20S, la emergencia feminista-electoral del PSOE

  • "Una fecha controvertida y precipitada, no da margen a preparar las concentraciones de inicio de curso y parece querer saltarse otras citas del calendario"
  • "No es nuevo que colectivos afines al PSOE ya han venido ejerciendo esta dinámica de actuar por libre y saltarse los espacios colectivos"

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Paloma González, militante de Anticapitalistas

Hasta cuatro niños se han quedado huérfanos esta semana por culpa de la violencia machista. El lunes era detenido un hombre por asesinar a tiros a su mujer, suegra y cuñada en un pueblo de Galicia delante de sus dos hijos de 4 y 7 años. El martes, otro hombre mataba a puñaladas a su pareja en Madrid delante de sus hijas de 10 y 8 años. Unidos a los crímenes y agresiones machistas vividas durante el verano, no cabe duda de que las cifras alarman - si bien es cierto que de momento no se han superado las cifras de 2018, 47 asesinadas frente a 42 en lo que va de 2019- y acabar con este tipo de violencia es una cuestión urgente. La Plataforma feminista de Alicante así lo reivindicaba cuando lanzó unilateralmente el pasado agosto la convocatoria "emergencia feminista" que llamaba a una movilización a nivel estatal hoy, viernes 20 de septiembre.

Una fecha controvertida y en opinión de muchas precipitada, ya que además de no dar margen a la preparación de las concentraciones de inicio de curso, parece querer saltarse otras citas del calendario como el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro y el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Machista - 28 de septiembre y 25 de noviembre respectivamente -. A ello se suma que el 20S se inicia la semana de movilizaciones del movimiento ecologista para declarar la Emergencia climática con motivo de la cumbre que se celebra estos días en Nueva York para abordar la cuestión del calentamiento global.

El hecho de que unos colectivos pisen a otros - y digo pisar porque no ha habido diálogo entre ellos - ha llamado la atención entre dos luchas tan íntimamente conectadas por la defensa de la vida como la feminista y la ecologista, pero todavía es más llamativo el contenido del manifiesto.

“El Estado de emergencia se decreta en casos de perturbación de la paz de un Estado” reza el inicio del comunicado, pista evidente de que la convocatoria no nace del seno del movimiento autónomo sino de intereses de partidos de gobierno. Más adelante, también celebra que el Estado español posee “leyes pioneras en igualdad y en violencia de género”, además de alabar el recientemente firmado Pacto de Estado de Sánchez, aquel que nunca se aplicó, ni se dotó de presupuesto ni atendió las demandas que el movimiento feminista le trasladó.

La Plataforma cierra su proclama informando de que, ante esta situación, las mujeres han decretado por su cuenta el Estado de Emergencia “amparadas por la Constitución y la legislación”. Resulta evidente la clara contradicción que suponen estas afirmaciones con las reivindicaciones del movimiento feminista, para el cual la Constitución - aquella para la que pidió la abstención en 1978 por ignorar a las mujeres - requiere de cambios profundos, al igual que las leyes y, sobre todo, el sistema judicial, franquista y patriarcal que todavía las aplica. En conclusión, si en realidad los instrumentos son los adecuados, ¿para que nos manifestamos?

Las cientos de miles de mujeres que desde hace dos años se están coordinando en torno a asambleas del 8M como señalaba Nuria Alabao en Ctxt , han iniciado el curso divididas en torno a la pregunta de si apoyar o no esta convocatoria en los distintos territorios. Muchas de ellas como la de Madrid no han tenido siquiera tiempo de volver a reunirse una vez transcurrido el verano y poder debatirlo. Cada territorio y asamblea de barrio ha decidido finalmente en función de sus fuerzas y planteamientos, pero es seguro que no será una gran movilización como otras preparadas de manera colectiva como la del aborto de 2014 que acabó con Gallardón, el 7N de 2015 o los últimos dos 8 de marzo.

El que golpea primero, golpea dos veces, y esa parece ser la razón de que algunas asociaciones convoquen sin grandes consensos esta cita para agrupar fuerzas - las propias, ya que a la vez se desinfla el movimiento, con una convocatoria sesgada y poco multitudinaria - y posicionar agenda. Al fin y al cabo, hemos pasado un verano preelectoral en el que venía bien estar preparados para jugar las cartas. Además, no es nuevo que los colectivos afines al PSOE ya han venido ejerciendo esta dinámica de actuar por libre y saltarse los espacios colectivos en torno al tema del abolicionismo el curso pasado.

La violencia machista lastra nuestras vidas y es una gran preocupación dentro del repertorio de luchas del feminismo, pero si algo ha demostrado este es que las grandes movilizaciones que lo han puesto en el centro de los debates, se consiguen no desde la visceralidad - muchas veces teñida de pinceladas punitivistas - sino desde la autoorganización, la construcción de acuerdos y el debate calmado, únicos ingredientes capaces de articular el feminismo transformador que queremos.

La violencia machista solo se puede combatir desde medidas como la igualdad salarial y mejora de las pensiones - también para las empleadas del hogar -, la paralización de los desahucios, la sanidad gratuita y con perspectiva de género o la erradicación de las fronteras y CIEs, todas ellas omitidas, entre otras, en el ya más famoso de los programas de medidas del PSOE, ahora para el 10 de noviembre.

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