La falta de cultura de pacto y otras dificultades de la formación de gobierno

  • Lo único que parece claro a estas alturas es que Pedro Sánchez tendrá que usar fórmulas nuevas si quiere conservar Moncloa
  • Las políticas compartidas y el mestizaje en el organigrama son las claves de la exitosa experiencia valenciana

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Sustituir gobierno de "coalición" por ejecutivo de "cooperación", hacer reuniones con tanta "discreción" que no se reflejan en la agenda oficial, protagonizar continuos tiras y aflojas ante la prensa, amagar con unas nuevas elecciones o presionar con ofertas en los medios. Los españoles han asistido a esta cadena de acontecimientos plagada de teatralidad y con poca información concreta sobre las negociaciones para formar un nuevo ejecutivo, más allá de intenciones y estados de ánimo. Si se han negociado gobiernos de coalición entre PSOE y Podemos en Comunidad Valenciana, La Rioja o Baleares, ¿por qué se mantiene la tensión en el Estado?

El martes, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dio la primera pista sobre cómo iban las negociaciones. Si el lunes el PSOE hablaba de posiciones "muy alejadas" y de su intención de mantener a Unidas Podemos como "socio preferente", el miércoles, Calvo desvelaba las primeras cartas al presionar a los morados para que acepten "puestos de responsabilidad que desde luego no son en el Consejo de Ministros". Los de Pablo Iglesias, por el momento, prefieren hablar de propuestas y no de sillones.

Dentro de la formación morada también hay un debate interno permanente, que hoy está desvinculado de la negociación, sobre la conveniencia de gobernar junto al PSOE, con la facción andaluza de Podemos como principal detractor y con Castilla-La Mancha como contraejemplo.

Alejado el ansiado gobierno en solitario del PSOE, sobre la mesa, a trazo grueso, dos opciones: un gobierno de coalición bicolor o un ejecutivo sin Podemos en el Consejo de Ministros, pero en puestos secundarios. Con ayuda de los politólogos Joan Botella, catedrático de la Universidad  Autónoma de Barcelona, y Aida Vizcaino Estevan, politóloga de la Universidad de Valencia, intentamos desgranar las claves de la nueva formación de gobierno: la confianza entre partidos diferentes, las coincidencias programáticas, una nueva cultura de pacto que hoy no existe y una estructura gubernamental integradora.

Una nueva fórmula: la cultura del pacto

Lo único que parece claro a estas alturas es que Pedro Sánchez tendrá que usar fórmulas nuevas si quiere conservar Moncloa. No solo necesitará a UP, sino también negociar con otras fuerzas dentro de un Parlamento muy fragmentado. Es decir, cimentar una lógica de acuerdo que, según los expertos consultados, aún no existe: "Es una cuestión de falta de cultura de coaliciones, que viene del diseño de la Transición y de la propia tradición política española. Venimos de una lógica bipartidista o pseudobipartidista donde dos grandes partidos casi nunca han necesitado de la negociación con otros , con la excepción de los nacionalistas", explica Aida Vizcaino Estevan..

El nuevo contexto político ha llevado a los partidos a tener que emprender nuevos caminos en casi todas las administraciones. La experta advierte de que la situación "aún no está estabilizada", lo que añade mayor dificultad a la misión de Sánchez: "Los partidos no saben qué fuerzas tienen por la alta volatilidad. Por tanto, el movimiento de coaliciones es poco intuitivo".

Joan Botella  también mantiene esta opinión: "Nuestras cúpulas políticas no están habituadas a negociar y a formar coaliciones", apunta sobre las distintas declaraciones que circulan estos días por los medios. Como ejemplo de la poca práctica del consenso, ejemplifica con las leyes de educación, que se han ido cambiando según el partido de gobierno.

El experto describe un clima político con cambios que aún no están asentados. Como ejemplo, pone a Ciudadanos, que ha virado desde su vocación pactista a cerrarse a un pacto con el PSOE. Esto les ha colocado en la situación de tener que pactar con formaciones que "se ven como vergonzantes", como es el caso de los gobiernos de PP y Ciudadanos facilitados por Vox.

Confianza y políticas compartidas

Por ello, aunque el debate mediático se esté centrando en la distribución de sillones, el experto apunta a lo importante de pactar "unas políticas compartidas" que fuerzas muy distintas puedan defender durante la legislatura.  De hecho, el profesor asegura que es uno de los pilares de un gobierno de coalición exitoso: "Tienen una gran trascendencia e indicará si la coalición sobrevive hasta las próximas elecciones". Y, por supuesto, la confianza mutua, algo que tanto PSOE como Podemos tendrán que trabajar.

Hasta que el bipartidismo comenzó a desgajarse en 2014, las experiencias de gobiernos coaligados estaban en comunidades autónomas como Catalunya, donde han tenido dos ejecutivos de tripartito. Primero con Pasqual Maragall (2003 a 2006) y después con José Montilla (2006 a 2010). "Se daba toda la consejería a un partido y este nombraba los cargos, desde el consejero hasta el chófer. No había información ni políticas acordadas. Se ve claramente que se negociaba en bloques", explica sobre la importancia de integración de cualquier ejecutivo.

El mestizaje

Muchos miran al Pacto del Botànic valenciano como ejemplo de éxito de entendimiento entre las izquierdas. La politóloga de la Universidad de Valencia apunta a una de sus claves: el mestizaje, que considera "una innovación y una sofisticación democrática" en España.

Este sistema, donde el primer cargo es de un partido y el segundo de otro, permite integrar a todos los miembros bajo los mismos objetivos y que todos los partidos manejen información de todas las áreas. Por ejemplo, en el caso del Botánic II, Compromís se queda con la Conselleria de Medio Ambiente, mientras Unides Podem se queda con la competencia de Cambio Climático .

Aún así, la experta apunta a que la reedición del pacto, que ha incorporado a los morados, supondrá más tensiones que el original, ya que ya no son dos partidos, sino tres: "La gestión desgasta, ya han ejercido el poder y los equipos también se queman".

Sin embargo, para los socialistas, la situación no es extrapolable, tal y como explicó el secretario de Organización, José Luis Ábalos: "Ni tenemos esa experiencia previa ni por desgracia somos capaces de sumar una mayoría absoluta como ocurre en la Comunitat Valenciana".

El multinivel

La politóloga valenciana apunta a otro factor importante, "la cuestión multinivel" de España. En los últimos meses, no solo se han renovado las cámaras legislativas del Estado, sino que también las autonómicas y municipales y la europea. "Como antes había dos partidos mayoritarios, no era problemático. El que ganaba formaba el gobierno", argumenta Vizcaino sobre la nueva realidad multipartidista en todas las administraciones.  Esto puede hacer que un movimiento político en una zona repercuta en otra. Como ejemplo, las negociaciones en Navarra.

En todo caso, los socialistas aún no mueven la previsión de la primera votación de investidura a mediados de julio, a pesar de no tener aún los apoyos garantizados. Sin embargo, Botella sí le encuentra un sentido político: "Poner en marcha el reloj", una cuenta atrás que puede acabar, si no hay pacto, en una nueva convocatoria electoral, añadiendo más presión sobre los partidos interpelados.

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