Menú del día: basura ministerial

He aquí una de las virtudes inesperadas del reciclaje: en tiempo de crisis orienta a los pobres, en particular a los pobres de pelo limpio, esa nueva categoría de hambrientos que no podemos llamar desarrapados, descamisados o desheredados, pero pasan hambre y buscan algo de comer en los contenedores de basura.

El hambriento se detuvo ante los cubos del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) en la calle Almagro 33, de Madrid. El cometido principal de este organismo es administrar las subvenciones europeas a la agricultura, pero como la realidad puede llegar a ser muy irónica, también se encarga de las ayudas alimentarias a las personas necesitadas, según recoge su página web. Frente a sus oficinas se detuvo este pobre de pelo limpio, avisado de que el papeleo ministerial produce, como toda actividad humana, basura. El código de colores del reciclaje le facilita el trabajo. No le interesa el papel timbrado depositado en el cubo azul de la basura burocrática, ni los envases inservibles del cubo amarillo. Busca en el contenedor gris, el de los posos del café, las mondas de patata y los huesos, con la esperanza de comer las sobras de la tartera de algún funcionario desganado. Se autogestiona su ayuda alimentaria: ni con un expediente de urgencia podría el FEGA haberle ahorrado el hambre y la humillación.

Nuestro bloguero Gustavo Matías pasaba por la calle Almagro y fotografió la escena. Vio lo que otros, como la incrédula senadora socialista Adoración Quesada, no quieren ver:

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