además de por supuesto en la complicidad de otros intereses nacionales afectados. En la década previa a la crisis iniciada el 2007, el país ahora gobernado por Merkel contribuyó a crear el BCE y diseñar el gobierno del euro a su imagen y semejanza. Así, durante más de una década, porque le interesaba para el buen fin de financiar la reunificación, impulsó una política monetaria que favoreció las burbujas de activos inmobiliarios y financieros en todos los países del euro, en especial los ahora rescatados o rescatables. Pero con la crisis ha puesto en marcha, también con la complicidad de sus socios del euro, los mecanismos para recuperar los capitales alemanes y financiar todas sus deudas al menor coste posible. La historia de cada uno de los rescates ha sido una película para dar tiempo a la renacionalización de dichos capitales, con las correspondientes fugas de los países periféricos.

Ese interés de Alemania ha sido configurado obviamente por los intereses e ideas mentirosas lanzadas por los líderes políticos alemanes, no tampoco sin la complicidad de algunas instituciones anglosajonas muy influyentes en los mercados, como los llamados tanques de pensamiento y los medios mas influyentes en los mercados. Por desgracia, las instituciones de la Unión Europea no han hecho hasta ahora más que secundarles.

El resultado es la actual presión que sufren España e Italia. Aunque ambas han secundado en los dos últimos años crecientes medidas de ajuste, ahora son sometidos incluso contra su voluntad  a procesos similares a los que antes vimos en Grecia y los demás países, mientras sus economías eran desangradas por no atreverse a abandonar el euro ni querer ser expulsadas por las demás del mismo ante los costes imaginables, a pesar de que al ritmo actual empiezan a ser mayores.

6 Comments
  1. Clo says

    Un apunte: hedor es con h 🙁

  2. Administrador says

    Lamentable errata que ya hemos corregido. Gracias, Clo.

  3. Clo says

    ¡Sin problemas!

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