Ni Sánchez es González, ni Ábalos es Guerra: por qué esta moción no se parece a la de 1980

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"Hoy los socialistas somos portavoces de todo el descontento, de toda la censura que en el debate de la semana pasada expresaron todos los grupos y diputados que subieron a la tribuna, excepto, claro está, los representantes del partido gubernamental". Podría ser uno de los párrafos del discurso que este jueves pronunciará el secretario de Organización, José Luis Ábalos, ante el pleno del Congreso en defensa de la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy. Sin embargo, las palabras pertenecen a Alfonso Guerra, en un intento similar de convencer a los diputados en 1980 para que votasen contra el presidente Adolfo Suárez en el uso de ese mismo mecanismo constitucional.

Cuando el PSOE informó de la designación de Ábalos como defensor de la moción lo hizo justificando que obedecía a que se sigue "el esquema de la moción de censura presentada por el PSOE en 1980". Sin embargo, pocos son los paralelismos que se pueden establecer. De hecho, en esas fechas, Guerra ya era portavoz del grupo parlamentario socialista y Carmen García Bloise era la secretaria de Organización.

Más allá de eso, ni el contexto, ni los motivos, ni los interlocutores son parecidos. Quizá tampoco el resultado. La de Sánchez tiene posibilidades de prosperar. Aún habrá que esperar. Analizamos diferencias y semejanzas con Joan Botella, catedrático de Ciencia Política de la Universitat de Barcelona.

El contexto político

En 1980, aún no estaba cerrada la Transición y, por tanto, no estaba consolidada la democracia española. Los problemas eran distintos. Los españoles convivían con el terrorismo y un miedo latente a la ultraderecha, con la 'Operación Galaxia' en el retrovisor. En resumen, había un "ruido de sables" permanente.

La aritmética parlamentaria también era muy diferente. "En los 80 había un claro contexto de bipartidismo que hoy ya no se da. La alternativa a la UCD de Suárez era el PSOE", explica el catedrático. En las elecciones de 1977, UCD había obtenido 165 diputados y el PSOE 118. La tercera fuerza era el PC con 20 escaños. Ahora el PSOE tiene 84 escaños y el juego se reparte entre cuatro grandes partidos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos), con el PNV como última pieza del puzle para que la moción fracase o triunfe.

Distintos motivos: del programa a la condena por corrupción

Aunque ambos presidentes fueron censurables para el PSOE, los motivos que les han llevado a esa pérdida de confianza son muy distintos. "El señor Suárez ha llegado al tope del grado de democracia que es capaz de administrar. El señor Suárez ya no soporta más democracia. La democracia ya no soporta más a Suárez", ironizaba Guerra en 1980. El número dos de Felipe González criticaba un programa no cumplido por parte del presidente del Gobierno.

En el caso de Rajoy, ha sido la sentencia de Gürtel, que condenaba al PP como beneficiario de este caso de corrupción, la que ha desencadenado el uso de esta herramienta constitucional. "No es un desacuerdo político es algo más básico, ligado al comportamiento de sus responsables. La ética une a más gente que el programa político", reflexiona Botella. Precisamente, ese rechazo es el que podría unir a partidos tan distintos ideológicamente (Podemos, PDeCat, ERC, Nueva Canarias etc.) bajo un mismo voto.

González y Sánchez

Los presidenciables tienen pocas cosas en común. Ambos son secretarios generales del PSOE y suponen un cambio frente a presidentes desgastados. Sin embargo, su trayectoria política es radicalmente diferente: "Felipe González había forjado su liderazgo en el final de la dictadura franquista y tenía una fuerte conexión con los socialistas alemanes y en menor medida con los franceses. Eso le daba una imagen de solidez y de madurez grande. Sánchez tiene poca experiencia de gestión y la gente le encuadra en la épica del enfrentamiento contra el aparato del PSOE", explica Botella sobre la imagen tan diferente que proyectan ambos líderes, que atesoran un capital político muy distinto. En la otra bancada, un Rajoy que antes de ser presidente fue vicepresidente en el Ejecutivo de Aznar.

Guerra y Ábalos

Joan Botella clarifica el reparto de roles que veremos este jueves: "El papel de Ábalos es el de 'malo', como el de Guerra en su día. Es el encargado de desplegar la artillería contra el Gobierno y dejar el camino a Sánchez, que será el que explique su programa. Criticar es más sencillo que proponer", explica el experto. Ambos son líderes con un lenguaje claro y fácil de entender. Mientras Guerra es enérgico e irónico, Ábalos tiene mucha experiencia parlamentaria para frenar los golpes de la réplica del Ejecutivo. Sin duda, será una prueba de fuego también para él.

En esta ocasión, se espera mucho del discurso de Sánchez, ya que quedan muchos flecos que pueden afectar a la decisión de algunos grupos, como la fecha de las elecciones o las referencias al independentismo.

1 Comment
  1. ninja45 says

    El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, ha instado al exvicepresidente socialista
    Alfonso Guerra que se retracte tras haberle llamado nazi, y ha dicho que se trata de un «insulto
    intolerable y deleznable». Guerra describió con dureza los posicionamientos políticos del líder
    independentista en un programa de radio, algo que ha disgustado al sucesor de Carles Puigdemont.
    «Le pido que retire inmediatamente este insulto y que jamás vuelva a utilizarlo ni contra mí, ni
    contra ningún demócrata», ha aseverado Torra en un mensaje en su cuenta de Twitter. Asimismo, el
    dirigente catalán ha asegurado que le enviará a la sede del PSOE un ejemplar del libro «Cuentos
    negros a las orillas del Danubio», de la editorial que el propio Torra fundó en 2008, que habla de
    un catalán, anarquista que pasó por el campo de Mauthausen. Por otra parte el exministro socialista
    y expresidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, considera «injusto» para la líder del Frente
    Nacional de Francia, Marine Le Pen, la comparación con Joaquim Torra que hizó el líder socialista,
    Pedro Sánchez, para denunciar la «xenofobia» del nuevo presidente de la Generalitat. Borrell cree
    que con su historial ‘tuitero’, Torra ni siquiera podría ir en las listas de la ultraderechista
    francesa. Olé por los Socioslistos del Partido Podrido, bocachanclas y dinosaurios de la política
    que sólo saben insultar y menospreciar. Intolerable y vergonzoso. Som República !!*!!

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