La izquierda y los llamados vientres de alquiler

  • Cuando nos acercamos a unas elecciones generales, está por ver qué partido hereda para el próximo ciclo el papel de fuerza política reformista.
  • En la densa agenda de reformas urgentes que necesita España, la regulación de la gestación subrogada es una buena prueba ante la que examinarse.

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Cuando nos acercamos a unas elecciones generales, está por ver qué partido hereda para el próximo ciclo el papel de fuerza política reformista, el que protagonizó el PSOE desde los años ochenta. Y, en la densa agenda de reformas urgentes que necesita España, la regulación de la gestación subrogada como una variante de reproducción asistida para quienes no pueden tener hijos, lo que casi todo el feminismo de la izquierda califica como “vientres de alquiler”, es una buena prueba ante la que examinarse. No es un debate que se resuelva y se gane con redobles de tambor.

Me impactó ver las imágenes de la manifestación del 8-M en las que un grupo de mujeres jóvenes increpaba, megáfono en mano, a tres políticas de Ciudadanos por la proposición de ley que este partido ha presentado sobre la gestación subrogada. La escena muestra que hay muchas “feministas de la izquierda” que ni conocen las claves de un complejo debate bioético ni se han leído la propuesta de Cs. No es la imagen que uno desea para la izquierda española.

En realidad sólo repicaban lo que otros con más autoridad, como, por ejemplo, la catedrática de Filosofía Moral Amelia Valcárcel, difunden. Resuelven el debate recurriendo a principios morales “revelados”, grabados en piedra como las tablas de Moisés. No tratan de un marco moral construido libremente por una comunidad libre, imparten una cátedra de moralismo, de imposición de su propia moral a los demás. Pero el dilema de una mujer al acordar gestar un hijo para otros no se resuelve con trampas.

Cuando el grupo de Amelia Valcárcel quiere demostrarnos que cualquier regulación de la gestación subrogada supone necesariamente la “explotación capitalista” de mujeres indefensas, está recurriendo a un truco de trazo grueso.

Simplemente equipara la gestación “comercial” con la “altruista”. En formato narrativo, pone en el mismo plano a una pareja acaudalada que recurre a la compra allí donde esté permitida- California, por ejemplo- con quienes recurren a una gestación altruista, de familiares, amigas, u otras posibilidades, en países como Canadá, donde la ley regula este tipo de gestación por sustitución con prohibición de compensación comercial.  

No hay eufemismo sobre “la explotación capitalista de las mujeres” que repare esta argumentación tramposa. ¿No eres de izquierda si estás de acuerdo con la regulación que propone Ciudadanos, que coincide con la que ya está vigente en Australia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Canadá, Finlandia, Reino Unido, Grecia, Hungría, Bélgica, Portugal, Países Bajos y que se va abriendo paso en los países más avanzados? Si no se enreda con moralismos, no hablamos de Ucrania, hablamos de Canadá.

Y, para saber con quién compartes mantel, no está de más recordar qué dice la Conferencia Episcopal sobre esto: “Tanto si se paga por el servicio de gestación, como si no se hiciera, contraviene el orden natural de la procreación humana”.

Los obispos no engañan a nadie, hacen teología; se entiende menos que, a quienes dicen hacer política, lo que les sale es teología, “orden natural”. En el equipo de Amelia Valcárcel tratan los dilemas sobre bioética como en un seminario de esencias teológicas, supuesto instinto maternal incluido. ¡Ay, si la líder del feminismo que brota del marxismo, la precursora Simone de Beauvoir, levantara la cabeza!

Para asuntos de moral, yo prefiero la autoridad de Primo Levi, el que en La tabla periódica valora la impureza que da origen “a los cambios; en otras palabras, a la vida”. Habrá que prepararse, pues, por si la izquierda pasa definitivamente a la jurisdicción de los obispos. Afortunadamente la gente no mira hacia los púlpitos tanto como pudiera parecer.

Todas las encuestas que se han hecho en España concluyen en lo mismo, que la opinión pública española es masivamente favorable a una regulación como la que Ciudadanos ha presentado en el Congreso. Como el último sondeo, el de My Word para la SER, en el que más de un 70% de los españoles quieren una ley que regule la maternidad subrogada. Los votantes del PP son los únicos que mayoritariamente muestran rechazo. ¿Por qué tanto empeño del PSOE de Sánchez y Calvo en mantener una postura moralista? Acierta Mark Lilla cuando critica a los demócratas por querer ser “el partido de las mujeres” en vez de “el partido que se preocupa por las mujeres”.

Esta idea de la tutela sobre las mujeres en la izquierda no es nueva en España. He leído el texto de Ciudadanos y tiene más garantías que cualquiera de las leyes de los países desarrollados que he citado. Comprende conocimiento judicial previo, una edad de más de 25 años e ingresos demostrados en la gestante, residencia en el país y otras muchas cautelas. Pero no es esto lo que importa, lo que ignoran los partidos de izquierda es que “una mujer tiene derecho a controlar su cuerpo en función de la libertad reproductiva”. ¿Otra vez con tutelas? A eso ya se enfrentó Clara Campoamor a propósito del derecho al voto de las mujeres. Recuérdese lo que dijo: “La libertad se aprende ejercitándola”.

