¿Están listas las fuerzas de Seguridad locales para controlar Irak? (II)

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Tres miembros de una unidad especial de la Policía iraquí, en su cuartel general de Tikrit.

Uno de los motivos que explican que el Ejército iraquí, otrora uno de los más cualificados de Oriente Próximo, esté en tan baja forma es que las tropas ya no son las que eran, literalmente. En 2003, el administrador impuesto por EEUU para Irak, Paul Bremer, ordenó la disolución de las fuerzas de Seguridad acusándolas de estar vinculadas al régimen de Sadam Husein. Un Ejército de más de un millón de soldados experimentados y entrenados quedó en el paro y el país quedó desprotegido. Entre los cometidos del Ejército norteamericano no figuraba defender a la población iraquí. 

Parte del antiguo Ejército se transformó en insurgencia para combatir a los ocupantes, mientras los ciudadanos se encontraron atenazados por una inseguridad rampante. A la anarquía se sumó el crimen organizado: secuestros, robos, asesinatos y ajustes de cuentas. En 2004, Bremer decidió organizar unas nuevas Fuerzas de Seguridad, recuperando a un puñado de ex oficiales a los que se consideró ‘limpios’ de vínculos con el Baaz pero, sobre todo, reclutando a nuevos uniformados. Fue la ocasión de oro de las milicias religiosas chiíes, las Brigadas Badr y el Ejército del Mahdi -que actuaban con total impunidad como lo hacían los peshmergas kurdos- para incorporarse de forma masiva a la Policía y al Ejército con una agenda que poco tenía que ver con la defensa nacional. 

La nueva Policía iraquí. (M.G.P.)
La policía local patrulla las calles de Baaquba.

En 2005 aquellos milicianos, de uniforme gracias a la vista gorda de Washington, se lanzaron de lleno a la guerra civil. Tras el atentado de Samarra, que exacerbó las tensiones entre chiíes y suníes –siempre latentes pero agravadas gracias a los atentados indiscriminados contra una y otra comunidad, de los que siempre se culpaba al contrario- ‘escuadrones de la muerte’ formados por policías o soldados se dedicaron a la limpieza étnica de suníes, quienes a su vez atacaban masivamente a sus conciudadanos chiíes y se unieron a los fanáticos de Al Qaeda para tratar de ganar la enésima guerra. El escándalo fue tal que, años después, el Gobierno iraquí tuvo que lanzar una campaña de saneamiento del ISF para expulsar a los milicianos. 

Cinco años después, la cuestión que se plantea es, ¿se ha acabado con la infiltración de milicias en las Fuerzas de Seguridad? La respuesta del general de la III División del Ejército norteamericano, a cargo de las tropas ocupantes en el norte de Irak, no es alentadora. “No se ha acabado, sigue habiendo infiltración. Creo que existe cierto porcentaje, pero también que las ISF son capaces de protegerse a sí mismas, y que cualquier intento de infiltración es combatido inmediatamente. La situación de 2005 no existe, hoy en día la situación es mucho mejor que entonces”. 

Abdullah Ejbarah, el día de la votación.

El diputado provincial de Salahadin Abdulla Ejbarah tampoco es optimista. “Hacen falta diez o 20 años para limpiar las fuerzas de Seguridad de milicias”. “Por supuesto que las milicias siguen en las ISF”, añade el general Issa Abed Mahmud. “Por eso necesitamos un Gobierno secular que las expulse y que trabaje por el bien nacional”. 

La infiltración de milicianos sectarios resulta tan grave como la falta de equipamiento y entrenamiento en sí. “Las ISF están casi preparadas”, admite el general Cucolo. “El Ejército está casi listo, pero la Policía, en determinadas zonas como Mosul, está por debajo del entrenamiento y del equipamiento que necesitan. Si nos podemos concentrar en mejorar la capacidad de la Policía lo conseguiremos. El problema está en las instituciones encargadas de proveer los medios, osea, que las unidades con las que trabajamos lo tienen difícil para conseguir piezas de recambio, combustible, munición… El sistema no está instalado para responder a las necesidades de las Fuerzas de Seguridad, y por eso me impresiona la determinación y la preparación del ISF”

Un agente de 13 años, armado con pistola. (M.G.P.)
Un niño de 12 años con uniforme y pistola.

No es ningún secreto para los mandos. “Ahora mismo, no estamos cualificados para hacernos cargo de la seguridad”, admite el coronel Salman, responsable del I Batallón de la 18 Brigada de la V División del Ejército iraquí. “No tenemos una fuerza aérea, ni suficientes armas… A Al Qaeda lo único que le asusta es la artillería aérea”, confía este mando destacado en Baaquba, donde sigue habiendo presencia de todas las milicias. Para el coronel Salman, el segundo problema que enfrentan sus hombres, de todas las sectas que habitan en Irak,  es que los políticos les dividan para sacar réditos. “Mientras esté EEUU aquí, será difícil que desintegren en ISF, pero luego veremos. En general, creo que las ISF son leales al Gobierno, más que a sus líderes religiosos o étnicos”. Además, Salman destaca la rivalidad entre los diferentes cuerpos de Seguridad, de ahí que confíe en que el acuerdo SOFA, firmado por Washington y Bagdad para legalizar la presencia de las tropas ocupantes y que marca la retirada, no se cumple de forma estricta si las circunstancias lo desaconsejan. “Según el SOFA, EEUU no se retirará si en el futuro consideramos que no estamos preparados. Siempre podemos pedir que se queden”. Los mandos americanos presentes en la reunión vuelven la cabeza. Confían en poder marcharse cuanto antes de Irak.

2 Comments
  1. mnicacano says

    Tendría que imprimir estos artículos y enseñárselos a cierta profesora de periodismo que afirma contundentemente que «EE.UU es la primera portencia mundial y que es la que trata de IMPONER LA PAZ a los demás». ¿Qué paz?

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