Blanca Valdivia, Col.lectiu Punt 6: “El espacio urbano reproduce desigualdades”

  • Hablamos con una de las integrantes del Col·lectiu Punt 6, cooperativa de sociólogas, urbanistas y arquitectas feministas

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Si el feminismo lucha por mejorar todos los aspectos de nuestras vidas para conseguir sociedades igualitarias, debemos ponerlo también en marcha en las ciudades en las que habitamos. Esa es la fe que profesa la cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas Col·lectiu Punt 6, que acaba de recibir el reconocimiento a una de las 50 urbanistas influencers de la plataforma chilena Diseño Urbano y Urbanismo. Hablamos con una de sus integrantes, Blanca Valdivia, quien nos explica cómo nuestras ciudades a menudo no tienen en cuenta a la diversidad de personas que viven en ella y perpetúan la desigualdad. Su colectivo pretende, paso a paso, darle la vuelta a esta realidad.

-- ¿Cómo surge Col·lectiu Punt 6?

-- El colectivo nace formalmente a partir de 2005. Nosotras somos una cooperativa, pero nacimos gracias a la idea y al trabajo de Zaida Muxi, una argentina que empieza a trabajar con el urbanismo feminista y, en lugar de hacerlo sola o hacerlo de una manera vertical y jerárquica, decide hacer un equipo para trabajar horizontalmente. Empieza a trabajarlo en un contexto que es el programa de la llei de barris (ley de barrios) en Catalunya, una ley progresista en el Estado español, también a nivel europeo, que trabaja de manera holística la perspectiva social y urbanística.

Cuando empezamos a trabajar esta ley era muy novedosa, las instituciones públicas no tenían el marco teórico ni las herramientas analíticas para poder llevarlo a cabo. Nosotras empezamos a hacer formaciones, cursos y este es el trabajo que hemos ido desarrollando a lo largo de los años, tanto trabajo teórico como más metodológico.

-- Sostienen que el urbanismo en absoluto es neutral. ¿Cómo influye el espacio público de las ciudades en las sociedades en las que vivimos?

-- Para nosotras el espacio urbano es una parte del escenario de las desigualdades que existen en la sociedad en el marco de una sociedad capitalista, patriarcal y colonialista, pero además el espacio urbano contribuye a reproducir estas desigualdades. Esto lo vemos en la movilidad en nuestras ciudades, porque siempre se prioriza el vehículo privado o la movilidad para ir a trabajar. Cuando llegas a un espacio público y ves que el 90% de los sitios para sentarse son terrazas de bares, un espacio mercantilizado, y apenas hay bancos libres donde sentarte gratuitamente. También está la propia forma que tienen los diferentes elementos urbanos: cómo es un banco o cómo son las zonas recreativas. Vas a Sevilla y ves los mismos aparatos de gimnasia o mismas zonas de juego infantil que en Donosti, aunque sean zonas climáticas y de uso del espacio totalmente diferentes.

-- ¿Cómo se puede hacer un urbanismo feminista?

"El urbanismo feminista consiste en cambiar las prioridades y poner la vida en el centro"

-- Consiste en cambiar las prioridades y poner la vida en el centro. Es decir, tener en cuenta la diversidad de sujetos que viven la ciudad y que tienen distintas necesidades, dependiendo de como es su vida cotidiana, sus experiencias... Si tienes criaturas pequeñas y las tienes que llevar al parque y no hay una fuente, o una sombra o un baño público... Además, si el parque está en el distrito, pero está lejos de tu casa, necesitas un desplazamiento en el barrio. Las personas mayores que viven en un entorno que perciben como hostil o inseguro porque hay muchos coches o porque el ritmo va muy rápido, con pocos espacios por los que poder pasear o sentarse. El hecho de que haya un banco cada 200 metros en una ciudad es un indicador de calidad de vida urbana y de que se están incluyendo todas las necesidades.

-- Entonces se trata de hacer las ciudades más agradables para toda la ciudadanía. ¿Por qué le llaman urbanismo feminista?

-- Para nosotras es feminista por dos cosas: por poner la sostenibilidad de todas las vidas en el centro, de mujeres de hombres de niños y niñas y de personas migrantes, racializadas, de pobres y de ricos,y eso nos lo han aportado los estudios feministas. También se trata de reconocer las propias genealogías y a quien comenzó a aplicar estas teorías en el urbanismo. Esta disciplina no es algo que nos hayamos inventado nosotras. Las geógrafas feministas del contexto anglosajón ya comenzaban a incorporar la perspectiva de género en los años 70 y en Europa hay experiencias en Escandinavia, en Italia y en Canadá de urbanistas feministas en los años 90. Se trata de evidenciar estos temas que parecen de sentido común porque al final tenemos las ciudades que tenemos, no las que necesitamos.