Una anécdota de estos días expresa bien esta invasión de moralismo en la dirección del PSOE sanchista. “Los socialistas piden al número 2 por Barcelona que se desmarque de los vientres de alquiler”, titulaban los medios. Se expresa un nivel de Santo Oficio inaceptable.

Alicia Miyares, discípula de Amelia Valcárcel, le recuerda al hereje, Francisco Polo, que en el PSC y en el PSOE “es una absoluta falta de coherencia” que esté en las listas “alguien proveniente de los vientres de alquiler”. Y le han exigido que se retracte. Al leer esto me acordé de las palabras del filósofo Karl Popper cuando afirma que cada uno de nosotros sólo tiene derecho “a sacrificarse a sí mismo por sus ideales, pero de ningún modo a otros”. ¡Moralistas!

A la izquierda española se le olvida lo más importante, la obligación de convertir en leyes los cambios sociales, como reclamaba hace más de 150 años el filósofo Stuart Mill. El mismo principio que nos ha emocionado estos días cuando, en la película “Una cuestión de género”, Ruht Bader Ginsburg convence a un conservador Tribunal Supremo de los EEUU de la necesidad de adaptar las leyes que discriminaban a las mujeres: “La realidad ha cambiado, señores”, les dice.

Conviene recordar: la ausencia de regulación lleva a la clandestinidad que no es el mejor escenario para defender los derechos de las mujeres, sobre todo cuando ya la gestación subrogada supera al número de adopciones en España. ¿De espaldas a la realidad social? No sorprende que se empiece a hablar de una “izquierda reaccionaria”.

Anda por ahí perdida la bandera del reformismo y no sabemos a qué manos irá a parar. La gente decidirá, pero hoy las izquierdas españolas circulan como desnortadas.  

2 Comments
  1. florentino del Amo Antolin says

    Cuando el titulo del articulo esconde la propaganda de un tránsfuga de manual. Llamar izquierdas al difunto PSOE… Era más de izquierdas, cuando estaba usted señor Cuadrado; tantos años pensando distinto, pero cobrando. Además ayudando en su desintegración de las formas más sutiles y camaleonicas. Ahora, se acuerda del 8M y la desfachatez de las mujeres izquierdistas, que increparon a las del » florido pensil nacional del IBEX 35″. La excusa, de mezclarse en la manifestación… Cuando el machismo vive dentro de sus jefes calabazas, y está demostrado… ¡ Hasta recogen los votos de VOX !. Unos subvencionados del capital y salidos de las mismas entrañas de FAES. Esto no es una crónica, es un insulto a la inteligencia… Llamar reaccionaría a la izquierda, lo hace usted de una forma cínica. Claro el progresismo está en PP y VOX y un poquito en su Ciutadans nazional… ¡ Una oda al tranfugismo demencial !.
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  2. migstor says

    Éste es, con mucho, el artículo más repugnante que he leído en CuartoPoder, con un discurso mendaz absolutamente idéntico al de la peor derecha e ignorante por completo de cualquiera de los valores no ya de una izquierda ideal o extrema, sino de la herencia emancipadora de la revolución francesa y los derechos humanos.
    ¿De dónde sale esta escoria intelectual?
    No hay regulación, es una desregulación de derechos humanos básicos y eliminación de barrerras para impedir la mercantilización de uno de los escasos espacios que aun quedan libres de tal asalto. Es comprar y vender niños, punto. Que se extienda, como otros atentados contra derechos , no lo justifica, más bien al contrario. También se extienden como la peste de expropiación de bienes comunes, la privatización de espacios públicos y la destrucción de regulaciones laborales. También la esclavitud fue generalizada y legal durante siglos y motor del sistema económico. No es moralismo ni santo oficio , sino defensa dfrente a ataques a derechos básicos. Acudir al «convertir en leyes los cambios sociales» es una falacia indigna. Primero porque hay cambios sociales a peor. Y segundo porque los peores de éstos son forzados por mercaderes en situación de privilegio para su propia agenda. Los vientres de alquiler son un ejemplo y no hay más que ver quiénes y con qué argumentos lo defienden.

    Vergüenza.
    No hay eufemismo como “regulación de la subrogación altruista” que repare esta argumentación tramposa y menos si se hace como pepito grillo de una supuesta izquierda «reformista». Deje esa basura a Rivera y sus acólitos. O a algunos de sus amigos del PSOE perfectamente intercambiables con aquellos. Algunos ya se han pasado a las claras a Ciudadanos. Le aconsejo ese camino y que sus fatwas las haga sin engaño. Ah, que ya no le hace falta; ya rascó lo suyo antes de jubilarse. Por cierto, si tiene la tentación de apelar a

    ¿Qué votó usted en la reforma laboral del PSOE de 2010? No hay más preguntas, ya se entiende el paño.

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