El suicidio del activista Aaron Swartz desata una cruzada contra el ‘copyright’ científico

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Aaron Swartz
Aaron Swartz, el pasado año, durante una conferencia-coloquio. / rememberaaronsw.com

El nombre de Aaron Swartz no le dirá nada a la mayoría. Pero si el cocreador de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, el profesor Lawrence Lessig, fundador de las licencias Creative Commons, o Peter Sunde, uno de los creadores de The Pirate Bay o la Fundación Wikimedia (Wikipedia) han sentido su muerte como una gran pérdida para una internet libre, mucho ha tenido que hacer antes de suicidarse. A los 26 años, Swartz había sido un precoz programador, un verdadero hacker y un activista de la circulación libre de la información. Hasta el Gobierno de Estados Unidos se había interesado por él, acusando de ser ladrón a quién sólo buscaba un mundo mejor. Ahora su muerte se ha vuelto contra él.

Cuando el autor de este post supo de la muerte de Swartz este fin de semana, su nombre y su cara le sonaban. Lo buscó en Google junto al suyo y el buscador le refrescó la memoria. Había escrito un artículo sobre el fallecido en Público en 2011. Fue entonces cuando descubrió que llevaba una década usando una tecnología (el RSS, que permite recibir las actualizaciones de una web de noticias o un blog) creada por Swartz cuando tenía 14 años. También aportó sus conocimientos de programación a la web Reddit, una especie de Menéame y de las más populares en Estados Unidos. Su venta al gigante editorial Condé Nast, le permitió despreocuparse del dinero y dedicarse al activismo.

A diferencia de otros genios de la tecnología, que ahora están entre los más ricos de la lista Forbes, Swartz puso sus ganas y saber al servicio del bien común. Ya antes del pelotazo, con apenas 16 años, colaboró con Lawrence Lessig en la parte técnica de las licencias de Creative Commons, una alternativa a las rígidas normas del copyright que permite la reutilización de contenidos creados por otros. cuartopoder.es, por ejemplo, usa una de ellas. Mezclando conciencia y conocimiento, en 2009 creó un pequeño programa para hacerse con los documentos de PACER, una base de datos del Gobierno estadounidense con toda las resoluciones judiciales del país. Para Swartz, era inmoral que una información pagada por los ciudadanos solo se pudiera obtener abonando 10 centavos por página. Aunque el FBI le investigó por aquello, nunca le acusaron formalmente.

Cuando sí lo hicieron fue en 2011. Esta vez, y en una historia digna de Hollywood, Swartz entró desde una cuenta del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés) en la base de datos de la JSTOR, uno de los principales repositorios de publicaciones científicas y también de pago. Primero lo hizo desde la WiFi de la universidad pero al final escondió su portátil en un armario y lo conectó a la red para conseguir el contenido de las más de 1.400 revistas científicas de la JSTOR. La policía de Boston lo cazó cuando se había descargado el 98% de los artículos. Tanto el MIT como la JSTOR lo denunciaron y la fiscalía pedía para él un millón de dólares de multa y una pena que le condenaría a pasar 35 años en la cárcel.

Con 16 años, Swartz paticipó en el lanzamiento de las licencias Creative Commons. Aquí aparece con su formulador, Lawrence Lessig. / Gohsuke Takama (Flickr)

"La muerte de Aaron no sólo es una tragedia personal. Es el producto de un sistema de justicia penal lleno de intimidación y abuso en la persecución", denunciaba la familia de Swartz en una declaración en una web que se ha convertido en homenaje. Aunque el hacktivista finalmente no difundió el material que consiguió y la JSTOR retiró la demanda, la fiscalía siguió adelante con el caso cuyo juicio iba a iniciarse en dos meses. Nadie sabe si su inminencia está detrás de su suicidio. Swartz, como el mismo reconocía en su blog, era tendente a la depresión y alguna vez había fantaseado con quitarse la vida. Pero su defensa había acabado con sus ahorros y, como escribe su exnovia en una conmovedora carta de despedida (en inglés), la investigación les destruyó.

Esa es la sensación que hay en la red. Desde que se supo del suicidio de Swartz, internet anda soliviantada. Una campaña de recogida de firmas pide al Gobierno de Obama que destituya a la fiscal del caso, Carmen Ortiz. Pero, en paralelo, ha surgido un movimiento que haría más feliz a este idealista. De forma espontánea, ayer, una investigadora del Banco Mundial y una doctoranda de la Universidad de Oxford propusieron en Twitter que el mejor homenaje que podría hacerse a Swartz sería pedir a los investigadores que publicaran o abrieron el acceso a sus artículos y trabajos científicos. Los resultados pueden seguirse en #pdftribute. En las últimas 24 horas, se ha publicado un tuit cada 10 segundos. Aunque es imposible saber por ahora cuántos artículos han sido liberados, la web creada ad hoc para recogerlo muestra centenares de referencias.

A Aaron Swartz, que un día escribió "no hay justicia en seguir leyes injustas", le habría gustado ver cómo lo más cerrado de la ciencia, como es el acceso a sus publicaciones, se abre a todo el mundo con su muerte.

4 Comments
  1. Ivan says

    Estados Unidos ME DA ASCO. Son una bazofia que creen que pueden controlarlo todo y a todos. Esas 9 familias que lo controlan todo desde la Reserva Federal creen que son intocables, y «a cada cerdo, le LLEGA SU SAN QUINTÍN». Son bazofia, así que… tiempo al tiempo. 1saludo.

  2. Carlos says

    Iván, es irónico que digas que EEUU te da asco cuando el propio Swartz es de allí. Estados Unidos, como cualquier sitio y cualquier grupo de gente, tiene cosas buenas y malas. Ellos simplemente tienen más poder y se les nota más.

    Y por cierto, es «San Martín»
    http://es.wikipedia.org/wiki/A_cada_cerdo_le_llega_su_San_Mart%C3%ADn

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