Viernes de ira y libertad en Egipto

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La policía lanza gases lacrimógenos contra los manifestantes, el jueves, en una avenida de Suez (Egipto). / Efe

[Actualización (14:45 horas) con los últimos acontecimientos en Egipto]

La jornada de ira y libertad amenaza con derribar el régimen de Hosni Mubarak en cuestión de horas. Centenares de miles de personas toman a estas horas las calles de El Cairo, Alejandría, Suez, Al Mansuriya, Ismailia y otras localidades egipcias al grito de "Abajo Mubarak", sin dejarse amedrentar por un masivo despligue policial que les está atacando con botes de humo, cañones de agua y balas de caucho. El régimen ha suspendido los servicios de telefonía móvil y la conexión a Internet está caída en prácticamente todo el país, para evitar que los organizadores, que se han servido de las redes sociales para lanzar su campaña de protestas, tuvieran éxito en la jornada de hoy. De nada les ha servido: miles de personas se encaminan hacia el palacio presidencial de El Cairo, y los primeros signos de que el régimen está asistiendo a sus últimas horas se multiplican: el más destacado, un grupo de policías antidisturbio ha rechazado las órdenes de atacar con gas lacrimógeno a los manifestantes en Alejandría. Mientras el opositor Mohamed ElBaradei ha quedado retenido junto a otros centenares de manifestantes en una mezquita por las fuerzas de Seguridad.

Hace ya más de siete meses, ElShaheed, el anónimo administrador del grupo de Facebook Kullum Khaled Said (Todos somos Khaled Said) y promotor de las primeras e ignoradas protestas egipcias, consideraba que aún quedaba tiempo para que esas incipientes manifestaciones desembocaran en un cambio político. “La sociedad aún no ha perdido el miedo”, decía en una larga entrevista realizada por e-mail. ElShaheed no confia en ningún otro medio para comunicarse con periodistas, ya que se expone a ser detenido por las autoridades. “La mayor parte de la gente está asustada porque el sistema egipcio está manejado por dictadores que usan su poder para controlarnos. Además, la mayoría de los egipcios ha perdido la esperanza. 'No hay ningún beneficio en lo que hacéis', es la frase más común que han colgado en mi página de Facebook”.

Estábamos en julio del año pasado, y las manifestaciones en protesta por el asesinato, a manos de la Policía, del joven Khaled Said habían actuado como revulsivo en Alejandría. La fotografía del joven de 28 años con la cara destrozada y las mentiras oficiales, que aseguraban que se había axfisiado ingiriendo drogas, así como la falsificación de la autopsia hicieron despertar a muchos, ElShaheed el primero. “Me horrorizó tanto ver la foto de Khaled, entendí que podía haberme pasado a mí. Al día siguiente, decidí crear el grupo en Facebook para unir a los jóvenes egipcios contra la brutalidad policial”.

Empezó con un puñado de amigos, semanas después ya alcanzaban los 150.000 fans; dos meses después de su apertura eran 210.000 y hoy son más de 415.000 los seguidores de Todos somos Khaled Said, uno de los agentes promotores de las formidables protestas que está viviendo Egipto. Increíbles para cualquiera que conozca el país de los faraones, en estado de emergencia desde hace tres décadas, donde los jóvenes -sobre todo en núcleos urbanos, bien formados y conscientes de la situación- no se lanzaban a las calles por miedo a la represión.

Khaled Said. / Facebook

Hasta que ElShaheed creó su página y las primeras protestas vieron la luz. “Para contornear la draconiana ley de emergencia que prohíbe las asambles públicas hemos encontrado una solución: miles de egipcios forman cadenas humanas ante los paseos marítimos o fluviales separados cinco metros los unos de los otros, en silencio o leyendo el Corán o la Biblia”, relataba en aquella entrevista. Así comenzaron, sin que nadie en el exterior se apercibiera. Seguramente ellos pusieron la semilla del cambio. Y el ejemplo tunecino la hizo germinar.

Ayer, ElShaheed trasladaba a cuartopoder.es su sorpresa por unos acontecimientos que considera históricos. "Hemos trabajado duro, pero no esperábamos estos resultados. Es increíble pero estamos haciendo Historia y lo que ocurrió el pasado día 25 de enero nunca será olvidado. Egipto nunca será la misma", decía en una conversación por correo electrónico. El desconocido promotor de las protestas no quería aventurar si esto es el final del régimen -"Nadie lo sabe, pero estamos trabajando para que las protestas crezcan. En algún momento, el Ejército interferirá y ya veremos qué ocurre"- pero sí consideró, esta vez, que el cambio está cerca.

Eso, a pesar de que el régimen está actuando contra Facebook y Twitter -”Un dirigente que teme a Facebook y Twitter sólo debería estar capacitado para dirigir Farmville”, ironiza mi amiga Aman- aunque en las últimas horas se ha desbloqueado facilitando que grupos como el de ElShaheed o Jóvenes del Seis de Abril sigan llamando a los egipcios a tomar las calles.

