Los derechos humanos se la juegan en Silicon Valley

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Cabecera de la web de Sillicon Valley Human Rights.

Pocas veces en la historia de la Humanidad el ejercicio, defensa o vulneración de los derechos humanos ha dependido tanto de una herramienta como dependen hoy de la tecnología. Ni el dominio del fuego, ni la forja del hierro, la llegada de la pólvora o la de la energía atómica (tanto para uso civil como militar) han tenido el alcance simultáneo, global y decisivo que están teniendo las nuevas tecnologías. Tampoco nunca antes el destino de los hombres se decidía en una única zona del mundo como está ahora ocurriendo con el californiano Silicon Valley.

En la capital tecnológica del mundo se han reunido políticos, activistas y destacados representantes de buena parte de las empresas tecnológicas que nacieron en este valle. La Silicon Valley Human Rights Conference, celebrada esta semana en San Francisco, pretendía destacar los diferentes cruces de caminos entre la tecnología y los derechos humanos. En una serie de mesas redondas y conferencias se ha tratado el papel que las herramientas que se diseñan en esta parte del mundo afectan al resto del planeta: Aliento de las revueltas árabes pero también sistemas para su represión, censura en la red, colaboración de las empresas con los Gobiernos para esa censura, defensa de la privacidad o la libertad de expresión en Internet...

Imagen de Twitter de Brett Solomon.

"Las decisiones tomadas aquí en el Valle tienen un efecto tan extraordinario sobre la forma en que se ve y funciona el mundo. Pero nadie llegó a imaginar que estas herramientas serían catalizadores de las revoluciones o herramientas para mostrar la injusticia bajo los dictadores. Las tecnologías que se hacen aquí en el Valle, y en otros lugares del mundo, también se utilizan para permitir a los opresores silenciar, detener o controlar", decía en la conferencia de apertura Brett Solomon, director de Access, organización responsable de la conferencia y que sostiene que el ejercicio de los derechos humanos y la democracia dependen cada vez más de la tecnología e internet. Solomon rechaza el axioma de que la tecnología es neutral, que son los que la usan los que eligen hacer el bien o el mal. "Tenemos que ser conscientes, cuando se hacen las herramientas, desde la creación del chip a la escritura del código, pasando por el mantenimiento de la red, de sus implicaciones sobre los derechos humanos", añadió.

Esa supuesta neutralidad de la tecnología ha servido en el pasado. Rebecca MacKinnon, escritora, activista y miembro de la New America Foundation, recordó en su intervención la letra de una vieja canción satírica sobre Werner von Braun, el nazi alemán creador de las bombas volantes V2 y acogido por los EEUU para impulsar su programa atómico. La letra pone en boca de von Braun la siguiente frase: "Una vez que los cohetes están arriba, ¿a quién le importa donde van a caer? Ese no es mi negociado".

El problema es que esa visión sigue estando muy presente. "Mientras algunas empresas están haciendo grandes esfuerzos para proteger los derechos humanos, la mayoría no lo hacen", llegó a reconocer el director de Políticas Públicas de Google Bob Boorstin. La razón fundamental es la de siempre, el dinero. "Tienes que estar dispuesto a perder algo de dinero con el fin de proteger los derechos humanos. Y no muchas compañías están dispuestas a eso", comentó. En una soprendente, por sincera, intervención, Boorstin sostuvo que la idea de la Responsabilidad Social Corporativa, tan en boga estos días, le da una enorme pereza. "Sólo porque una empresa presente un reluciente informe cada año, no significa que estén haciendo algo", confesó.

Para el directivo de Google hay que diseñar las herramientas pensando ya en los derechos humanos, colocando al usuario en primer plano. Tambien recomienda a las compañías, empezando por la suya propia, ser transparentes, abiertos y reconocer y reparar los errores cometidos lo antes posible. "La confianza es la killer app", dijo en referencia a las aplicaciones que verdaderamente funcionan.

Sin embargo, Boorstin recordó que son los gobiernos los que peores usos pueden dar a la tecnología. "No son sólo los regímenes represivos, sino también los democráticos. Sabemos que más de 40 regímenes de todo el mundo están activamente bloqueando contenidos", recordó el mismo día que Google publicaba su Informe sobre Transparencia, que recoge las peticiones y órdenes cursadas por los gobernantes al buscador sobre usuarios de sus servicios o sus propios contenidos. EEUU encabezan el ránking de peticiones. Pero lo peor es la tendencia al alza. En España, por ejemplo, aumentaron un 28%. Por fortuna, Google no accede a todas ellas.

*Las intervenciones pueden verse en la página de la conferencia y en el canal CitizenTube de YouTube.

2 Comments
  1. Jonatan says

    Interesante. Aún recuerdo cuando nos alarmábamos por la privacidad arrebatada por las cámaras de TV callejeras…

  2. Mache Criado Acien says

    Ojala,las habilidades de los tecnologos puedan hacer mas fuertes defensores de los derechos humanos,en esta lucha desesperada ,desigual…contra los perpetradores de abusos a gran escala de los derechos humanos.La tecnologia puede ser desarrollo para prevenir atrocidades,interesante conferencia….

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