Las estadísticas no son tan frías: Muerte de civiles en Afganistán e Irak

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Gráfico de Iraq Body Count que muestra la evolución anual del número de civiles muertos desde el comienzo de la guerra hasta el pasado mes de febrero. / iraqbodycount.org

Reducir las muertes a números no es tan frío como parece. En los accidentes de tráfico, una tabla de Excel revela qué curva está mal diseñada o señalizada. Las diferencias regionales de la mortalidad por SIDA dibujan situaciones de injusticia social. En los casos de guerras como las de Afganistán o Irak, las estadísticas muestran lo que no quieren ver los estadistas: que la muerte de civiles inocentes no es un accidente, es lo propio de la guerra moderna.

La revista Science, en su última edición, publica un artículo apoyado en la base de datos de bajas civiles (CIVCAS) que elaboran las fuerzas de EEUU y de la ISAF, la coalición que lidera la OTAN en Afganistán. Son cifras de los militares, parte interesada, pero coinciden con las filtradas por Wikileaks el año pasado y no se conocían hasta ahora. Las bajas están clasificadas por meses, tipo de arma, lugar o si las causaron los talibanes o las fuerzas de la coalición. Con algo de imaginación, sumergirse en ellas es sumergirse en los espantos propios de la guerra.

Lo primero que revela CIVCAS es que la muerte de inocentes no deja de aumentar. En 2010 hubo un 19% más de civiles caídos que en 2009. Entre enero de ese año y diciembre de 2010, murieron 2.537 civiles y otros 5.594 resultaron heridos (la ONU dobla la primera cifra). En lo que va camino de convertirse en la guerra más larga en la que ha participado EEUU, sus fuerzas o las de sus aliados fueron responsables del 20% de estas bajas. Los militares muestran ufanos que su grado de responsabilidad es cada vez menor: los talibanes son los causantes del aumento en datos absolutos; como si a los civiles les importara quién les mata.

Uno de los objetivos de CIVCAS era tener una herramienta que midiera el impacto de nuevas estrategias en los daños colaterales. En esta base de datos se apoyan los militares para lidiar día  a día con las autoridades locales, la prensa y sus propios responsables políticos. Cuando se les interpela sobre ataques aéreos a poblaciones, la ISAF puede argumentar que sus bombas cometieron 64 errores mortales en 2010, lejos de los 177 de 2008.

Pero donde la estadística revela mejor el trágico absurdo de las guerras asimétricas es en el apartado de las Rules of Engagement (normas de enfrentamiento),  la operativa a seguir en los controles de carretera o checkpoints. La incomunicación entre los soldados y los civiles que se aproximan, sea andando o en un vehículo, ha sido la principal causa de muerte de civiles. " Aquí es donde, como soldado uno piensa de repente: Estoy a punto de morir , porque ese vehículo viene hacia aquí y va a explotar", explica a Science el teniente coronel George Wilson, supervisor de CIVCAS. Pero las muertes por gatillo fácil, como revela la base de datos, han disminuido a la mitad desde que en abril se aprobara unas nuevas normas de enfrentamiento. Ahora, los militares deben usar mecanismos como láser deslumbrante o disparos de paintball antes de recurrir a las balas de verdad.

En Irak, los datos cuantitativos son diferentes, pero no los cualitativos. Con una densidad de población mayor y altamente urbanizada, allí han muerto 92.614 civiles entre marzo de 2003 y el mismo mes de 2008, el periodo estudiado por el profesor Michael Spagat, del Royal Holloway de la Universidad de Londres y Madelyn Hsiao-Rei Hicks, del  from King’s College London. Usaron los datos del Iraq Body Count (IBC), la fuente más fiable sobre víctimas de la guerra en ese país. En su trabajo, publicado recientemente por la revista PLoS Medicine, las cifras mienten menos que los políticos. El 74% de las muertes fueron cometidas por desconocidos, nomenclatura que se da cuando no hay testigos o fuentes que señalen quién hizo los disparos. El resto se lo reparten casi a partes iguales las tropas de la coalición y los insurgentes. La mayor parte de aquellas bajas se debieron a ejecuciones extrajudiciales. El trabajo muestra que, a medida que aumenta el número de civiles caídos, también lo hace el de estos ajusticiamientos irregulares pero de forma desproporcionada. Para los autores, este fenómeno "puede indicar el desarrollo de un entorno de baja seguridad y mayor impunidad, que permite a los responsables incrementar el grado en el uso sistemático de las ejecuciones, una forma barata y asequible de violencia armada, para conseguir pagos, castigar, intimidar o hacer dinero".

Otro no tan frío dato es el de mujeres y niños muertos. Aunque son tan civiles como los hombres no combatientes, su muerte es especialmente inútil. Los investigadores elaboraron un índice para medir la suciedad de esta guerra (Woman and Child Dirty War Index o DWI), que relaciona la proporción de infantes y féminas muertas con las armas usadas. Con un índice de 17 sobre 100, se puede asegurar que la de Irak es una de las guerras más sucias e indiscriminadas que se han producido. Los ataques de origen desconocido con morteros, los coches bomba no suicidas y los ataques aéreos aliados son las principales armas contra mujeres y niños. Aquí, el mayor culpable, al menos hasta 2008, fueron las fuerzas de EEUU. Como explica el profesor Spagat, "el porcentaje de mujeres y niños muertos por fuerzas de la coalición no parece haber disminuido entre 2003 y 2008". Las cosas han mejorado algo desde entonces, pero con estos datos, quién necesita argumentos.

1 Comment
  1. celine says

    ¿De modo que las fuerzas armadas de los EEUU descubren ahora que las (¿inútiles?) muertes de civiles son objetivo primero de la guerra moderna? Pues van lentos. Ellas mismas -las USForce- se inflaron a matar civiles en Filipinas, en el cambio de los siglos XIX y XX, por ejemplo. Llevan larga tradición. Hace falta cinismo.

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