Guardiola pone en marcha la cuenta atrás para el referéndum: «Votaremos»

BARCELONA.- El referéndum ya tiene, desde el viernes, fecha, el 1 de octubre, y pregunta, “¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente con forma de república?”. Durante los próximos tres meses y medio el soberanismo catalán hará músculo e intentará resistir a los envites del Gobierno del Estado que no se mueve de la posición inicial: no habrá referéndum. Aunque el Govern de Carles Puigdemont sigue con las puertas abiertas a una negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy, todo hace pensar que el desenlace no será pactado, choque de trenes.

Y para prepararse para ello, las entidades independentistas Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independencia (AMI) han congregado hoy a miles de personas, unas 30.000 según algunas fuentes, probablemente más, en Montjuic lanzando un reto al Estado: votaremos. Comienza así la cuenta atrás de unos meses que se prevén frenéticos en Cataluña.

El escenario escogido y los protagonistas han estado a la altura. La preciosa escalinata que sube a Montjuic se ha llenado, a pesar del calor, de banderas esteladas. Han estado presentes, además de representantes de muchas organizaciones políticas y sociales favorables al referéndum, la plana mayor del Govern, el president Puigdemont y el vice Oriol Junqueras. El que fuera entrenador del Barça, Pep Guardiola, ha sido el encargado de leer un manifiesto en catalán, castellano e inglés con un mensaje claro: “Votaremos”. También se ha referido al contraataque del Estado español calificándolo de “totalitario” que pretende “secuestrar la voz de la democracia” y ha asegurado que los catalanes están siendo “víctimas de una persecución política”, recordando que el anterior ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, intentó “destruir la Sanidad catalana” y acusándole de conformar una “policía política” para callar la disidencia.

En la misma línea se han expresado los máximos responsables de las tres entidades independentistas organizadoras del acto, ANC, Ómnium y AMI. La presidenta de esta última, Neus Lloveras ha retado al Gobierno y ha asegurado que está preparada la Asamblea de Cargos Electos que sustituiría al Parlament en caso de que esta institución, contendora de la soberanía de Cataluña, fuera inhabilitada. Jordi Cuixart, de Òmnium, por su parte, ha alertado a la sociedad catalana de que se mantenga unida, como “un solo pueblo” para no amedrentarse a las amenazas que lleguen del Estado. Jordi Sánchez, presidente de la ANC, ha ido más allá y ha advertido al propio Puigdemont: “Las urnas no se negocian”. Y apuesta por el referéndum unilateral, ya que no parece posible uno pactado.

Muchas dudas

Las dudas de que se celebre la consulta y que éste tenga la validez de un referéndum son muchas. ¿Qué reacción tendrá el Gobierno del Estado? ¿Qué reconocimiento internacional recibirá la consulta en caso de que se llegue a celebrar? ¿Participarán los funcionarios para hacer posible la votación? ¿Qué papel desempeñarán los Mossos d’Esquadra? ¿Será un referéndum con validez efectiva o una movilización en forma de votación performativa como ya fue el 9N? ¿Qué consecuencias legales y jurídicas tendrá la convocatoria para los dirigentes que lo organicen? Sin embargo, hoy el soberanismo ha retomado algo esencial, la presencia en las calles, esas en las que nació hace varios años el actual proceso independentista, algo necesario para que el proceso siga adelante y pueda justificar su deriva contraria a los poderes estatales. 120 autobuses han llegado de toda Cataluña para corear el eslogan más repetido: “Votaremos”.

No ha habido referencias al voto a favor del 'sí', ni del 'no', no ha sido un inicio de campaña por la independencia, el acto ha servido para respaldar el anuncio de esta semana de Puigdemont de la fecha y pregunta del referéndum. Respaldo al Govern de la sociedad civil y aviso a Rajoy: cualquier reacción del Gobierno en contra de la consulta se encontrará con una respuesta en las calles. Un acto que alienta a los dirigentes políticos soberanistas a que sigan firmes y les asegura que una buena parte de la sociedad catalana está con ellos en esta empresa. Una empresa que, antes o después, pasará por la desobediencia a las leyes españolas en favor del cumplimiento de una nueva legislación catalana. Desobediencia, esa es la clave. ¿Cuándo y quién la llevará a cabo? ¿Hasta qué punto? Siguen las dudas sobre qué pasará, pero una cosa queda clara, al calor estival se suma también el calor político en Cataluña. Sube la temperatura. La cuenta atrás ha dado comienzo hacia un incierto desenlace.