No hace falta que lo cuente ElShaheed: se trata de las protestas más importantes desde las revueltas del pan de 1977, algo inédito en el represivo contexto egipcio, alentado por Túnez pero también por las vidas de aquéllos que se han inmolado para despertar conciencias y fomentar un cambio: la larga docena de personas que se prendieron fuego, siguiendo el ejemplo del tunecino, desde que sus vecinos magrebíes lograran expulsar a su dictador. Comenzaron el pasado martes 25, con motivo del Día de la Policía, que conmemora el levantamiento de la policía egipcia contra los invasores británicos del mismo día del año 1952: es una fiesta nacional, sin trabajo ni clases, y la convocatoria fue realizada en el momento justo.

ElShaheed se indigna cuando le pregunto por el silencio internacional ante la hérculea hazaña de la juventud egipcia: levantarse contra toda la máquina represiva del régimen. "Nos importa una mierda. Nos da igual lo que piensen. Este es nuestro problema y lo vamos a resolver sin ayuda".

ElBaradei, rodeado de periodista, ayer jueves, a su llegada a El Cairo. / (Efe)

Quizás un signo esperanzador de que el cambio se avecina sea la prisa que le ha entrado a Mohamed ElBaradei, premio Nobel de la Paz y opositor egipcio, por regresar al país para unirse a los manifestantes. Otro signo menos halagüeño es que, según el grupo Facebook de ElShaheed, a los militares les han cancelado las vacaciones y están actualmente en estado de alerta. Ya se rumorea que pueda ser declarada la ley marcial. Eso, en Egipto, significa muchos muertos.

Pero ya están falleciendo jóvenes sin que ninguna voz occidental exija al régimen que respete el derecho a la protesta de los ciudadanos con el único lenguaje que entienden: la amenaza y las sanciones. En Suez, donde se están viviendo protestas duramente reprimidas por la policía, se ha conocido la muerte de tres manifestantes, aunque no se descarta que la cifra sea mucho mayor. En El Cairo, Alejandría e Ismailia, las detenciones se cuentan por cientos. El Centro Arabe para los Derechos Humanos exige la cabeza del ministro del Interior, Habib al Adli, por la salvaje represión de las manifestaciones y por las agresiones de los periodistas locales e internacionales que informan sobre los acontecimientos. No parece que eso vaya a disuadir al Gobierno de usar la violencia contra la exigencia de libertad. “Habrá una veloz y dura intervención de la policía para proteger la seguridad nacional”, advierte el primer ministro, Ahmed Nazif.

Del presidente, Hosni Mubarak, nada se sabe. Ni de su hijo Gamal, que pretende heredar el trono de Egipto. Es posible, como bromean algunos y fantasea la mayoría, esté dejando preparado su avión presidencial por si se ve obligado a correr la misma suerte que el tunecino Ben Ali. Como le debe estar ocurriendo a Ali Abdullah Saleh, el dictador yemení, cuyo pueblo comienza a perder el miedo y a protestar en las calles por decenas de miles. Parece que ElShaheed se equivocaba, y que el cambio está mucho más próximo de lo que todos creíamos hace unos meses.

5 Comments
  1. Mikail says

    Al Baradei no es más que el recambio americano para Egipto si finalmente tiene que sustituir a Mubarak. El problema para que la Revolución pueda cuajar en cualquier país árabe es la falta de liderazgo real en esas fuerzas que ansian esa Revolución. Desgraciadamente, me temo, que tanto en Túnez como en cualquier otro país donde pudiera ocurrir lo mismo, los políticos jugarán al desgaste contra las poblaciones alzadas, y al final, ellos se instalarán en los «nuevos regímenes» sin ningún rubor por la nuevas chaquetas que tubieran que estrenar unos, ni por los nuevos títulos de Sr. Ministro o Sr. diputado que otros, opositores domésticos hasta ahora, tengan que estrenar.
    Me temo que al final todo quedará igual, aunque con nuevas caras y tal vez nuevas estéticas, pero que los que mandan en esos países desde fuera seguirán haciéndolo, y las clases que desde el interior administraban ese poder, seguirán haciéndolo igualmente. Y los desheredados, los que estos días llenan las calles y en ellas dejan sus muertos, seguiran desheredados y olvidados por todos.
    Simplificando mucho, pero este es sitio para ello, esta es la gran diferencia entre el mundo sunni -historicamente aliado de los poderes- y el mundo shi’a -historicamente movimiento de resistencia-, mientras que el primero está desorganizado y atomizado, en el segundo siempre ha existido una estructura capaz de organizarse y servir a su comunidad aún en las circunstancias más adversas.

  2. Zaratustra says

    Que los tiranos alimenten a los cocodrilos

  3. Aguila says

    Mas de lo mismo , los idealistas seran los cadaveres y los radicales del Islam le impondran su nueva dictadura.

  4. Aguila says

    Ingenuidad total en Europa, todo esto traera un grado maximo de desestabilizacion y Europa sera el primero en sufrir las consecuencias, de momento en el precio de la gasolina. Si se instauran islamistas radicales en esos países el panorama para Occidente no será nada halagador. Asi europeos dejen la euforia revolucionaria que la cosa no esta para fiestas.

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