-- ¿En qué ayuntamientos han desarrollado su labor?

-- En muchos, desde Barcelona a otros ayuntamientos del área metropolitana de Barcelona como el Prat de Llobregat, Casteldefels... También hemos hecho algunas cosas en otros sitios del estado y en algunos sitios de Latinoamérica, en Buenos Aires y en Colombia. Tenemos una pata bastante latinoamericanista. Trabajamos la sensibilización sobre el urbanismo con perspectiva de género y también explicamos experiencias que se hacen en el sur global. La manera de transmitir conocimiento en Europa es muy eurocéntrica, del mundo anglosajón y de las ciudades del norte de Europa, que tienen poco que ver con nuestro contexto. Ahora hay experiencias en el sur global que son más potentes y muy transformadoras.

En Madrid estuvimos haciendo un proyecto en Villaverde sobre percepción de seguridad. Realizamos un proceso participativo o de diagnóstico, pero entendiendo la seguridad no desde una vía más punitivista desde el control de cámaras y policía, sino de una perspectiva más comunitaria y de género, teniendo en cuenta como la percepción de seguridad es diferente para mujeres y hombres.

--¿Les llaman más los ayuntamientos de izquierdas?

-- Nosotras trabajamos con todo el mundo que nos llama, como premisa. El trabajo que hacemos es siempre el mismo, con perspectiva de género, feminista, anticapitalista e interseccional. No tenemos ningún problema con trabajar con ayuntamientos de todo tipo. Muchas veces el personal técnico que hay es el que más convencido está.

-- ¿Madrid Central podría situarse en un ámbito amplio del urbanismo feminista?

"Madrid Central es un tipo de medida que mejora la calidad de vida, que es necesario, pero para mí se queda corto"

-- Creo que Madrid Central es un tipo de medida que mejora la calidad de vida, que es necesario, pero para mí se queda corto en el contexto de una ciudad metropolitana donde hay tantos barrios periféricos, con una lógica norte-sur totalmente encallada en el municipio y en el área metropolitana, donde los pobres tienen que hacer desplazamiento al norte de la ciudad. Con eso quiero decir que con eso tienen que haber cierta coherencia en las políticas de un Ayuntamiento, no que una medida como Madrid Central vaya unida a una macrooperación como Madrid Nuevo Norte que sigue reproduciendo estas lógicas norte-sur.

 

-- Decía antes que los países del sur tienen ejemplos de urbanismo que podríamos aplicar aquí. ¿Cuáles?

-- Uruguay para nosotras es un ejemplo pionero en muchos aspectos, especialmente en temas de cooperativas de vivienda. Hace ya unos 20 años se hizo el proyecto de Mujefa, un proyecto liderado por mujeres jefas de hogar. Una arquitecta feminista estuvo diseñando y construyendo la cooperativa, pero fue hecha por las propias mujeres que formaban parte de la cooperativa. Aparte de esto, en el desarrollo urbano de la Intendencia de Montevideo está Silvana Pisano, una arquitecta feminista, militante política desde hace muchos años, que está incorporando en un montón de transformaciones de perspectiva de género: elementos urbanos de apoyo a los cuidados, de acceso a la vivienda, de movilidad urbana...

-- ¿Se os ocurren ejemplos de urbanismo feminista en España?

-- Poco a poco se van haciendo cosas. Barcelona en la anterior legislatura aprobó una medida de gobierno para incorporar la perspectiva de género en el urbanismo, que consta de diferentes acciones desde la percepción de la seguridad o hacer un mapeo de la vida cotidiana en el barrio de Gràcia. En Donosti se hizo una normativa de vivienda para que todas las viviendas que se construían tanto públicas como privadas recogieran ciertos criterios de percepción de inseguridad desde una perspectiva de género. También ha habido algún proyecto en Valencia.

El problema es que a veces estas actuaciones son aisladas y nos hace falta que sea algo transversal y se aplique a todas las políticas. Vamos avanzando. Igual que se tiene que hacer un informe ambiental obligatorio para todos los proyectos urbanísticos, se tendría que hacer uno de género. En la Comunidad de Madrid ya se está haciendo, pero echamos de menos que la normativa, a través de un decreto, pueda llegar a regular qué términos y qué contenido debe tener ese informe de impacto de género. Si no, puede ser cualquier cosa y hecho por cualquiera. A nosotras nos interesan cambios en profundidad.

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