Cristianos: el eslabón más débil

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Uno de los coches envuelto en llamas tras el atentado de Alejandría en la Nochevieja. / freecopts.net

Hace quince años publiqué un artículo en el diario El Mundo bajo el título “Navidades amargas” describiendo el ambiente de tensión que se respiraba a las puertas de los templos cristianos en Istanbul. Antes de entrar a las iglesias había que atravesar cordones policiales que inspeccionaban bolsos y mochilas. Eran tiempos de amenazas de bombas y en los que desde el partido que actualmente gobierna Turquía surgían discursos radicales exigiendo derribar las murallas de Constantinopla porque eran una reminiscencia cristiana, dedicar la basílica de Santa Sofía al culto mahometano o levantar una gran mezquita en medio de la plaza de Taksim, la más moderna y europea de la antigua Bizancio.

Entonces, las amenazas se quedaron en eso, en amenazas, y el partido de Erdogán, cuando llegó al poder, se olvidó de propuestas que habrían puesto en peligro el turismo, la principal fuente de recursos de la ciudad. Quince años después, la amenaza de atentados contra los cristianos de Turquía o de cualquier otro país de Oriente Medio es, desgraciadamente, una trágica realidad que se ha cobrado decenas de vidas. La masacre en la iglesia copta de Alejandría el día de Nochevieja y las últimas oleadas de ataques a centros asirio-caldeos de Irak han dejado claro que Al Qaeda ha comenzado su anunciada ofensiva para acabar con la fe cristiana en toda la región, tal y como declaró a comienzos de noviembre.

El atentado de Alejandría no es, por lo tanto, un hecho aislado, como ha intentado explicar el Gobierno de Hosni Mubarak. La bomba estalló en la ciudad fundada por Alejandro Magno como podía haberlo hecho en Istanbul, Beirut, Damasco, Alepo o en cualquier otro lugar con una significativa presencia cristiana. Tampoco es cierto que sea la trágica consecuencia del enfrentamiento entre coptos y musulmanes egipcios porque las amenazas y los ataques de Al Qaeda se dirigen contra otros credos (se podrían poner muchos ejemplos, varios de ellos dentro del Islam) y contra objetivos no religiosos. Es cierto que en Egipto, y en cualquier otro país de Oriente Medio, siempre ha habido un latente choque entre la cultura cristiana y la musulmana, pero veinte siglos demuestran una convivencia que, no sin problemas, se ha mantenido hasta la actualidad.

Por ejemplo, en el propio Egipto, donde los cristianos representan el 10 por ciento de la población, ha habido otros momentos de tensión. Así son conocidos los continuos contenciosos por la construcción de nuevas iglesias, para las que se requiere una autorización del presidente del país mientras que para edificar una mezquita solamente se necesita un permiso municipal. Este agravio comparativo, basado en un decreto de 1856 de la época otomana, ha provocado este año problemas graves como el de Talbiya, donde la policía paralizó unas obras iniciadas legalmente mientras justo enfrente otro edificio en construcción era convertido en mezquita de la noche a la mañana.

Al fondo, la iglesia de Talbiya paralizada; a la derecha, el edificio convertido en mezquita. / freecopts.net

También ha sido especialmente polémica, provocando protestas callejeras, la sentencia judicial obligando a la Iglesia Copta a aceptar el divorcio, cuando este credo no acepta la separación matrimonial. Incluso se ha llegado a choques abiertos, pero nunca las jerarquías y los intelectuales coptos habían visto amenazada su existencia en el país como en la actualidad. Magdy Jalil, del Foro por un Oriente Medio en Libertad, explicaba recientemente que las amenazas yihadistas de ahora se parecen más a las que provocaron el genocidio armenio de 1915 en Turquía que a la campaña de los años 70, cuando los coptos fueron acusados de ser “la quinta columna” de Israel en el norte de África.

La auténtica trascendencia de lo que está ocurriendo en Irak y Egipto, e hipotéticamente también podría ocurrir en Siria, Irán, Líbano y Palestina, es que desde hace aproximadamente dos décadas en esta parte del mundo existe una pugna entre dos concepciones de Oriente Medio: una basada en el respeto a la diversidad no solo religiosa sino también cultural, étnica, social y política; y otra intolerante, hegemonista, monolítica y monocromática, basada en la destrucción  o anulación de la diferencia.

Los cristianos, en este sentido, no son el principal y mucho menos el único objetivo de la actual ofensiva terrorista sino, simplemente, el eslabón más débil de una cadena plural que está a punto de romperse. Por eso, defender a los coptos de Egipto o a los asirio-caldeos de Irak es una obligación que rebasa el ámbito estrictamente religioso para aquellos que crean posible un Oriente Medio de cooperación y convivencia entre culturas y religiones.

3 Comments
  1. mazapán says

    Hace poco ví una película de excelente calidad que trata sobre este tema de persecución a cristianos.
    «Des Hommes et des Dieux» de Xavier Beauvois trata de forma bella y sensible la persecución y posterior secuestro a una comunidad de cistercienses en Algeria, así como el proceso de incertidumbre y dudas que viven estos monjes hasta tomar la decisión de quedarse en su convento, continuando su vida, conviviendo y ayudando a la comunidad musulmana. La película se basa en una historia real sucedida en 1996.

  2. Manuel Martorell says

    Gracias por la información. No conocía esa película. Intentaré conseguirla. Manuel

  3. mazapán says

    He encontrado esta página:
    http://golem.es/dediosesyhombres/
    Según he leído, en Espana, se estrena el próximo viernes 16.
    Saludos

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